La trilogía de la venganza junto a esa apostilla que es el episodio de Three Extremes suponen un listón muy alto en la obra de cualquier autor. Puede que Park Chan-wook, consciente de la dificultad de superar la excelencia de sus anteriores trabajos se haya decidido por una obra sencilla en su aspecto narrativo, por una historia moral de comprensión y apoyo entre personas, aunque (o, quizás, por eso) éstas pertenezcan al grupo de los olvidados, de los desahuciados.
¿Es I’m a cyborg, but that’s O.K. (Saibogujiman kwenchana) una película juvenil? ¿Hay límites en cuestión de géneros en el cine oriental que haga que debamos desdeñar alguna película por su temática? ¿Debemos hacerlo con I’m a cyborg, o sólo por comparación de ésta con sus precedentes, Lady Vengeance y Old Boy?
Tal vez lo que se le pueda recriminar a la película de Park sea sus excesivas reminiscencias de otras películas. Es inevitable que una película que trate sobre internos en un sanatorio mental no nos recuerde inmediatamente a otras como Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos Forman, Doce Monos de Terry Gilliam o Pikunikku (Picnic) de Shunji Iwai, aunque la relación con esta última sea mayor, por proximidad espacial y temporal. Lo que tiene de peculiar I’m a cyborg, es la dislocación realidad-ficción mezclando la subjetividad del punto de vista de la chica que cree ser un cyborg y la realidad, un tanto edulcorada y fantasiosa, de un sanatorio mental y de sus tratamientos.
El elemento predominante en la película es una especie de romanticismo fantástico que en cierta manera le quita pretensiones a la película. No es, como las anteriores películas de Park Chan-wook, una película que invite a la reflexión, es simplemente un bello cuento sin más. Formalmente perfecto, eso sí.
¿Es I’m a cyborg, but that’s O.K. (Saibogujiman kwenchana) una película juvenil? ¿Hay límites en cuestión de géneros en el cine oriental que haga que debamos desdeñar alguna película por su temática? ¿Debemos hacerlo con I’m a cyborg, o sólo por comparación de ésta con sus precedentes, Lady Vengeance y Old Boy?
Tal vez lo que se le pueda recriminar a la película de Park sea sus excesivas reminiscencias de otras películas. Es inevitable que una película que trate sobre internos en un sanatorio mental no nos recuerde inmediatamente a otras como Alguien voló sobre el nido del cuco, de Milos Forman, Doce Monos de Terry Gilliam o Pikunikku (Picnic) de Shunji Iwai, aunque la relación con esta última sea mayor, por proximidad espacial y temporal. Lo que tiene de peculiar I’m a cyborg, es la dislocación realidad-ficción mezclando la subjetividad del punto de vista de la chica que cree ser un cyborg y la realidad, un tanto edulcorada y fantasiosa, de un sanatorio mental y de sus tratamientos.
El elemento predominante en la película es una especie de romanticismo fantástico que en cierta manera le quita pretensiones a la película. No es, como las anteriores películas de Park Chan-wook, una película que invite a la reflexión, es simplemente un bello cuento sin más. Formalmente perfecto, eso sí.
1 comentario:
Acabo de ver, cortesias downloables de la vida, la nueva película de Kitano. No se si Park estará en esta onda pero Kitano está en el Olimpo. Y no va a regresar.
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