Según apuntan los especialistas en pintura muchas obras de Georgia O'Keeffe tienen un efecto abstracto sin que el tema sea tratado de esa forma. Por ejemplo, dentro de la temática floral, el cuadro Iris negro, en donde los detalles de la flor se van agrandado hasta el punto de que ésta resulta irreconocible y sorprendente.
En 1882 se recopilarón bajo el título de Las nuevas Mil y una noche varios cuentos escritos por Robert Louis Stevenson publicados con anterioridad en The London Magazine. Al parecer no todos los cuentos publicados en la revista fueron editados en los volúmenes que nosotros conocemos como El club de los suicidas y El diamante del Rajá. Las aventuras del príncipe Florizel de Bohemia se inician con la Historia del joven de las tartas de crema en las que es presentado el personaje:
"Durante su residencia en Londres, el eminente príncipe Florizel de Bohemia se ganó el afecto de todas las clases sociales por la seducción de sus maneras y por una generosidad bien entendida. Era un hombre notable, por lo que se conocía de él, que no era en verdad sino una pequeña parte de lo que verdaderamente hizo. Aunque de temperamento sosegado en circunstancias normales, y habituado a tomarse la vida con tanta filosofía como un campesino, el príncipe de Bohemia no carecía de afición por maneras de vida más aventuradas y excéntricas que aquella a la que por nacimiento estaba destinado".
(El club de los suicidas, R. L. Stevenson, traducción de Luis Loayza para Alianza Ed.)
En MUNDOLECTURA podéis encontrar todos los relatos de El club de los suicidas.
La cuestión es que en esta aventura se describe una especie de club secreto que, previo pago de cierta suma de dinero, ayuda a quienes queriendo suicidarse no tienen valor para hacerlo. En un curioso sorteo se reparten naipes hasta que aparecen el As de espadas, que designará al agraciado que encontrará la muerte esa noche, y el As de Bastos, que será el que señalará al brazo ejecutor. En las condiciones en las que los miembros del Club de los suicidas aceptan esas normas, todos vacilan a la hora de atentar contra su vida pero a ninguno de ellos, con la esperanza de que en el futuro se actue de la misma manera contra ellos, le tiembla el brazo a la hora de ejecutar a sus semejantes. El principe Florizel desbarata los "siniestros" planes de la organización. Pero tengo la sensación, y me ocurre con gran parte de la literatura victoriana, que los motivos tienden a ser algo hipócritas. El Club de los suicidas está compuesto por personas que escogen libremente esa forma de terminar con sus vidas. Lo execrable en todo caso es el beneficio económico que se deriva de ello. Sin embargo los motivos para acabar con la organización son de tipo "moral"; no escandaliza el beneficio del organizador, sino que los miembros del club consigan su deseo libre de acabar con su vida. La primacía de la sociedad sobre los intereses del individuo.
La Sociedad de Simpatizantes de la Noche del Iris Negro de Port del Vent que describe Vila-Matas es todo lo contrario: Un grupo de personas libres que escogen terminar con su vida de la forma más agradable posible, recogiendo el espíritu de los filósofos helénicos y romanos, época en la que el suicidio era más una cuestión de honor que demostraba grandeza y serenidad que la aberración punible que el cristianismo ha querido imponer. De nuevo se trata de la sociedad contra el individuo: Uno de los miembros de la Noche del Iris Negro reposa extramuros del cementerio.
Ahora bien, el texto de Vila-Matas habla sobre los vivos, sobre los que no se atrevieron a dar el paso, sobre aquellos que ven el final cerca y sobre los que ya no esperan más de la vida. Port del Vent es el fin del mundo. Ese lugar de la Costa Brava donde el viento enloquece a las personas y las impulsa a buscar los acantilados donde rompen furiosas las olas.
Pero antes hay que pasar la última noche entre amigos, hablando sobre temas que enaltecen la amistad y el amor a la filosofía.
Después...
El narrador de Las noches del Iris Negro es un futbolista retirado con unas raras "inquietudes intelectuales". Es inevitable no relacionarlo con Herrera, el futbolista intelectual que junto a Buba y Acevedo era la tripleta goleadora del relato de Bolaño, Buba. Relato en el que, ¿casualmente?, aparece en la alineación del equipo un tal Pepito Vila.
C.D.M.S.S.C.
1 comentario:
Paso por aquí, Señor Portnoy, para dejarle constancia de mi fidelidad y admiración.
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