28/11/06

Putas asesinas VI: Prefiguración de Lalo Cura , de Roberto Bolaño

Antes de que acabara el año 1993 (...) Lalo Cura (...) y sus dos funestos colegas trabajaban protegiendo cada día a la mujer de Pedro Rengifo, a quien Lalo sólo había visto una vez y de lejos. (...) eran llamados los guardaespaldas de los chamacos, de la misma manera que él y sus dos compañeros eran llamados los guardaespaldas de la señora, todos de categoría inferior a los tres que cuidaban a Pedro Rengifo, que eran llamados los guardaespaldas del jefe o los guaruras del jefe, denotando así una jerarquía no sólo de sueldo y funciones sino también de valor personal, de arrojo, de desprecio por la propia vida.

2666, Roberto Bolaño.


Hace algún tiempo hablé sobre Prefiguración de Lalo Cura.

“¿El Lalo Cura de Prefiguración es el mismo que aparece en 2666 ? Mientras que en Prefiguración el relato es en primera persona, en 2666 su historia le aparece a Lalo cuando " semidormido, varado entre el sueño y la vigilia, escuchaba o recordaba voces que le hablaban de su familia, el árbol genealógico que se remontaba hasta 1865"
¿Es una ensoñación frente a una realidad (Lalo Cura, hijo de una actriz porno, asesino a sueldo y policía) ? ¿O este nuevo giro de la historia en el que la sombra de «dos estudiantes del DF perdidos en el desierto en 1976» busca una unión poética entre Los detectives salvajes y 2666 ?”

No hay que despreciar ningún detalle cuando se trata de analizar cualquier tipo de relato. El principal del que concierne a Lalo Cura está en el mismo título: “Prefiguración”, es decir “representación anticipada de algo”.
Aventuraría que Lalo Cura es un nombre que precisa un personaje, es decir que antes que como entidad ficticia, Lalo Cura existió (en la cabeza de Bolaño o donde quiera que esas cosas existan) como nombre:

Olegario Cura Expósito, dijo. Sí, señor, dijo el muchacho. ¿Y tus amigos cómo te llaman? Lalo, dijo el muchacho. ¿Lalo? Sí, señor.
¿Lo has oído, Epifanio? Lo he oído, dijo Epifanio, que no podía dejar de pensar en el coyote. ¿Lalo Cura?, dijo el jefe de policía.
Sí, señor, dijo el muchacho. Es una vacilada, ¿verdad? No, señor, así me dicen mis amigos, dijo el muchacho. ¿Lo has oído, Epifanio?, dijo el jefe de policía. Pues sí, lo he oído, dijo Epifanio. Se llama Lalo Cura, dijo el jefe de policía, y se echó a reír. Lalo Cura, Lalo Cura, ¿lo captas? Pues sí, está claro, dijo Epifanio, y también se rió. Al poco rato los tres se pusieron a reír.
2666, Roberto Bolaño


Pero aunque Prefiguración fuese un esbozo del personaje de Lalo Cura, al menos en lo que concierne a sus orígenes y a cierta coherencia cronológica que permitiría que el personaje fuese el mismoque aparece en 2666, hay que reconocer que Lalo Cura no es el eje central del relato.
Prefiguración de Lalo Cura es un sórdido relato en el que el mundo del crimen se mezcla con la realización de películas pornográficas, con la peculiaridad que éstas aparecen como lo más digno de todo cuanto aparece narrado.
Si en Días de 1978 B explicaba el argumento de Andrei Rublev de Tarkowsky despojando la película de su impacto visual reduciéndola a su componente narrativa, aquí Bolaño realiza un ejercicio inverso ya que la narrativa inherente al cine pornográfico sigue unos esquemas bastante limitados y su iconografía se podría considerar entre "clásica" y "repetitiva". Pero Bolaño consigue destacar detalles que elevan las cintas que el director alemán dirigía a fenómenos surrealistas :

Hecatombe: Una película sobre las convulsiones del espíritu. Desde la cárcel un santo recuerda las noches de plenitud y jodienda.
(...)
Kundalini : El ganadero muerto abre los ojos. Se incorpora y sale del ataúd ante el horror y la estupefacción de familiares y amigos. Cubierta por el toro y por el cóndor, Connie pronuncia la palabra Kundalini. Las vacas huyen de los establos
(...)
Impluvio: Aún encadenada, Mónica cierra los ojos y parece dormirse. Sueña con las máscaras, las narices de látex, los pellejos viejos que apenas contienen el aire que respiran, tan animosos, sin embargo, en su cometido. Pellejos sobrenaturales vaciados de todo lo esencial.
(...)
Barquero: Por las ruinas uno podría creer que se trata de la vida en Latinoamérica después de la Tercera Guerra Mundial. Las chicas recorren basureros y caminos despoblados (...). Los hombres disfrazan a las mujeres de gallinas y después de pasarlas por el aro se las comen en medio de un banquete nimbado de plumas. (...) La cámara se coloca detrás de él y el espectador puede ver qué cartas lleva. Los naipes están en blanco. Sobre los cadáveres de todos ellos aparecen los títulos de crédito. Tres segundos antes del final el río cambia de color, se tiñe de negro azabache.

Tanto las películas descritas como el relato comparten ese aire surrealista que Bolaño sabía dar a muchas de sus obras, como demostró en Monsieur Pain.
Pero tal vez no sea ese tampoco el aspecto más significativo literariamente de Prefiguración de Lalo Cura.
Creo, como ya hemos visto con anterioridad, que lo más relevante es de nuevo el narrador, el propio Lalo Cura, y de que forma el autor, Bolaño, consigue hacernos olvidar que es un relato en primera persona, y de que forma consigue que nos demos cuenta cada poco:

Un gran actor desperdiciado por la vida, por nuestra vida, amiguitos

Ese siniestro “amiguitos” que emplea también al final del relato, nos recuerda que él “ha mandado matar” y que, a través de todo el entramado de películas actores y actrices, hay una violencia soterrada que no debemos olvidar.
En este relato el mundo se contempla con los ojos de un artista que espera que alguien se atreva a llamarle hijo de puta.
En Prefiguración se entremezclan (o se contraponen) lo poético con lo sórdido. Creo que hay pocos relatos de Bolaño tan líricos como éste y que exploren con tanta crudeza la naturaleza humana.
Y, mérito del autor, el que un personaje negativo dirija la narración no se vuelve contra el relato. Lo magnifica.

9 comentarios:

Javier Moreno dijo...

"Y, mérito del autor, el que un personaje negativo dirija la narración no se vuelve contra el relato. Lo magnifica."

Bueno, pero personajes negativos dirigiendo narraciones "exitosas" no es algo tan fuera de lo común, ¿o sí? Uno creería que desde Lolita ese tipo de cosas ya no son tan meritorias. :)

Este es mi cuento favorito de ese libro, creo.

Portnoy dijo...

Lolita, La conciencia de Zeno, Pálido fuego, Zombi... los personajes negativos (y habría que discutir la naturaleza de la negatividad o de su amoralidad) hacen que las narraciones estén siempre en el límite. El autor debe hacer filigranas para que el lector no rechace el relato... de ahí la zalamería remilgada de Humbert y su "señoras y señores"... ¡Magistral!

ya sabía que era uno de tus favoritos. Me lo chivó Jaime Molano.
;-)

Anónimo dijo...

Recuerdo que cuando estaba leyendo 2666, me di cuenta de ese error y de que la cosmogonía del personaje no era la misma.
Una cosa: no creo que ese sea el mejor cuento del libro. Creo que ese cuento Bolaño lo escribió con mucha anterioridad a los Detectives y sus grandes cuentos.
Un dato: en Guero, la canción de Beck, se escucha un mexicano que vocea La locura, y cada vez que ogio esa parte pienso en bolaño y en lo vivo que está ese forajido.

Anónimo dijo...

Al haber leído “2666” antes que “Putas asesinas”, el encontrarme con el personaje de Lalo Cura no fue para mí ninguna prefiguración. En este caso, aparte de personaje, es narrador, un narrador en primera persona que se pasa la mayor parte del relato hablando de las películas pornográficas en las que participaba su madre. Coincido contigo, Portnoy, en que es un relato en que se explora con crudeza la naturaleza humana, lo que ya no aprecio tanto es ese lirismo que tú resaltas y que yo apenas vislumbro. No, no me gusta este cuento de Roberto Bolaño.

Un saludo.

Portnoy dijo...

Me pasó lo mismo, llegué a Prefiguración cuando el personaje ya era una "realidad" surgida de 2666... además uno de los personajes más consistentes de la novela... bueno, todos, 2666 es una historia de historias con muchos y grandes personajes.
Busqué la canción, Frank... ;-)
El lirismo, Fuca, lo encuentro precisamente en esas descripciones de escenas surrealistas en películas pornográficas, en la forma en que esas escenas son descritas. La desolación que Bolaño plasmó en los anteriores relatos, ese ambiente, se aprecian en Prefiguración como pinceladas escondidas en escenas imposibles. El cine pornográfico es directo y no pierde el tiempo rellenando transiciones ni componiendo narraciones consecuentes. Bolaño inventa un mundo lírico en torno a la realización sórdida del cine pornográfico.
Tenéis razón, no es de los mejores cuentos de Bolaño.

Anónimo dijo...

El relato no me ha gustado demasiado, aunque ofrece detalles interesantes. Creo que por primera vez (en lo que va de libro) nos encontramos con un personaje protagonista cuya vida difiere de los protagonistas de relatos anteriores, y que nada tiene en común con la del propio autor (aquí la paradoja autor-narrador no se produce).
La impresión que me queda es que Bolaño le podría haber sacado más partido al relato. Abusa de las sinopsis sobre las películas, que llegan a hacerse cansinas, y en cambio, no profundiza en los personajes. El relato en sí también carece de la tensión narrativa de los anteriores.
No sé por qué, pero este relato me ha hecho recordar aquellas películas truculentas de Jesús Franco.

Portnoy dijo...

Hombre, Valdecuélabre, eso que dices sobre Jesús Franco es interesante en la medida en que existe bastante relación entre el cine y la obra de Bolaño. Hay por ahí un comentario en torno a Llamadas telefónicas que relaciona un relato de Bolaño con los personajes de Pulp Fiction. Las descripciones de películas, reales e imaginarias, también aparecen en Putas asesinas. Tal vez habrá que profundizar más en la cuestión.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Todo un proceso de decantación, al que contribuyes post a post.

Portnoy, me inquietan estos personajes, de alguna extraña manera, es como si fuera otro Bolaño...
o lo que pasa, es que el escritor buscaba aún ser como quien no se preocupa mucho por eso...

Portnoy dijo...

Supongo, Rain, que un escritor nunca puede librarse de sí mismo. Escribir como si se fuese otro, es lo que se pretende, pero siempre es el mismo quien escribe.
Puede que Lalo Cura esté cercano a Bolaño, a Belano o a B o al narrador que les cuenta. En el siguiente relato el narrador está lejos de Bolaño... ¿será por eso que fracasa?
No sé. Un saludo y gracias por tu comentario.