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12/5/13

Kotoko, de Shinya Tsukamoto

Una de las características recurrentes de las películas dirigidas por Shinya Tsukamoto es cierta dicotomía en la realidad que nos muestra. Los personajes, y de alguna manera los espectadores, no son del todo conscientes de la realidad que los envuelve. Así "Akumu tantei" (Nightmare detective o Entre los sueños y la muerte) en el que un psico-killer, y su perseguidor, pueden introducirse en los sueños de las víctimas del primero; "Sôseiji" (Gemini), basado en un relato de Edogawa Rampo, en el que la duplicación del personaje principal confunde al espectador; Vital, en el que la obsesiva descripción de los detalles más íntimos de un cadáver por un estudiante de medicina trastornado se tornará en su contra; Haze, un corto magistral y claustrofóbico cuyo final nos devuelve a una realidad aún más angustiosa; incluso "Rokugatsu no hebi" (A snake of june), en la que el sexo y sus límites sociales llevan a la confusión entre la fantasía enfermiza y la consumación de los deseos.
Kotoko sigue esa línea. En las primeras escenas la protagonista confiesa que en ocasiones ve a las personas duplicadas y que no puede distinguir la persona real de la imaginaria. Cuando eso ocurre Kotoko cree o es atacada por la persona real o por la imaginaria. Todo esto nos es narrado por la voz en off de Kotoko, la cual, como queda claro desde el inicio, es una narradora infidente, incapaz de distinguir realidad de ficción. La cosa se complica cuando descubrimos que Kotoko tiene un bebé.


 


Tsukamoto rompe con los convenios no escritos cinematográficos que partiendo de Hollywood impregnan toda cinematografía. Uno de esos acuerdos es que en pantalla no se mostrará el sufrimiento y el dolor de un niño. Descubrir que Kotoko, una persona que no oculta en su autodescripción ser totalmente inestable, tiene un hijo pequeño, crea un ambiente inquietante y condenado al desastre en el que no sabemos como Tsukamoto va a torturarnos. Si el personaje está emocionalmente destrozado el espectador debe sumirse en un continuo estado de angustia. No hay otra forma, según Tsukamoto, de comprender una mente enferma. Si en Haze todo era en cierta manera “representación” de lo que siente un enajenado, en Kotoko se convierte en una angustiosa realidad, pero que se nos va desmintiendo paso a paso. No se trata tanto de distinguir dentro de la historia qué es real de qué no lo es. Se trata de que desde la perspectiva de Kotoko todos los acontecimientos, hasta su revelación como ficción, son absolutamente reales. Y lo son también para el espectador, aunque éste pueda tener el colchón de pensar que aquello que ha visto es una ficción de una enferma, aunque Tsukamoto ha sido capaz de transmitir la realidad, que sigue siendo verídica para el personaje aunque sea consciente de irrealidad de la realidad.


 

Pero el espectador, nos dice Tsukamoto, no puede salir indemne de esta proyección de la percepción subjetiva de Kotoko. Por eso él mismo se ofrece como sacrificio, dispuesto a recibir los golpes por nosotros para mostrarnos el dolor de la realidad de su personaje, la autenticidad dolorosa de la angustiosa existencia de Kotoko, la necesidad de la automutilación (del personaje, sí, pero también del director, convertido en la película en un escritor de éxito) para sentirse viva. Kotoko solo puede ser consciente de su existencia a través del dolor. El espectador, en consecuencia, debe sufrir, aunque su sufrimiento no es más que un pálido reflejo del de Kotoko.
Entonces el personaje, en su ficción, tiene una concepción más intensa y dolorosa de la existencia que los espectadores, seres reales.


18/3/11

Outrage (Autoreiji, 2010), de Takeshi Kitano

No voy a comentar nada sobre Outrage .




No quiero repetirme con lo dicho respecto a Haruki Murakami y su 1Q84. También hay anunciada una segunda parte de Outrage. Y puesto que su personaje muere (¡ay!, perdón) en la primera, supongo que Outrage se convertirá en una especie de franquicia de su productora, Office- Kitano.
Las similitudes no se acaban ahí. Tal vez mi memoria me falle, pero mientras veía Outrage recordaba Election de Johnnie To (que también tiene segunda parte)
Hay que tener en cuenta que Outrage formalmente es perfecta, pero carece del espíritu que ha sabido impregnar Kitano a su filmografía. Sus últimas películas Takeshis', Kantoku Banzai y Akiresu to kame presagiaban, en su vuelta a la temática de yakuzas, una película menos fría y convencional.

22/7/10

Summer Wars, de Mamoru Hosoda

¿Cómo no comentar una película en la que aparece un conejo? (y, además, tan carismático como ¡King Kazma!



Summer Wars es la segunda colaboración del director Mamoru Hosoda con el guionista Satoko Okudera, después de The Girl Who Leapt Through Time. Son dos excelentes películas de animación.

Un virus informático se introduce en la comunidad virtual de OZ empezando a desmontarla lo cual afecta a la realidad, completamente imbricada en la red OZ. La historia se centra en la relación entre los personajes que intentan evitar el colapso informático total, un joven matemático y la familia de su amiga, descendientes de una poderosa familia. La cuidadosa mezcla entre las relaciones humanas y lo fantástico, como ya ocurría en The Girl Who Leapt Through Time, en la que el salto en el tiempo se mezclaba con una historia sentimental, es lo que aporta mayor interés a la película.

Pero, en fin, es de animación, es fantástica… cosa de niños, dirán algunos.



Luego está el tema de las cartas, fundamental en la película



La baraja Hanafuda ("juego de las flores") sustituyó a la baraja europea de 48 cartas llevada por los portugueses. Las cartas europeas, debido a las apuestas, fueron prohibidos en Japón y fueron sustituidas por otras con diversas ilustraciones. En 1889 se fundó Nintendo dedicándose a la fabricación manual de barajas Hanafuda. El éxito de la empresa Nintendo se basa en la aceptación que tuvieron sus cartas entre los Yakuza y a que en 1950 cerró un trato con Disney para comercializar en Japón cartas con imágenes de los personajes de la compañía estadounidense. Luego llegó Súper Mario. La historia es tan consecuente que no puede más que formar parte de El Plan.
Un día tengo que subir mi avatar enojado de la Wii.
Koi, koi.

Hay un Plan. Que Disney está detrás de él quedo claro hace tiempo. Su relación con Nintendo hace que debamos replantearnos algunas cosas. Pero, claro, introducen en la película un conejo y yo me rindo admirado.



Ya pensaremos en El Plan en otra ocasión.

- Tienes que proteger a otros para protegerte.
- ¿Ese es el lema de Fuerzas de Autodefensa?
- No... Es una línea de "Los Siete Samurai".

15/7/10

Air doll (2009), de Hirokazu Kore-eda

-El Triángulo de Invierno. No me hagas repetirlo. ¿No las recuerdas? Esa es Sirio. Proción. Betelgeuse.



Tuve la sensación extraña viendo Air doll de Hirokazu Kore-eda de que la película era una especie de reescritura de Blade Runner. Por la velada referencia a Orión, tal vez. Pero también empiezo a estar un poco mosqueado al ver oculta (o no tanto) detrás de cada película de Kore-eda otra de distinta procedencia. Si Aruitemo, Aruitemo era una revisión-homenaje de un clásico como Tokio Monogatari o tras Hana se escondía una lectura de lo que no se explica en las películas de samurais, empiezo a preguntarme si buscar referentes no será un error, una desviación, una manía o ganas de incordiar por mi parte.
De todas formas habría que preguntar al autor del manga original si subyace el tema de Blade Runner o es un aporte del director.

En Air Doll una muñeca hinchable cobra vida.

Bryant: La cuarta pellejuda es Pris; un modelo básico de placer. Un ítem estándar para los clubs militares de las colonias del exterior. Fueron diseñados como copias de seres humanos en todos los sentidos, excepto en sus emociones. Pero, los diseñadores creen que, al cabo de unos años, pueden desarrollar sus propias respuestas emocionales; odio, amor, miedo, cólera, envidia... Por eso les dotaron con un dispositivo de seguridad.
Deckard: ¿Cuál es?
Bryant: Cuatro años de vida.




Pero hay más similitudes. Priss, la Nexus 6 “modelo básico de placer” es una atleta. La muñeca puede flotar. Además, en cierto momento de la película, Nozomi, la muñeca hinchable, busca a su hacedor, el lugar del que procede, a ver si él puede explicar la adquisición de un alma por parte de un objeto inanimado y cuál será su destino.

Roy Batty visitando a Tyrrell


Y también una escena que recuerda al beso de Roy a su creador (“Nothing the God of biomechanics wouldn't let you into heaven for”)




Nozomi es el pretexto narrativo que explora la soledad. Kore-eda construye, centrándose en la muñeca que cobra vida, una película coral como ya hiciera en After Life, Distance o Hana, pero con la peculiaridad de que los personajes apenas interaccionan entre ellos. Es una película coral de células aisladas que van siendo consumidas por la soledad. Así, el vacío de Nozomi relleno con aire, es comparable con el vacío de unas vidas solitarias, solo que, en el contexto de aprendizaje, ingenuidad e ignorancia de la muñeca, esa similitud, esa metáfora, conduce al error.



-Estamos vacíos...
-Yo también... estoy vacía...
-¡Menuda coincidencia! Yo estoy igual que tú. Totalmente vacío.
-Me pregunto... si hay más gente así.
-En la actualidad, todo el mundo.
-¿Todos?
-Sí, especialmente, quienes viven en ciudades así. No eres la única.



Quizás Air Doll no sea una de las mejores películas de Kore-eda, será considerada como una rareza (más) de su filmografía. Creo que no acaba de conseguir la intensidad dramática necesaria para plasmar esa soledad mortal que amenaza a cada individuo. La misma naturaleza artificial del personaje principal, la actriz Doona Bae soporta todo el peso de la película, lastra en cierta manera el ritmo emocional.
En fin… hagamos como si no la hubiésemos visto.



Bonus track:

Le robo a Elena su imagen del agua como separador para aprovechar y, ya que hablamos de Blade Runner, transcribir el diálogo de la escena inicial, una de mis preferidas… con un pequeño añadido personal:



Holden: Siéntese.
(Prepara el aparato de los test)
Leon: ¿Le importa si hablo? Me pongo nervioso cuando hago un test.
Holden: Por favor, no se mueva.
Leon: Disculpe. Ya me han hecho… un test de inteligencia este año. No creí que tuviera que someterme…
Holden: El tiempo de reacción es primordial. Por favor, ponga atención. Conteste lo más rápido que pueda.
Leon: Muy bien.
Holden: 1-1 8-7 Hinterwasser.
Leon: Ese es mi hotel.
Holden: ¿Qué?
Leon: Donde yo vivo.
Holden: ¿Un sitio bonito?
Leon: Sí, eso creo. ¿Esto es parte del test?
Holden: No, era solo por charlar.
Leon: No es que sea de mi agrado.
Holden: Esta usted en un desierto, caminando por la arena, cuando…
Leon: ¿Eso ya es el test?
Holden: Sí. Esta usted en un desierto, caminando por la arena, cuando, de repente,…
Leon: ¿En cuál?
Holden: ¿Qué?
Leon: ¿Qué desierto?
Holden: El desierto que sea. No importa. Es hipotético.
Leon: ¿Y por qué iba a estar allí?
Holden: Quizás porque usted está harto, o quiere estar solo. Quién sabe. Mira
hacia abajo y ve a un galápago que se arrastra hacia usted.
Leon: ¿Un galápago? ¿Qué es eso?
Holden: ¿Sabe lo que es una tortuga?
Leon: Claro.
Holden: Pues lo mismo.
Leon: Nunca he visto una tortuga… pero le comprendo a usted.
Holden nota una pequeña reacción.
Holden: Se agacha usted y pone el galápago patas arriba, Leon.
Leon: ¿Se inventa usted esas preguntas, Sr. Holden, o se las dan escritas?
Holden: El galápago yace sobre su espalda con el estómago cociéndose al sol y moviendo las patas para darse la vuelta, pero sin su ayuda no puede. Y usted no le ayuda.
Leon: ¿Qué quiere decir que no le ayudo?
Leon se inquieta
Holden: Quiere decir que no le ayuda. ¿Por qué es así, Leon?… Sólo son preguntas, Leon. En respuesta a la suya le diré que me las dan escritas. Es un test hecho para provocar una respuesta emocional. … ¿Quiere que sigamos?… Descríbame, con palabras sencillas, sólo las cosas buenas que le vienen a la mente… acerca de su madre.
Leon: ¿Mi madre?
Holden: Sí.
Leon: Le voy a hablar de mi madre.

La escena culmina con Leon disparando a Holden dos veces. Pero en vez de eso, imagino a Leon pasándose la mano por la cabeza, dudando, doliente, respondiendo:

Leon: Mi madre es un pez.

21/6/10

Hana yori mo naho, (Hana) de Hirokazu Koreeda

"Gi" (justicia) y "Chu" (lealtad), principios del Bushido.
La leyenda de los 47 ronin (samurái sin señor) es la leyenda más famosa del código de honor samurái: el Bushidō. Los ronin idearon un plan para vengar a su daimyo, el cual consistía en asesinar a Kira Yoshinaka y a toda su familia. Los 47 ronin esperaron aproximadamente un año y medio para no despertar sospechas entre la justicia japonesa. Después del asesinato de Kira se entregaron a la justicia, pero no fueron ejecutados como criminales sino que se les permitió cometer harakiri.

De 47 rōnin, Wikipedia

En el ambiente del plan de venganza de los 47 ronin emplaza Hirokazu Koreeda la acción de Hana yori mo naho para construir una historia desmitificadora, llena de humanidad, cómica y crítica con la tradición.
Koreeda sitúa la acción en los suburbios de Edo donde un joven samurai vive en una chabola buscando al asesino de su padre y consumar la venganza que su clan le exige.
Pero hay demasiada sangre en el ambiente. La guerra ha terminado y la acción de los 47 ronin supondrá el acto final de una contienda en la que se encadenan venganza tras venganza.
Forma parte de la exaltación de la tradición a la que nos tiene acostumbrado el cine japonés:

- Las flores del cerezo están benditas solo cuando caen. Cuando un samurai tiene que morir, desea caer tan elegantemente como las flores del cerezo.
(…)
- Apuesto a que las flores del cerezo caen elegantemente porque saben que florecerán al año siguiente. De lo contrario no se dejarían caer.





Koreeda apostilla “de lo contrario no se dejarían caer”, dando a entender que existe otra posibilidad, otro camino, que deje de lado la venganza. Y aunque la tradición hay que respetarla, Koreeda propone otro medio para llevarla a cabo pasando por la comedia.
A cada película este director se muestra más y más desconcertante, inclasificable, ecléctico: Una película entre sobrenatural y metacinematográfica, un estremecedor drama social, una comedia de época, una revisión personalísima sobre Ozu, una película protagonizada por una muñeca hinchable…

Hana es una comedia de época, una tragicomedia coral, un alegato humanista y un magistral ejercicio de combinación cinematográfica de géneros.




Pero hay un momento, unos segundos mínimos en la película en los que la cámara de Koreeda se centra en los pies de un niño de puntillas:





Un fotograma idéntico a uno que aparece en Dare mo shiranai (Nobody Knows, Nadie sabe). Koreeda nos avisa: “Hana es una comedia, pero fíjense en esos pies, recuerden como esa misma escena era el inicio de la tragedia en mi anterior película. No se fíen. Reflexionen” (*)


(*) Que nadie use esto como cita. Es una licencia del reseñador.

26/5/10

Aruitemo, Aruitemo de Hirokazu Kore-eda

Sobre Aruitemo, Aruitemo (Still Walking) (2008) de Hirokazu Kore-eda dice el propio director:

En los últimos seis años he perdido a mi madre y a mi padre. Ahora, en mi papel de hijo mayor desagradecido que siempre usó las obligaciones laborales para excusar sus largas ausencias, me invade el pesar: “Si hubiera sido más....”, “¿Por qué les dije eso?”. Still Walking se basa en los pesares que todos compartimos. Los personajes son gente normal y la historia transcurre durante un solo día. Al contrario de los dramas estadounidenses, no ocurre nada muy importante en las 24 horas que dura la reunión familiar. Sin embargo, en el transcurso de ese día aparentemente tranquilo, la marea va y viene, pequeñas olas rompen en la superficie. Por ejemplo, la preocupación del protagonista por la avanzada edad de sus padres, pero nadie lo nota. O la negociación entre la novia y su suegra acerca de un nieto. Será un secreto, nadie sabrá nada. En está película no hay tormentas. Tan solo el “antes” y el “después” de los dramáticos acontecimientos que se descubren poco a poco. En otras palabras, me he centrado en las premoniciones y en las revelaciones de la vida, porque creo que es aquí donde puede encontrarse la esencia de la vida. Ya que la película nació a partir del pesar, me empeñé en que fuera una película llena de vida. En vez de enseñar cómo se encaminaron mis padres hacia la muerte, preferí capturar un momento de vida, y envolver en ese momento todas las ambigüedades de la memoria familiar. Como las fotos de un álbum. A pesar de ser una película de ficción, me basé en la personalidad de mi madre y en su forma de hablar para la madre del protagonista. Quería hacer una película en la que reconociera a mi madre. No quería llorar su pérdida, sino volver a reír con ella. Así nació este largometraje.”

No encuentro la fuente de estas declaraciones. Las reproduzco aumentando viralmente su difusión. Tal vez sea un texto promocional. De todas formas me sirve para destacar un detalle que me llama la atención: “Al contrario de los dramas estadounidenses”.
Da la impresión a lo largo del film que, a pesar de tratarse de una película genuinamente japonesa, hay cierto intento de conexión con el público occidental. Ciertos comportamientos de los personajes, sobre todo los de la madre, son explicados cuando las actitudes y los gestos, esa maraña de sutilezas, cortesía y protocolo, dejan claro sus intenciones.
Es decir, Kore-eda es en Aruitemo, Aruitemo, complaciente con el público occidental, todo el planteamiento narrativo se basa en la contraposición a los dramas estadounidenses en cuanto a tempo y actitudes de los personajes, pero al mismo tiempo deja bien claro con sus explicaciones cualquier sutileza que un espectador occidental podía pasar por alto.
La madre explica que hará volver año tras año al joven al que su hijo salvó la vida perdiendo la suya, sencillamente para recordar la deuda de gratitud y hacerle sentir mal; la madre refunfuña en la bañera sobre el yerno; la madre confirma que estrecha la mano de la mujer de su hijo y al hijo de ésta para marcar las diferencias…
No me parece necesario.
O quizás, explicar estas cosas al espectador occidental es tan relevante como el apretón de manos.

Aruitemo, Aruitemo es una película que se desarrolla en oposición a dos factores: Opuesta (y condescendiente) a la sensibilidad occidental y opuesta (y complementaria) a Tokio Monogatari de Yasujiro Ozu.
Porque da la sensación de que la película de Kore-eda funciona como contraremake de la de Ozu.
Hay varios planos que nos llevan directamente a Tokio monogatari: El tren atravesando la pantalla, los planos fijos de plantas que funcionan como interludios, los interiores…
Pero además hay cierta similitud-oposición narrativa. En la película de Ozu un anciano matrimonio abandona su casa en el campo para visitar a sus hijos en la ciudad. Su presencia es incómoda para todos ellos, pero la única que se entrega totalmente al cuidado y a la complacencia de sus suegros es la viuda del hijo fallecido de los ancianos. En la película de Kore-eda, dos hermanos con sus respectivos cónyuges visitan a sus padres que viven en el campo el día del aniversario del fallecimiento del otro hijo del matrimonio. La hermana está empeñada en quedarse con la casa de los ancianos y el hermano, que no se lleva bien con su padre, está casado con una mujer viuda que tiene un hijo de su anterior matrimonio.
Los papeles cambian con el tiempo, los hijos que nos muestra Ozu son los padres para Kore-eda, algo lógico teniendo en cuenta los cincuenta y cinco años que separan a ambas películas. La delicadeza de la relación que establecen la madre y la nuera viuda en Tokio Monogatari, roza el insulto por parte de la anciana en Aruitemo, Aruitemo; la indiferencia del hijo en Ozu (pediatra), es la del padre en Kore-eda (médico).
La principal diferencia formal estriba en que mientras la cámara de Ozu parece un espectador discreto que se queda en la entrada de la vivienda, de ahí esos planos realizados con la cámara a ras de suelo, la de Kore-eda es un intruso con intención de documentar todos los aspectos de las relaciones familiares. Por eso Tokio Monogatari destaca por su clara y conseguida voluntad artística y Aruitemo, Aruitemo por su voluntad narrativa.
Kyôko Kagawa que hizo el papel de la hija soltera en Tokio Monogatari trabajó también con Kore-eda en Wandafuru raifu… pero esto no es más que una anécdota… o quizás una demostración de que Kore-eda quiere ser el heredero de Ozu. Pero creo que en Aruitemo, Aruitemo la referencia es demasiado evidente. De alguna manera, quizás lastrada por los dos aspectos mencionados, la condescendencia con el espectador occidental y la evidencia del homenaje a Ozu, esta película de Kore-eda no alcanza la intensidad emocional y artística de Alter Life (Wandafuru raifu) o de la demoledora (tanto que ni me atrevo a hablar de ella) Nadie sabe (Dare mo shiranai), pero de lo que no cabe duda es que nos encontramos ante uno de los mejores cineastas de nuestro tiempo.

16/10/09

The sky crawlers, de Mamoru Oshii

Si The sky crawlers (Sukai kurora) (2008) hubiese sido una película occidental se hubiera iniciado poniendo en antecedentes al espectador : Una guerra mundial tan terrible como controlada, se desarrolla gestionada cada bando por una empresa privada que aportan su propio armamento y ejército.




La historia se centra en los pilotos de las fuerzas aéreas de una de esas corporaciones empresariales militares (la cosa da para reflexionar) unos enigmáticos y taciturnos niños conocidos como Kildrens. Seguramente el prólogo occidental hubiese dejado caer innecesariamente alguna insinuación sobre la naturaleza de los kildrens.
No hay nada de eso. Hay muchas preguntas, muchas incógnitas narrativas que son desveladas lentamente.
La diferencia (es una frase súbita que se me acaba de ocurrir) radica en que mientras los orientales narran sorprendiendo, la narrativa (cinematográfica-literaria) occidental enfatiza la sorpresa (narran para sorprender)

Ejemplo:

Narración occidental: Soy un condenado a muerte esperando la ejecución esta misma noche fría en el que la nieve y los niños… fui procesado injustamente… mi inocencia y la maldad de la ley… mis hijos ya nunca, bla, bla, bla… las luces de la calle, los adornos, es Navidad y voy a ser ejecutado porque, ¡sorpresa!, soy un pavo.

Narración oriental: Soy un Pavo-Robot-Arma de 60 metros de altura diseñado para repeler ataques extraterrestres que esta misma noche va a ser desmantelado… que sea Navidad no es más que una excusa que adorna la historia, lo que importa es que de alguna manera, en el fondo de toda esta parafernalia metálica y eléctrica, algo semejante a una conciencia parece brillar.

No tiene nada que ver con The sky crawlers.

En la película Mamoru Oshii desgrana la historia poco a poco y eso, por una vez, me parece un defecto. Quizás hay demasiada demora, el tiempo narrativo es excesivamente lento. Y esto puede ser por la acumulación de incógnitas que encierra la trama y, creo que principalmente, por el fuerte contraste entre las escenas de acción aéreas y los trances de los personajes, que se acentúa por el diferente tipo de animación empleado en cada uno de esos planos. Mientras que las batallas aéreas son trepidantes y de una plasticidad increíble gracias a la animación por ordenador (al igual que los fondos y los escenarios) los personajes lo son mediante la técnica de captura de movimiento, lo que en muchas ocasiones (un error que técnicamente debería estar solucionado y que alguien con una filmografía como la de Oshii no debería permitir) provoca desfases de proporciones. Los personajes parecen moverse en escenarios distintos a los que se nos muestran.

La idea que desarrolla The sky crawlers es sugerente, pero no acaba de cuadrar, no se mantiene el ritmo y se usa la técnica de manera torpe… o al menos eso me pareció.



Ahora no sigas leyendo si no has visto la película.
SPOILER:

Se puede argumentar que el final de la película encierra una sorpresa, pero me temo que es una falsa sorpresa. No se trata de la realidad de la historia, la posibilidad de que el único humano que pilota sea el padre genético de Kannami Yuuichi, es sencillamente lo que los kildrens pueden entender de la realidad en que están sumergidos.
Creo, dando una vuelta (innecesaria) más al argumento (cosa que no mejora el ritmo general) que los personajes de The sky crawlers son personajes de un videojuego, que Teacher, el humano, es el jugador que está en nuestro lado de la realidad y el resto, la película, el juego.
Tal vez esta conclusión está motivada por las concomitancias del argumento con el de El juego de Ender, de… de… vaya, se me olvidó el nombre de ese escritor capaz de arruinar una magnífica novela con sucesivos plúmbeos mamotretos.

31/5/09

3: ¿Es Takashi Miike un director sobrevalorado?

¿Cuál era la tercera pregunta?... ah, sí:

3.- ¿Es Takashi Miike un director sobrevalorado?




(En el aeropuerto)
Recepcionista: ¿Sólo una maleta señor?
Yakuza: Sí, sólo hemos venido a matar a alguien y después nos volvemos.
Recepcionista: (Ríe) Espero que no secuestren el avión.
Yakuza: No te preocupes, no somos árabes.
(…)
Recepcionista: Que tenga un buen vuelo, señor… Señor Tajima, es usted muy divertido.
Yakuza: Hey, jovencita... Tiene algo entre los dientes.

3.1 Takashi Miike tiene una aparición episódica interpretando a un yakuza en "Last Life in the Universe". Resulta curioso porque es posible que no podamos encontrar un director más alejado del “tempo lento” que él, ni una simbiosis más extraña que la de Miike con el director tailandés Ratanaruang.

3.1.1 Las generalizaciones conducen a destacar lo que se sale de la norma. No podemos negar que hay un cine mainstream oriental. No se trata de un juicio de valores ni de poner un tipo de cine por encima del otro.

3.1.2 Pero el caso de Miike está justo en el límite a causa de la variedad de sus propuestas. Cerca de 80 películas, telefilmes y series de televisión dan para explorar muchos terrenos. Aún así la mayoría de sus propuestas son claramente comerciales, al menos en lo que al público japonés se refiere.

3.1.2.1 Y sin embargo, parte de su cinematografía es destacable entre los proyectos mainstream, rarezas excepcionales, hibridaciones, reescrituras y deconstrucciones.

3.1.2.1.1 Takashi Miike puede hacer lo que quiera y tantas veces como quiera.

3.1.3 La proposición 3.1.2.1.1 no está en contradicción con el hecho de que muchas de sus películas sean decepcionantes.

3.1.3.1 Por ejemplo, por ser de las más recientes, Crows: Zero basado en el manga Crows de Hiroshi Takahashi




3.1.3.1.1 Véase la discusión en torno al manga generado por un artículo de Carlos Acevedo en Libro de Notas: (el manga) “son chorradas que se manifiestan y se desenvuelven con una dinámica tan banal que ni el peor Cine

3.1.3.1.1.1 Las excepciones desmienten la regla o la confirman. Doy la razón a Carlos en muchos de los puntos que remarca. Como producto de consumo rápido, la premura de su realización se nota en muchos aspectos, como en el dibujo apresurado. Además, como género similar al folletín, el manga no puede perder tiempo en la descripción de personajes. Éstos obedecen a una serie de estereotipos que se repiten serie a serie indiscriminadamente: el joven con poderes que debe aprender a manejarlos y se hace más y más poderoso; la chica que le muestra el camino, fa su vez fuerte y poderosa pero que acabará mostrando su debilidad femenina (sí, la misoginia es palpable); el amigo-rival cuyos enfrentamientos llegan a tener un subliminal (¿voluntario o involuntario?) cariz homoerótico; la chica con débiles poderes a quien el héroe debe proteger continuamente; el amigo gracioso, un obseso sexual sin ningún éxito con las mujeres; el compañero silencioso, alto, fuerte, defensor de los débiles e invariablemente con los ojos velados de alguna manera…

3.1.3.2 En Crows: Zero Takashi Miike deconstruye el género. Sabe que los espectadores de la película son también lectores de manga, así que prescinde de toda retórica extranarrativa y prácticamente desde las primeras escenas muestra lo que parece ser la cuestión principal en todo manga: Las peleas. Crows: Zero, con algún intermedio musical o cómico, es prácticamente dos horas de peleas en las que la violencia alcanza cotas absurdas ya que los combates carecen de lógica y objetivo.

3.1.3.2.1 Manga y Anime suelen ir juntos. Las series mangas de mayor éxito suelen ir acompañadas de su correspondiente adaptación (calco) al anime. El atractivo de la animación reside precisamente en la visualización de las peleas que en el manga son esquemáticas. Miike, se podría decir, realiza un anime con actores, pero al desvirtuar el manga, dando por supuesto casi todo lo que ocurre en la historia de ese instituto salvaje y sin ley, crea un complemento brutal y bizarro.

3.1.3.2.1.1 A fin de cuentas ese es el estilo de Miike, su capacidad plástica para captar la brutalidad y la violencia, su capacidad de estremecernos… y desconcertarnos .

3.1.4 ¿Por qué contesto “sí”? Creo que a pesar de su maestría como director, lo ha demostrado muchas veces, no vale la pena insistir, Miike pierde el tiempo (bueno, es mi opinión) en subproductos comerciales (Llamada perdida, Yokai Daisenso, Crows: Zero…) dejando de lado proyectos más personales.

3.1.4.1 Aunque pienso, también que en una filmografía tan extensa, más de tres películas al año desde 1991, los altibajos son inevitables… ¿serán sus películas más apreciadas las excepciones?

3.1.4.2 Pero no por estar sobrevalorado me parece peor director. Sus principales virtudes son la subversión y la deconstrucción de géneros, lo bizarro de su propuestas y la plasticidad de su deleitación morbosa en la violencia. No es cuestión de hacer una lista pero Miike se atreve con el western, el musical, el cine negro con ribetes de tragedia shakesperiana, los superhéroes, los superhéroes enfrentados a yakuzas, los psycho killers… géneros clásicos occidentales que Miike transforma desde su perspectiva oriental… incluso en esa rareza llamada Gozu se pueden ver influencias o inspiración de la cinematografía de David Lynch… y luego, coincidiendo con Kitano, demuestra el hastío de tanta violencia saturándonos de ella en IZO

Apéndice: Pregunta nº 4: ¿realmente he contestado “sí” a la pregunta 3?

22/3/09

Akiresu to kame, una película de Takeshi Kitano

En capítulos anteriores:
Takeshis'
Kantoku · Banzai!

¿La definimos como película autoreferencial? Bueno, quizás. Una muestra quizás baste:



El arte no es más que una enorme farsa”, dice el vendedor de fideos, y sobre esa premisa narra Kitano la historia de Machisu Kuramochi desde su infancia hasta su madurez en Akiresu to kame
Machisu soñaba con ser pintor. O quizás fue inducido a soñar con serlo”.
No se trata de cuestionar el papel del arte, ni de criticar el baremo por el que se determina su valor social.
Creo que esta película, junto a las dos anteriores de Takeshi Kitano, tiene un claro mensaje de parte de su director, que seguirá haciendo las películas que le plazcan sin someterse a ninguna imposición comercial ni de ningún otro tipo. Es decir, nos encontramos ante las obras más personales de Kitano y al mismo tiempo las más desconcertantes. Comparar cualquiera de estas tres últimas películas con las sutilezas estilísticas de Dolls o con la épica irónica de Zatoichi o sus películas de yakuzas, no lleva a ninguna parte. Ya Takeshis' supuso una rotura completa con su filmografía anterior, una renuncia a todo lo que había sido que tuvo su continuación en Kantoku · Banzai!.
Excepto, quizás, con la comedia… la peculiar comedia de Kitano.
¿Qué es entonces Akiresu to kame?
Una comedia, por supuesto.
Un hiper-melodrama, también.
Pero creo que sobre todo es un arriesgadísimo experimento cinematográfico: Realizar deliberadamente una “mala” película para debatir sobre la experiencia artística.
Si narrativamente nos situamos al lado del artista infructuoso en la película, al mismo tiempo no podemos dejar de reconocer la ingenuidad de su propuesta. Mientras, Kitano nos zarandea de unos episodios cómicos a otros de un exagerado dramatismo, excesivo, casi ridículo, que recorre todos los tópicos narrativos sobre artistas, de La Bohème a Jóvenes prodigiosos, pasando por los biopics hollywoodienses sobre pintores, músicos, escritores.
Todo es excesivo en Akiresu to kame, se sobrepasa lo trágico para acabar riéndose de la misma narración, riéndose de los convencionalismos, llegando incluso a convertirse, por el propio exceso, en un producto cinematográfico que se podía considerar malo.
¿Puede lo malo ser bueno?, ¿puede lo manido convertirse en innovador?

Vean Akiresu to kame, Achiles and the tortoise, según el título inglés, y juzguen.
Y disfruten, claro, porque tengo la impresión que Takeshi Kitano es el único director de cine completamente independiente. Independiente de la industria, de la crítica e incluso del público.

Quizás no baste una única muestra:














Lo que no es necesario decir es que todos los cuadros que aparecen en la película son obra de Takeshi Kitano.