Si Takeshis’ hablaba sobre la saturación de la violencia y de la dicotomía actor-director Kantoku-Banzai! (Glory to the Filmmaker!) habla en cierta manera sobre el cansancio narrativo, la imposibilidad de ser original y la necesidad de recuperar los orígenes.
Yo supongo que a todo autor preocupado por lo que hace, le llega la hora de preguntarse sobre los temas que emplea, sobre la recurrencia temática y sobre eso que de alguna manera todos reconocemos (y en ocasiones atormenta) de que todo está ya realizado con anterioridad (y, lo que es peor, por otros y mejor)
Siguiendo el camino abierto por su anterior película, Takeshis’, donde interpretaba a dos personajes, el famoso director de cine y el apocado actor, en Kantoku-Banzai! Kitano también se desdobla, pero en esta ocasión empleando un muñeco de cartón piedra que continuamente debe acarrear. De modo que, como se reconoce en un momento de la película, “cuando las cosas se ponen feas (Kitano) se convierte en un muñeco”, pero también cede el protagonismo al muñeco cuando hay que tomar una decisión, de forma que le libra de todo riesgo y responsabilidad... bueno, casi siempre:
Pero este desdoblamiento no afecta solo al director de Kantoku-Banzai!. Al principio de la película el muñeco de Kitano es sometido a una rigurosa y exhaustiva revisión médica. No sé si se apreciará bien en las fotos por su tamaño, pero os puedo asegurar que en los monitores que controlan las pruebas aparecen los nombres de célebres cineastas japoneses:
Ozu, Kurosawa, Imamura, Takeshige... todo está hecho con anterioridad... y mejor, parece decirnos durante la primera parte de la película en la que una voz en off va explicando los sucesivos proyectos cinematográficos que se van descartando. A través de pequeños fragmentos Kitano repasa de forma bastante ácida sus propias producciones, las películas de sus directores admirados y aquellas en las que participa como actor:
Esta sucesión de escenas paródicas termina, sin más transición que la sutil desaparición de la voz del narrador, para dar paso a la segunda parte de la película. Pero hay que notar que Kitano olvida premeditadamente parodiar Getting Any?, la comedia absurda de sketchs dirigida en 1995 de la que Kantoku-Banzai! es heredera directa.
Dos estafadoras de poca monta se enredaran en la vida de Kichijoji, interpretado por Kitano y su muñeco... cualquier intento de explicar lo que sucede en esta segunda parte sería imposible. Digamos que podemos encontrar lo mejor y lo peor, lo divertido y lo zafio, lo localista, que dificulta la comprensión de algunos aspectos, y lo universal, la tradición japonesa junto a Zidane y Matrix.
Kitano quiere volver a su castillo, al Takeshi’s Castle que le dio la fama, a los duetos cómicos que le labraron una exitosa carrera de humorista en Japón, antes de convertirse en el reputado y mundialmente admirado realizador cinematográfico. Puede que con Takeshis’ y Kantoku-Banzai! Kitano quiera destrozar la aureola de prestigio artístico que le acompaña, puede que con su papel de estoico Buster Keaton oriental quiera volver a los orígenes del cine, cómico, mudo... y empezar de nuevo, quizás. O puede que quiera acabar con la paciencia de crítica y espectadores.
O puede que haga lo que le viene en gana, privilegio reservado a muy pocos.
Si quiere hacernos perder la paciencia conmigo fracasa estrepitosamente. La película es divertida y me hizo reír un buen rato.
De todas formas, ya sabéis... las reclamaciones, al muñeco.
Yo supongo que a todo autor preocupado por lo que hace, le llega la hora de preguntarse sobre los temas que emplea, sobre la recurrencia temática y sobre eso que de alguna manera todos reconocemos (y en ocasiones atormenta) de que todo está ya realizado con anterioridad (y, lo que es peor, por otros y mejor)
Siguiendo el camino abierto por su anterior película, Takeshis’, donde interpretaba a dos personajes, el famoso director de cine y el apocado actor, en Kantoku-Banzai! Kitano también se desdobla, pero en esta ocasión empleando un muñeco de cartón piedra que continuamente debe acarrear. De modo que, como se reconoce en un momento de la película, “cuando las cosas se ponen feas (Kitano) se convierte en un muñeco”, pero también cede el protagonismo al muñeco cuando hay que tomar una decisión, de forma que le libra de todo riesgo y responsabilidad... bueno, casi siempre:
Pero este desdoblamiento no afecta solo al director de Kantoku-Banzai!. Al principio de la película el muñeco de Kitano es sometido a una rigurosa y exhaustiva revisión médica. No sé si se apreciará bien en las fotos por su tamaño, pero os puedo asegurar que en los monitores que controlan las pruebas aparecen los nombres de célebres cineastas japoneses:
Ozu, Kurosawa, Imamura, Takeshige... todo está hecho con anterioridad... y mejor, parece decirnos durante la primera parte de la película en la que una voz en off va explicando los sucesivos proyectos cinematográficos que se van descartando. A través de pequeños fragmentos Kitano repasa de forma bastante ácida sus propias producciones, las películas de sus directores admirados y aquellas en las que participa como actor:
Esta sucesión de escenas paródicas termina, sin más transición que la sutil desaparición de la voz del narrador, para dar paso a la segunda parte de la película. Pero hay que notar que Kitano olvida premeditadamente parodiar Getting Any?, la comedia absurda de sketchs dirigida en 1995 de la que Kantoku-Banzai! es heredera directa.
Dos estafadoras de poca monta se enredaran en la vida de Kichijoji, interpretado por Kitano y su muñeco... cualquier intento de explicar lo que sucede en esta segunda parte sería imposible. Digamos que podemos encontrar lo mejor y lo peor, lo divertido y lo zafio, lo localista, que dificulta la comprensión de algunos aspectos, y lo universal, la tradición japonesa junto a Zidane y Matrix.
Kitano quiere volver a su castillo, al Takeshi’s Castle que le dio la fama, a los duetos cómicos que le labraron una exitosa carrera de humorista en Japón, antes de convertirse en el reputado y mundialmente admirado realizador cinematográfico. Puede que con Takeshis’ y Kantoku-Banzai! Kitano quiera destrozar la aureola de prestigio artístico que le acompaña, puede que con su papel de estoico Buster Keaton oriental quiera volver a los orígenes del cine, cómico, mudo... y empezar de nuevo, quizás. O puede que quiera acabar con la paciencia de crítica y espectadores.
O puede que haga lo que le viene en gana, privilegio reservado a muy pocos.
Si quiere hacernos perder la paciencia conmigo fracasa estrepitosamente. La película es divertida y me hizo reír un buen rato.
De todas formas, ya sabéis... las reclamaciones, al muñeco.
El método correcto es primero dar una colleja al muñeco y luego gritar: Glory to the Filmmaker!
1 comentario:
Aparte de Dolls Kitano se me hace pesado, dificil, aburrido, inaguantable. Lo cierto es que eso es lo que quiere él, o parece querer estarle pegando, disparando: pero con El Verano de K., Flores de Fuego, simplemente me dio retortijón de barriga... y no es porque no pueda aguantar lo ocurrente de su cine: es que se me escapa algo. Quizá me lo haya arruinado Audición, o Visitor Q, pues los conocí al mismo tiempo. Siento que es algo que tiene que ver con lo aburrido llevado al extremo: es un desafío. Por ahora no lo aguanto.... Oye, no me he visto lo último de Imamura. Tampoco lo Miike.
saludos,
Publicar un comentario