“Hay otro mundo, pero ninguna de
las personas que conocemos estará en él”
El título original es The quick and
the dead. Quick se puede traducir como vivo, pero su primera
acepción es rápido.
¿Lo fugaz y lo muerto?
“¿Cuál es la diferencia entre no
haber nacido aún y estar muerto después de haber vivido?”
pregunta la voz introductoria. La vida como una isla fugaz en un mar
de nada. O como un oasis en el desierto.
He aquí el desierto de Arizona. Uno se
pregunta por qué iría nadie a vivir en él, pero miles de personas
lo hacen.
He aquí el saguaro, elevando sus
brazos al sol abrasador. En el desierto no hay sequía. Solo
adaptación.
He aquí a las tres moiras: Cloto,
Láquesis y Átropos. Alice, Corvus Y Annabel. Tres adolescentes
unidas por el desierto y cuyo único rasgo común es haber perdido a
sus madres.
He aquí una manta india en cuyo
interior se puede ver bordada la red que permite que el alma del
tejedor no quede atrapada dentro de la manta.
(Mira el fuego consumiéndola)
He aquí un hombre, Carter, atormentado
por el fantasma de su esposa. Y a otro hombre, Sherwin, que toca el
piano y que considera que su existencia no tiene valor. Y a un tercer
hombre, Ray, con un lado de la cara paralizado por un ictus. Un
hombre que quiere vivir, uno que coquetea con la muerte y un tercero
que lleva la muerte consigo plasmada en su rostro.
(Curiosamente la mitología griega no
muestra triadas masculinas)
(Un hombre le dice a Ray en un bar: “
No te mueras por aquí. Nadie daría con la verdad de lo
sucedido”. Narración oracular)
He aquí el templo de la vida. Y a su
sacerdote, Stumpp, el cazador en su museo de animales disecados.
Redimido por una niña.
(Los templos no tienen valor)
He aquí otro templo, el de la muerte,
un geriátrico en medio del desierto donde las moiras van a servir y
al que deben entregarse como vestales.
Dice Alice: “El tiempo libre sigue
el mismo patrón que el consumo y es administrado por una industria
que se dedica a vender mercancías que nos resarcen del
aburrimiento”. He aquí que Alice topará con la industria de
la solidaridad.
(Una demostración del absurdo bla,
bla, bla...)
La verdad es que creo que esta novela
inteligente, irónica y crítica, encierra también un elemento
simbólico, como una construcción dentro de la construcción, y que
a su vez constituye otro símbolo sobre la vida. Y que vendría a ser
que eso que llamamos vida no es más que algo que cargamos de
significado, mediante símbolos, y que en realidad no tiene ningún
sentido más allá de su azarosa existencia.
Pero en principio nos metemos de lleno
en la historia de tres adolescentes incompatibles, asociadas por
casualidad, en un entorno no tanto hostil sino indiferente a la vida.
Y vale la pena.
“... mucha gente sí que tiene
padres muertos y piensan en ellos y se engañan pensando que de algún
modo los mantienen vivos perpetuando su recuerdo. Resulta tan
ridículo (…) La gente cree que la memoria concede una prórroga.
La memoria no concede prórrogas”
Los fragmentos de la traducción de
Albert Fuentes para Alpha Decay.
6 comentarios:
Parece interesante esta novela. No la conocía, tampoco he leído nada de su autor, Joy Williams, si es que ha escrito más cosas, que seguro que sí. Estos relatos llenos de simbología y correspondencias con motos de la antigüedad griega me atraen. Tomo nota de este "Los vivos y los muertos".
Un salufo
Autora, autora
;-)
Seguramente me lance a por sus relatos.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Interesante. Estaba buscando recomendaciones, voy a meter este libro en mi lista de búsqueda. Saludos.
Encantado de ser útil.
Un saludo.
Me quedo con el título de Los vivos y los muertos, ese quick daría problemas, y conociendo el libro, tiene bastante sentido el que ha acabado teniendo en la traducción. No tiene nada que ver, pero el sonido me ha llevado a pensar en el ciclo mercúrico de Neal Stephenson, Quicksilver, y en su primer libro, Azogue. Como si hablara no de los vivos exactamente, el libro de Joy Williams, sino de un espejo ante los muertos.
De tu comentario-reseña, me interesa mucho esa diferencia que puede tener una vida llena de una memoria inclemente, y lo que podría ser, sin esos detalles añadidos, simple existencia.
Gracias una vez más por estas sugerencias.
Pues sí, un espejo ante los muertos es lo que es.
Gracias a ti, Carlos, por tus comentarios.
Un saludo.
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