Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.
Génesis 4
(Reina-Valera)
Normalmente tenemos la obra de un autor
y su vida privada. En ocasiones, y puede que este sea el caso de
Vollmann, la figura del autor, su imagen pública, se sobrepone a sus
textos. Ahí tenemos al autor entrevistando a indigentes por todo el
mundo o intentando convivir con aquellos que han construido un
campamento al lado de su casa. O en las guerras de Afganistan y
Bosnia. O explorando el Tenderloin nocturno con todas sus
consecuencias. O enfundándose en un traje antirradiación para
explorar las entrañas de la central nuclear de Fukushima. O
travistiéndose para crear al personaje de Dolores. O...
La cuestión es que la figura pública
de Vollmann se está convirtiendo en una especie de sombra que invade
sus textos (¿de ficción?) a la que el propio autor no intenta poner
freno... es más, de vez en cuando deja que irrumpa en la narración.
En este aspecto es desasosegante la aparición de la primera persona
en algunos pasajes de la novela. Parece decirnos que a pesar de estar
ante una ficción no podemos olvidar que el sustrato social que
refleja es verdadero. Como dijo en una entrevista: “La
prostitución es el emblema de la condición humana porque en las
relaciones sexuales los deseos de una y otra persona nunca son
exactamente iguales” y “todos somos prostitutas” (No
sé yo si apostillar aquí que la prostitución es el emblema de la
condición humana en un sistema capitalista, porque me alejaría del
tema... dejémoslo así)
La irrupción de la primera persona es
brutal en el capítulo 28. En él, esa primera persona, obviamente el
propio Vollmann, establece una especie de diálogo con la crítica
del The New Yorker, Deborah Treisman, que ha leído una parte
de la novela y la ha reseñado remarcando lo que para ella son
defectos, centrando su crítica en el personaje de John. Vollmann, el
narrador de Vollmann, responde: “La Reina no es sino una
ilusión, portavoz de mi pomposa simbología, sus putas, mera
utilería de cartón mugriento chorreante del semen del mal gusto;
Irene asume del mismo modo un semblante puramente exótico; Henry
Tyler se limita a ser Henry Tyler, o séase, una nada gris. Pero
John, venga ya, ¡pero
John! ¿Cómo va a
ser John una caricatura, cuando soy incapaz de librarme de él?”
Resulta fascinante comprobar en este
pasaje como Vollmann nos da las claves para interpretar su novela:
Acepta la simbología que encierra su narración y el papel que asume
cada personaje y, sobre todo, el papel fundamental que asume el
personaje de John, un personaje inevitable y con una presencia
arrolladora, llena de una grosera sinceridad cargada de ira y
violencia.
Pero vayamos por partes.
Henry Tyler, al que Vollmann califica
de “nada gris”, es el principal foco narrativo de la novela. Su
desavenencia con su hermano John tiene que ver con la relación que
Henry mantuvo con Irene, la mujer de John. Tenemos en esta narración
simbólica, a dos hermanos enfrentados, uno de ellos, Henry, con la
marca de Caín sobre su frente. Como en el relato bíblico tenemos a
dos hermanos enfrentados por la respuesta de Dios, o por el destino
social, a sus esfuerzos. Pero Vollmann no se basa únicamente en el
texto oficial del cristianismo, sino que parece aceptar la versión
gnóstica según la cual, Caín no sería hijo de Adán sino de la
serpiente, con lo que la Marca de Caín sería en el fondo la
pertenencia a una estirpe maldita y condenada de antemano. Esto podía
conducir a una representación simbólica de nuestra sociedad en
términos maniqueístas, pero Vollmann da una nueva vuelta de tuerca
a esta simbología: Ningún personaje de la novela tiene un carácter
netamente positivo (salvo, quizás, Irene) en un sentido moral. No
hay para Vollmann un enfrentamiento entre el Bien y el Mal en nuestra
sociedad, sino diversas gradaciones del Mal que cada uno asume como
puede.
De hecho, John, que es un exitoso
abogado empresarial, comparte esa sinceridad violenta de la que he
hablado con otro de los personajes, quizás el más desagradable de
los que aparecen en la novela, el pederasta colaborador del FBI Dan
Smooth. La sinceridad, y por extensión la verdad o la veraz
descripción de la realidad, residen en dos de los extremos de la
sociedad, en el abogado capaz de dar pátina de respetabilidad y
legalidad a los negocios más abyectos y en el más execrable de los
criminales. La Verdad es para Vollmann un privilegio del Mal.
O, más bien, no existen Bien y Mal y
todo se reduce a nuestra errática condición humana. Es decir, todos
llevamos la Marca de Caín.
La Verdad nunca es agradable.
Porque lo que consigue Vollmann en esta
novela es que nadie se sienta a salvo, que nadie, ningún lector,
pueda creer que esta fuera de esta sociedad sórdida que nos muestra.
La realidad de nuestra sociedad se puede encontrar de noche en los
barrios donde se ejerce la prostitución. Y no de forma simbólica.
Porque la “mera utilería de
cartón mugriento chorreante del semen del mal gusto” que
emplea Vollmann para mostrarnos la corte de la Reina de las putas, a
pesar de ser “utilería”, tiene una fuerza descriptiva tan
impresionante que repele. La familia real
no es una novela fácil. No solo por su extensión, ni por sus
digresiones, ni por su intención de abarcar un todo, un barrio de
una ciudad, sin límites perceptibles. No es fácil porque el lector
no tiene un asidero al que agarrarse. Entrar en La familia
real es descender a un pozo
mugriento y viscoso, lleno de excrecencias corporales y pústulas
infectadas, plagado en todos sus rincones de desechos y basura, un
descenso físico y moral a los últimos estratos de la sociedad, a
ese submundo que negamos e ignoramos. No es fácil porque a pesar de
que sabemos que en el fondo no es más que una ficción cargada de
simbolismo, ese mundo que nos describe Vollmann existe. Y su
existencia nos hace partícipes de ese mal que es la base de la
condición humana y del que, leyendo en nuestro sillón, creemos
estar a salvo.
Pues
no lo estamos.
La familia real
es una infección literaria que nos consumirá.
Debemos
leerla y aceptar el regalo de la reina en nuestras bocas: Reconocer
lo que realmente el mundo es.
Esa es
la verdad que encierra la gran novela de Vollmann.
5 comentarios:
¿Ya se ha publicado?. Pensaba que aún no. Tengo muchas ganas de leerlo... por una parte. Por otra me asustan sus más de mil páginas. Las historias basadas en el mito de Caín y Abel me fascinan.
Un abrazo.
Sale el 19. Y sí, asusta y fascina a partes iguales.
Gracias por tu comentario.
pasar el pdf porfa!
kurubeta, quieres el PDF?
Qué pasa con los que han trabajado en el libro? No se merecen que se les pague por ello?
Menudo comentario idiota el que has dejado, kurubeta.
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