19/4/16

Satin Island, de Tom McCarthy

Siguiendo a Jordi Roca i Girona en su artículo ¿ANTROPÓLOGOS EN (O ANTE, BAJO, CON, CONTRA, DE, DESDE,PARA, POR, SEGÚN, SIN, SOBRE, TRAS) LA EMPRESA?: A PROPÓSITO DE LASRELACIONES ENTRE ANTROPOLOGÍA Y EMPRESA  los elementos más o menos diferenciados que ha aportado, aporta o puede aportar la antropología al campo de la empresa se pueden resumir en los siguientes: Una metateoría de la cultura como concepto maestro o marco implícito de referencia, un grupo de metametodologías que incluye una aproximación emic y una perspectiva transcultural, una manera de proceder que se basa en las observaciones de primera mano y el contacto relativamente continuado con los sujetos humanos en el terreno y en la adopción de una perspectiva holística.
El autor del artículo utiliza la ironía en varias ocasiones para derribar ciertos prejuicios que se nos pueden ocurrir de antemano en la relación de una ciencia, la antropología, nacida de la observación de lo ajeno, sumergida en un ambiente en principio paradójico, la empresa.
Sea como sea, nos resulta desconcertante la presencia de un antropólogo trabajando para una gran empresa transnacional. Este es el trabajo de U., narrador-protagonista de la novela de Tom McCarthy, Satin Island.

Admirador desde su infancia de Lévi-Strauss, U. se debate en la paradoja a la que se enfrenta la antropología desde sus orígenes. Recordemos que la antropología nace al mismo tiempo que se produce la expansión colonial europea. Es, pues, una disciplina eminentemente occidental y en cierta manera parte de la “superioridad cultural” de los observadores sobre las sociedades estudiadas. La paradoja, evidente, es la transformación de estas sociedades debido a la interacción de los observadores. Al menos esa es la consecuencia de los estudios clásicos de la antropología tradicional, la alteración del objeto de estudio, una especie de “principio de incertidumbre” que no siempre es asumido o tenido en cuenta.
Pero en su ámbito empresarial, contratado para elaborar el Gran Informe, “un documento etnográfico integral capaz de resumir nuestra era”, U. no tiene necesidad de interaccionar con la sociedad que pretende describir más allá del hecho de pertenecer a ella. Su papel es el de analista, como él mismo dice: “(...) mi función “oficial”, como etnógrafo empresarial, era obtener significado de todo tipo de situaciones”, aunque, como bien confiesa, “en ocasiones me permitía pensar que (…) mi labor era dar significado al mundo y no cogerlo de éste
“Cada día, el mundo funcionaba porque yo le había devuelto significado el día anterior”

Eso, nos dice, es lo que se atrevía a pensar en aquel tiempo. Y nos lo cuenta desde la perspectiva del narrador que conoce todos los acontecimientos. No en presente sino desde un futuro indefinido, lo cual también le permite mantener una distancia irónica con su “yo” del pasado, y cuestionar tanto lo que pensaba y creía en esa época, como su trabajo elaborando el Gran Informe, al tiempo que le permite “comprender” todos los sucesos de esa época de su vida y, por tanto, darle un significado. Un significado que, como no podía ser de otra manera, le llega desde fuera de sí mismo.
Un significado que cuestiona el propio significado, o la existencia de significado.

Anotadlo Todo, dijo Malinowski. Pero el caso es que, ahora, todo está escrito ya. Apenas si hay un instante de nuestras vidas que no esté documentado. Recorres un tramo de calle y estás siendo filmado por tres cámaras a la vez; e incluso si no es así, el teléfono que llevas en el bolsillo localiza y registra tu posición en cada momento. Cada sitio web que visitas, todo clic que haces, cada pulsación de teclas son archivados: aun si pulsas suprimir , borrar , vaciar papelera , las cosas siguen alojadas en alguna parte, en alguna carpeta o algún enclave, alguna oculta avenida del circuito. Nada desaparece jamás. Y como las estructuras de parentesco, las redes de intercambio cuya telaraña nos retiene, nos envuelve, nos crea -redes cuyo cartografiado es la tarea, la raison d'être , de alguien como yo-, esas redes están siendo cartografiadas, esa tarea realizada, por el software que tabula y cruza lo que compramos con quienes conocemos, y lo que compramos, o nos gusta, con los demás objetos que son deseados o comprados por otros a lo que no conocemos pero con quienes coexistimos en un patrón de compra o gustos compartido. Al ponderar estas realidades, un nuevo espectro, una revelación aún más grotesca, se presentó ante mí: el pensamiento verdaderamente horripilante no era que el Gran Informe pudiera ser inescribible, sino -muy al contrario- que había sido escrito ya.


Lo que descubre el narrador-protagonista es que NO todo está escrito. Qué, quizás, lo que está escrito es aquello que confirma el significado del mundo, pero que existen una serie de acontecimientos que parecen estar fuera del significado global del mundo. Historias, una historia en particular para nuestro protagonista, y para nosotros, lectores, que no puede adscribirse al Gran Informe.
Y el Gran Informe debería contenerlo todo.
Pero hay sucesos que se resisten a ser catalogados.
La perspectiva holística se desmorona.
En cierta manera la literatura es uno de esos sucesos o debería serlo. Al menos, en el caso de Satin Island, acabamos con la duda de si todo es catalogable y factible de ser incluido en un Gran Informe, la duda de si el mundo, nuestra sociedad es representable. Un ejemplo de la excepcionalidad de la narrativa.

Los fragmentos de la traducción de José Luis Amores para Ed. Pálido Fuego.


4 comentarios:

Nuño dijo...

¿Qué es "una aproximación emic"?

Rosa Berros Canuria dijo...

No conocía al autor, pero lo pones que dan ganas de meterse rápidamente con él.
Gracias por el descubrimiento.

Portnoy dijo...

https://es.wikipedia.org/wiki/Emic_y_etic

Gracias por vuestros comentarios.
Ah, Rosa, agradéceselo a Pálido Fuego.

Rosa Berros Canuria dijo...

Por supuesto que se lo agradezco a Pálido Fuego, por el esfuerzo para sacar esta obra y las que vendrán.