16/2/16

Una chica en invierno, de Philip Larkin

Cuando uno se encuentra con una novela como esta lo mejor es guardar silencio y no estropearla añadiendo palabras insustanciales que no transmitirán nunca el placer de su lectura.

Propongo como ejercicio una reseña de la segunda (y última) novela de Larkin sin emplear los calificativos “elegante, exquisita y deliciosa”.
Lo único que puedo decir entonces es que Una chica en invierno es una novela muy, pero muy, británica, en el mejor de los sentidos.
Y que probablemente nos encontremos ante uno de los mejores personajes femeninos creados por una mente masculina. Katherine Lind, sobre quien se focaliza la narración es una extranjera. Larkin insinúa alguna pista pero prefiere que ese misterio, esa imprecisión sobre su procedencia, defina de alguna forma al personaje y que el lector pueda identificarse con ella. A fin de cuentas, cada vez que entramos en una novela, somos forasteros en una tierra extraña. Y es con la mirada ajena, con la mirada de quien descubre la cotidianidad de lo que no nos es común, con nuestra propia mirada de lectores, seamos de donde seamos, como podemos descubrir ese mundo fantástico que constituyen las grandes novelas, aun cuando nos hablen de la rutina y lo común.

En fin, no quería hablar de esto... ya digo que ante una novela como esta de Larkin lo mejor es no decir nada y adorarla en silencio.

Lo que me asaltó durante la lectura de la novela de Larkin fue una confirmación sobre una idea que tuve hace tiempo respecto al sobrevalorado Ian McEwan. Escribí una vez: “Expiación es interesante y su lectura es satisfactoria, pero deja un regusto de algo que no acaba de cuajar, como una mesa con una pata ligeramente más corta”. En Una chica en invierno se encuentra la razón de ese “regusto” indefinido. Expiación, la novela de McEwan, es un intento fallido de emulación. Fallido porque uno no puede apropiarse de una maravilla como Una chica en invierno. Si no se puede hacer una reseña, ¿cómo vas a inspirarte en ella para hacer otra novela?


Definitivamente guardo silencio.  

4 comentarios:

Lula dijo...

Oggghhh...
Ya me apetecía mucho, de Larkin sólo he leído algo de poesía pero todo el suena absolutamente prometedor.
Sólo faltaba tu comentario.
No sé si darte las gracias o maldecirte.

Soy un replicante.

Portnoy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Portnoy dijo...

Maldíceme, replicante.
:-)
Un saludo y gracias por comentar.

Anouka dijo...

Hola, hace tiempo que tenía ganas de leer este libro, no solo por las reseñas tan positivas que se han publicado, sino también por aquello de compartir oficio, lo cual siempre lo hace más atractivo. Así que seguro que habrá que echarle un vistazo. ¡Saludos!!