La verdad, debo confesar que al principio quedé deslumbrado
por la estructura narrativa de la novela de Cabré. Los continuos cambios de
primera a tercera persona y el solapamiento de narraciones ambientadas en
distintas épocas históricas siguiendo la estela de un violín pluscuamperfecto, sin
que por ello se vea afectada la fluidez del texto, crean en el lector un
agradable desconcierto.
Pero antes de que el libro esté mediado, el autor comete el
error de desvelar a qué obedecen esas peculiaridades narrativas, haciendo que
el misterio del recurso narrativo se convierta en instrumento autorial. A
partir de ese momento la sensación de fluidez se transforma en impresión de ser
dirigidos. Y los personajes, sobre todo aquellos relacionados históricamente
con el violín, pasan a ser marionetas dirigidas por el autor. Y empiezas a
sospechar, acertadamente, que todas esas historias no van a conducir a ninguna
parte. Y el horror histórico que pretende denunciar, se convierte en lugar común,
en una narración leída cien veces.
Finalizada la novela compruebas que, efectivamente, las
historias no llevan a ningún lado y algunos personajes, la hermanastra y el
sobrino, por ejemplo, son instrumentos para justificar un simple acto.
Tal vez no estoy siendo justo.
Yo confieso es una novela más que digna.
Ocurre que la estamos analizando desde el lado incorrecto.
Porque bajo su apariencia de novela sujeta a condicionamientos estilísticos, de
ejercicio de narrativa elaborada, lo que oculta Yo confieso es su carácter de
best-seller.
Esto, en principio, no es necesariamente malo.
Pero dificulta cualquier comentario analítico (si es que eso
ha ocurrido alguna vez en este blog) de la novela: ¿La desdeño automáticamente
por ser un best-seller? ¿muestro mi reconocimiento a la valentía de intentar
aunar un ejercicio narrativo destacable por tener cierta dificultad con una
lectura amena? ¿critico que tras una apariencia seria y profunda, apelando
incluso a Arendt y su banalidad del mal, se emplea, paradójicamente, la
levedad?
¿Y no es acaso este el mismo problema que tenemos cada vez
que intentamos comentar las novelas de, pongamos por ejemplo, Paul Auster, John
Irving, Haruki Murakami…? Entiendo que comercialmente funciona muy bien. Se trata
de novelas, y esta de Cabré también lo es, con una elaborada fachada narrativa y
un espíritu lúdico e intrascendente. Novelas leves y amables con el lector, al
que, además, halagan.
Lo que me fastidia con estas novelas es que nadie se atreve
a catalogarlas con los best-seller, acaso porque su calidad literaria es un
poco superior a la media, ni tampoco junto a la narrativa más exigente, a la
que pretender imitar. Paradójicamente, a causa de estar en el punto medio,
reciben el reconocimiento conjunto de crítica y lectores. O eso o yo estoy
completamente equivocado y esta clase de narrativa, esta y no otra, es la que
realmente se quiere leer y vender. Tiernos gatitos con apariencia de tigres
feroces.
Aquí viene la digresión más o menos malvada.
Mientras leía Yo confieso, cuando empecé a darme cuenta que
el artificio se desmoronaba al ser desvelado y ya no pensaba en la historia que
me contaba sino en cómo estaba construida, la relacione, injusta y
miserablemente, con Los reconocimientos de Gaddis. En ambas novelas el
personaje principal es un niño prodigio (o superdotado, no sé… esa extraña y
literaria noción que tenemos del genio) A Gaddis le bastan un par de capítulos
para sentar las bases psicológicas del personaje, mostrar su contradictoria
educación, la prodigiosa capacidad artística del personaje y su consecuente
personalidad extraviada. En Cabré no hay nada de eso. El niño aprende varios
idiomas, nos dice, el niño es un genio del violín, nos dice, padre y madre
tienen distintos planes para la educación del niño, nos dice. Pero lo único que
vemos es a un niño normal que juega con sus juguetes. Como si a cualquiera de
nosotros nos hubiesen dicho en nuestra infancia, mira, a partir de mañana vas a
ser un niño prodigio. Dicho y hecho. El personaje es un genio sólo
nominalmente. Podría haber sido azul. Cuando crece nos dice que el personaje es
un erudito, nos dice que pasa su vida estudiando y escribiendo, nos dice que
tiene problemas en sus relaciones sociales, pero todo eso queda completamente
desmentido por sus acciones. Nos dice todo eso, pero podría habernos dicho
cualquier otra cosa, porque en el fondo no tiene mayor trascendencia. Mientras
que en Gaddis (y, repito, la comparación es injusta) toda la construcción del
personaje tiene consecuencias tanto en lo que acontece como en la forma de
narrar la historia, en Cabré todo es accesorio y obedece, incluso
contradictoriamente, al hilo narrativo. Redunda en lo que comentaba de la
levedad. Debemos, si queremos entrar en el juego, aceptar la genialidad del
personaje igual que hubiésemos tenido que aceptar su azulidad dado el caso,
pero eso, ni en el fondo ni en la forma, afecta, justifica y aporta nada a la
narración. Esa característica nominal del personaje junto a la peculiar
estructura narrativa lo que confiere a Yo confieso su punto de originalidad, pero
el conjunto es leve e intrascendente.
En definitiva una novela digna y liviana, un divertimento
pseudohistórico, un, llamémosle así, best-seller de calidad, innecesariamente
largo al redundar en las peculiaridades de su narrador y ser estas irrelevantes.
18 comentarios:
Jorl!!
Te leo luego pero de poco me desmayo al ver el título del post.
Sigo anonadada al ver que al ver las etiquetas 'William Gaddis' y 'Los reconocimientos'.
Besos
Tienes razón pero lo raro es que empezaras el libro, ¿ Un compromiso ?
Una casualidad, Francis.
Pues yo voy a ser injusto, porque ni he leído la obra ni lo pienso hacer. Más que nada porque en sus entrevistas, el señor Cabré da la impresión de ser digno y liviano, lúdico e intrascendente, un tierno gatito que se las da tigre feroz.
Llevas mucha razón. Tal vez para crear un genio hay que serlo o, al menos, saber imaginarlo y darle credibilidad.
Me pareció flojo, escrito en exceso y aunque aprecio el virtuosismo de los cambios de tiempo y persona, no merece el éxito obtenido. Estoy de acuerdo con otro de tus lectores en el que indica que Cabré aparenta ser liviano y tierno.
Es que esto pasa por escribir personajes: o te vales de lugares comunes para darles credibilidad o te lanzas a explicar cosas que en realidad estás suponiendo porque nadie es capaz, ni de coña, saber o imaginar qué sucede en la cabeza de otra persona. Me dirás, ¿no es eso lo que hace un escritor? Bueno, la psicología de Moreau, o de Sorel, o el preso de las palmeras salvajes no eran psicologías ni caracteres sino más bien ideas sobre el mundo y la sociedad, abstracciones.
Al anónimo le diré que eso precisamente es lo que no hace Cabré, imaginar lo que sucede en la cabeza de su personaje.
Respecto a lo que dicen El niño y Glòria, decir que no suelo hacer comentarios sobre los escritores, sino sobre sus novelas. No he visto nunca a Cabré. Pero si tengo ocasión me fijaré en lo que dice
Un saludo y gracias por vuestros comentarios
Algo parecido le pasa a Salinger con su famosa familia Glass, esa familia de genios, de niños sabios, de superdotados que en realidad se le quedan como pobres niños desequilibrados. Aunque vistos como personajes con taras le quedan niquelados.
Que buena reseña.. te felicito
Es un acto de valor comparar a Salinger con Cabré... al menos solo es en los caracteres de sus personajes, no en su escritura no en el resultado :-)
Por cierto, me da un pelín de vergüenza agradecer el comentario a alguien con un nick como Aumen... en fin, gracias por vuestros comentarios y no cliquéis en el enlace mamario
Un saludo
¿Liviano, Jaume Cabré? ¿Un best-seller? ¿Divertimento pseudo-histórico?
My god!
¿Leve e intrascendente?
"Yo confieso" es una obra maestra, un alarde de técnica literaria que precisa un buen lector, o al menos un lector que sepa un poco de los entresijos de la novela (más allá de las coordenadas presentación, nudo y desenlace).
La crítica especializada considera -y tiene esta vez toda la razón- "Yo confieso" como una grandísima novela.
Saludos discrepantes
Me parece muy bien discrepar. No me parece bien descalificar al lector que no opine igual que tu.
No me parece bien apelar a la "crítica especializada" sólo cuando nuestra opinión coincide con la de ella (sea "ella" quien quiera que sea)
Como adivino de tus palabras que eres de esa clase de buen lector que conoce los entresijos de la novela no voy a discutir contigo.
Pero mira lo que digo en la reseña "Novelas leves y amables con el lector, al que, además, halagan"
Pues eso... a seguir bien, buen lector.
Un saludo y gracias por tu comentario
Yo no he descalificado a nadie. Me he limitado a insinuar que es una novela compleja y que si no se entiende el porqué de su complejidad, se acaba entendiendo mal su esencia.
"Divertimento pseudo-histórico", eso sí que es una descalificación. :-)
Y si fuera verdad... Pero no lo es. No es una novela histórica sino una novela sobre la condición humana (en diversas etapas de la Historia).
En cualquier caso, te pido disculpas si te he ofendido por ser demasiado riguroso. No era mi intención molestar por molestar, pero tampoco quería pasar por alto algunas cosas que he leído en tu artículo. Que provoca -a saber por qué- la adhesión contra Cabré por parte incluso de aquellos que no han leído el libro...
Y conste que no tengo la menor relación con el autor. Simplemente me parece un gran autor al que hay tratar con justicia. (Sí, ya sé que el término "justicia" no es entendido igual por todos).
Lo dicho: sin acritud.
Saludos
De todas formas creo que no has entendido bien el post. Digo en él que la novela es más que digna y equiparo a Cabré con Auster y Murakami.
Lo que no acaba de convencerme es ese ansia de dignificar "lo de casa" y hacernos creer que es mucho mejor de lo que es... intentar vendernos una novela sin tacha como una obra maestra que trasciende lo literario y bla, bla, bla...
Tampoco exageremos.
¿Lo de casa? ¿Qué casa? Te informo de que alguien (Concha Cardeñoso, a quien no tengo el gusto) ha tenido que traducir la novela para que este servidor -y otros miles de lectores- puedan leerla en castellano.
La patria de la buena literatura son los lectores, y nada más. :-)
Saludos
Ni he leído ni pienso leer al tal Cabré. Dicho esto, me parece de un analfabetismo literario brutal el comentario que acabo de leer sobre los niños de la familia Glass. A su autor sólo le deseo que el magnánimo le conserve el gusto y el criterio lector.
Creo que la literatura, a diferencia de los cuentos para niños, no debe conducir a nunguna parte. Es por esta razón que veo que no te ha seducido la novela. Esperas historias que tengan donde morir y no creo que sea el caso. La buena literatura te ha de hacer sentir a las personas y las situaciones y si no puedes entender la complejidad de las mentes en relacción a lo que viven entonces el libro no te sirve. Si esperas historias simples con final cocreto quizas deberías leer novelas policiacas o del Far West.
No creo que pueda englobarse jo confesso en el ámbito del best-seller. Veamos, si consideramos best-seller un libro, generalmente novela, que está al alcance de un numeroso público, que se vende de hecho de forma masiva y que fluye de forma ágil con su estructura -como bien han apuntado en algún comentario- tradicional (nudo, etc.), su secuencia más o menos tradicional (orden temporal), sus planos narrativos bien definidos y estructurados y su conflicto correctamente dibujado y después resuelto, estaríamos efectivamente ante una novela poco susceptible de ser catalogada como bestseller. Por otra parte, debo añadir que el hecho -afortunadamente para mí- de poder leerla en original (catalán en este caso) le confiere un código de interpretación que va más allá de lo meramente novelístico. En mi opinión, enlazando con el post que hablaba de la condición humana, no sólo aborda definitivamente la condición humana sino que, de forma incluso renuente, pero decidida al fin, participa de ella desde ángulos poliédricos mostrándose en definitiva como lo que es: una visión -más allá de la técnica más o menos manida y/o compleja de los yoes narrativos y los planos solapados y las continuas prolepsis y demás recursos ad hoc, etc. etc.- poliédrica, incluso caleidoscópica y plural en el sentido más novelístico del término; esto es, no sólo aborda distintos planos y personajes y los entremezcla con las coordenadas temporales según las propias coordenadas del autor, creando ese maremagnum formal y estilístico que invita al desconcierto sino que además se "moja" en la propia complejidad psicológica de los personajes instándonos a entenderla o, al menos, a compartirla. En resumen, un ejercicio con excesivo fuego de artificio a veces, ciertamente, pero -a mi juicio- sin juego de manos y con resolución ajustada a las previsiones.
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