16/11/10

La hora del lobo, de Ingmar Bergman

¿Se puede haber visto una película sin saber que se ha visto esa película?

Hasta 1978 no se estrenó en España por motivos políticos ¿Por quién doblan las campanas?, película de 1943 dirigida por Sam Wood, adaptación de la novela de Hemingway. El caso es que ese año cuando la vio, mi madre juró y perjuró que ya había visto esa película con anterioridad. A todos los efectos, por lo que nosotros podíamos saber, mi madre había visto una película que no podía haber visto. A no ser que por televisión hubiesen emitido la serie Playhouse 90 de la CBS, en la que se representaban, en formato televisivo y con una duración de noventa minutos, adaptaciones de autores estadounidenses. En 1959 John Frankenheimer dirigió en dos partes la novela de Hemingway. ¿Se emitió por televisión en España?
¿Los empastes dentales captan las emisiones radiofónicas? A veces siento en todo sus detalles una pieza musical sin estar oyéndola realmente. Tal vez he heredado de mi madre extraños poderes que nos permiten conocer cosas antes de conocerlas realmente. Porque, al parecer, yo había visto con anterioridad La hora del lobo (Vargtimmen (1968) ), sin haber visto realmente la película de Ingmar Bergman.


Lo que sí está claro es que Lars Von Trier SÍ había visto Vargtimmen . Eso era algo que yo no podía saber (porque no había visto la película de Bergman) pero que al parecer intuyo en la reseña cuando digo que “no es una película de Bergman (como puede parecer en un principio)”. Es decir, de una manera no consciente yo sabía que Antichrist tenía que ver con Vargtimmen sin haberla visto.



También digo en la reseña que la de Trier no es una película de Tarkovski… y, sin que yo lo supiese conscientemente, las películas del ruso tienen aspectos bergmanianos que yo antes había destacado a propósito de Offret.


Empiezo a preocuparme. Resulta que Vargtimmen, una película que no había visto hasta la semana pasada, ha influido en mi vida mucho más de lo que pensaba. Pero esto no lo podéis saber todavía.



Pero no es solo eso. Se pueden rastrear las influencias de Vargtimmen en la cinematografía que la precedió, en todos aquellos filmes en los que el componente onírico tiene un papel fundamental, en aquellos en los que aparecen mezclados distintos planos de realidad: El carnaval de las almas, de Herk Harvey; Spider y El almuerzo desnudo de Cronenberg; Offret y Solaris, de Tarkovski; Eraserhead y Lost Higway y Mullholland Drive y todas las de Lynch…


Yo había visto Vargtimmen sin haberla visto porque es una película fundamental en la historia del cine. Una obra que sienta los principios del cine que explora las psiques perturbadas y divididas. Una película que me había influenciado sin haberla visto porque he visto las películas que ha influenciado.

Aún así no descarto la hipótesis de los empastes.

11 comentarios:

Manuel G dijo...

Pues ese es el problema, que muchos autores pop, o postmodernos, o como quieras llamarles, no son ese suceso incomparable que se pretende cuando se conoce más a los clásicos que a los modernos.

Yo había visto esta película, teniéndola siempre muy presente, y por eso cuando me hablan de Lynch con ese absoluto entusiasmo característico, lo he valorado siempre de otra forma, con el escepticismo de saber que una película como la Hora del Lobo es incluso más poderosa, más pura, directa, concentrada, igual o más inquietante que las de Lynch.

Roberto Carlos dijo...

Brillante!, y por eso todo está enlazado.

No sé, ¿y si fueramos más atrás de "Vargtimmen"?. ¿No podrá ser también una película influenciada por otra, que justamente, tampoco vimos?.
O si vamos más allá del cine, ¿podríamos encontrarle nexos con la literatura?. Bueno, ahí ya me voy a un divague, pero eso me pasó con un impávido personaje de una pelicula japonesa, Fish Story, que en medio del fin del mundo seguía con su vida normal, como algunos personajes de Murakami tipo Tooru Okada en los primeros momentos de "La crónica..."

En fin, me gusta buscar este tipo de relaciones. Y la originalidad, así, termina siendo algo bastante esquivo. Si es que realmente existe algo propiamente "original".

Madame psicosis dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=fjAixR14xKQ&NR=1

Anónimo dijo...

No he visto "Vargtimmen" pero sí el anticristo de Trier. Leyendo tu comentario seobre esta, no puedo por menos que coincidir en todos los puntos, lo cual además creo, permite establecer un paralelismo entre él y Bergman (incompleto, claro). Trier es un director con un dominio perfecto de lo que es el lenguaje cinematográfico -como Bergman, aunque le digan en ocasiones teatrero por su puesta en escena-. Supongo que esto responde a dos actitudes bien diferentes a la hora de enfocar sus trabajos. La atmosfera del anticristo es sencillamente impresionante (al margen de su simbolísmo y sus recurrencias a otros temas), y esto es básico por lo menos en el género de terror (si quremos poner etiquetas). Ahí está Lovecraft para demostrarlo. A mí lo que me molesta no es la personalidad del Trier, a quien no conozco, sino su "chantaje emocional". Pienso ahora en sus películas anteriores, como "rompiendo las olas" o "bailando en la oscuridad", bien diferentes de la intelectual "Dogville" y sin embargo parecidas en su objetivo, sacudir al espectador con un dilema ético, o al menos moral, que le haga replantearse las cosas (o esta es la sensación que yo siempre he tenido). Y esto lo hace de la manera más cruda posible, haciéndote sufrir, algo que me parece innecesario y además pernicioso para el buen entendimiento de ese problema moral que subyace en sus películas. En el fondo no evita sermonear un poco, pero todos lo hacemos, así que... Y Bergman me parece en lo esencial si no lo mismo, bastante próximo, con la diferencia abismal de que la "intelectualidad" de Bergman hace adoptar a sus películas un ritmo lento y pausado que distancia al espectador de lo que ve, convirtiendo el susodicho problema en un "objeto", más fácil y asequible al entendimiento, pero frio a la moción. En definitiva, me parece que ambos guardan una relación simétrica de oposición. Por lo demás, el que se hable de una persona, confundiéndola con su obra lo llamaría un efecto preocupante de la sociedad del espectáculo si no fuese porque me temo que esto es algo que siempre se ha hecho. EN el fondo alabar o abjurar de algo es superfluo pues el mercado ya se encargará de reabsorber toda crítica y todo producto, sacándole buen rendimiento. En todo caso puede ser molesto para el autor quien contemplará horroriyado como el resultado de su trabajo es vilipendiado sin ninguna justicia ym al final, relegado al olvido, pero que nos importa a nosotros el autor? Más lo sentiríamos por su obra que desaparecreá sin dejar rastro (o no).
Por cierto, yo me quedo con la hipótesis de los empastes, suelen funcionar; si no, el tranquimacin consigue un efecto parecido.

A.E.

Dr Zito dijo...

Plas, plas, plas (perdone no ser mas especifico)

Portnoy dijo...

Ahí esta el ¿primer? eslabón: Dreyer-Bergman- Trier, Lynch y todos loa demás.
Pero no por eso hay que restar méritos a Lynch o a Trier. Parece que nuestra cultura occidental propugna la originalidad por encima de todo. El oriente la reescritura es un modo aceptado de creación que no precisa excusas. Es la forma natural en la que la creación avanza. Hacerlo de otra manera, escribir o filmar ignorando a los que te precedieron, es un absoluto error.
Por eso debemos seguir avanzando. Yo tengo ganas de ver el trabajo de la siguiente generación influenciada por Lynch y Trier, pero consciente de Bergman y Dreyer y todos los demás.
No sé si me explico.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios.

Madame psicosis dijo...

No pienso que le reste, muy al contrario es para el espectador o la espectadora, yo hablo por mi, claro, un auténtico trabajo casi arqueológico ir descubriendo tantas cosas que no has visto pero que has visto, que ves de otras formas, y pienso que son originales o que no pierden esa originalidad, es fecundar lo fecundado con diferente esperma... También opino que esa es la única forma, de la que ya hablaba Dreyer, que a su vez hizo lo mismo.
También estoy deseando ver el trabajo de esa siguiente generación.

Un saludo.

Roberto Carlos dijo...

Sí, se explica. Totalmente de acuerdo, nuestra socidedad de hoy exige "originalidad" sobre todo, lo cual es sobrevalorar sus supuestos dotes.

Donde más notable se hace para mi la continuidad o influencia de predecesores sobre seguidores, es en la música. Y, curiosamente, tengo la impresión de que un poco a contrapelo de la tendencia general, allí se acepta más como algo normal y natural, que como una falta de "originalidad".

Saludos

Capitán Pollotriste dijo...

En esa película sale una chica que se parece mucho a Florinda Chico.

La frontera entre China y París dijo...

No pienso que nada reste su mérito a Lynch o a muchos otros. Si fuera así libros como Ulises o The Waste Land (o incluso alguno de Vila - Matas)no tendrían ningún mérito al hacer un uso constante de imágenes, textos y referencias a obras anteriores. Eliot hablaba de (traduzco del inglés, por si no es del todo excto) "una comunidad inconsciente y supratemporal de todos los artistas de todos los tiempos". La historia del arte no es una colección de obras de diferentes autores sino lo que TS eliot llama "totalidades orgánicas". Esto lo dice en un ensayo que se titula "Tradition and Individual Talent".
Saludos

resistente iluminador dijo...

Sin duda, muy interesante reflexión, y con los mejores ejemplos posibles.
Un saludo