Porque, les digo, existe un Plan, un Plan que controla la economía mundial y mantiene un estado social injusto y despiadado en el que somos tratados como peones desechables, un Plan dirigido por el Poder en la Sombra. Y ese Plan, les digo enfatizando la Gran Revelación, consiste en hacernos creer en la existencia del Plan. El Plan no existe, esa es la verdadera naturaleza del Plan. Quieren hacernos creer que existe un Poder en la Sombra que está por encima de gobernantes e instituciones y que ese Poder en la Sombra tiene un Plan cuando en realidad son unos míseros seres humanos condicionados por el Placer y el Dolor, en un estado intermedio de indiferencia, los mismos que nos gobiernan y que controlan las finanzas mundiales, ávidos de Poder y Dinero, ansiando la Pena y el Remordimiento, dispuestos a arruinar a sus semejantes por mantener sus privilegios obtenidos con la rapiña a la sociedad, pagando con tributos simbólicos a poderes inexistentes, en Iglesias con pavimentos dorados y en Mercados de mármol relucientes como templos, su mezquina impiedad, con inanes oraciones a dioses como analogías de un Poder en la Sombra que para justificar su existencia no existe. Son hombres como nosotros, pero nos hacen creer en un Plan que les sobrepasa, nos hacen creer en el Poder invisible porque nosotros, tu, yo, cualquiera, podemos acercarnos a ellos, gritarles, escupirles, clavarles un cuchillo y verles gritar como cerdos mientras se desangran. La Idea del Poder en la Sombra les hace aparentar inocencia. La Idea de un Poder en la Sombra invisible, les hace a ellos invisibles, les quita responsabilidad, les hace mostrarse a sí mismos como marionetas controladas por una Organización Secreta, simples peones en el esquema del Plan. ¡Una mierda! Son ellos, son ellos, les grito, pero para entonces ya han cerrado los ojos y se acurrucan junto a las paredes calientes de los edificios huecos.
Esto es un fragmento de una posible próxima (im)probable novela.
Mientras la sociedad se desmorona sigo escribiendo. Escribir es una mísera actividad pequeñoburguesa.
Mientras todo cae, leo Canción de hielo y fuego, de G. R. R. Martin.
No estoy aquí.
Y no estoy contento.