Letanía.
Una letanía desesperada que anuncia
que no hay futuro gritando que tampoco hay pasado.
Una letanía que enumera nadadoras y
botellas.
Ora pro nobis, inquilino de la 9.
Ora pro nobis, cristo herrumbroso de
sangre fundente.
Ora pro nobis, franz dertod, tuè par
les allemands.
Una letanía de pérdidas y de
ficciones perdidas.
Podría intentar hacer una especie de
sinopsis de La soledad de las vocales, pero sería traicionar
su esencia. Podría, incluso enumerar alguna otra novela en la que de
forma más o menos tangencial se propone un escenario similar.
Podría, entonces, comparar esas novelas con la de J. M. Pérez y
destacar los puntos esenciales de divergencia. Podría, sí, pero eso
implicaría poner en la misma página a otros escritores, escritoras
y a otras novelas que, pienso, no merecen figurar junto a la de J.
M. Pérez.
Volvemos pues al tema de siempre. La
narrativa española vigente, mainstream, difundida por los
principales, prepotentes, grupos editoriales (y de opinión) en
oposición a la Literatura.
La conclusión (estadística) es que la
Literatura no interesa.
Si la Literatura interesase (y ya no me
refiero a cuestiones estadísticas) La soledad de las vocales,
Nembrot, José María Pérez Álvarez, serían nombres que
aparecerían asociados a un análisis de la Literatura contemporánea
española.
Pero lo único que interesa es la
narrativa. Y puesto que los grandes grupos insisten en copar el
mercado de narrativa inane, cuando se supone, como parte principal
del contrato, que las editoriales velan por la calidad y excelencia
de lo que publican, se confunde narrativa con Literatura.
Y así vamos tirando.
Y los días pasan, y los meses y los
años y la vida.
Y los nombres se olvidan.
Y las novelas caducan.
La soledad de las vocales es
Literatura.
Pero lo curioso del caso es la gran
habilidad que tiene J. M. Pérez para crear una obra Literaria de
forma tan natural y directa, sin excesos, apelando a la atención
lectora pero acompañándonos en la lectura. Creemos estar leyendo
una novela cuando en realidad el autor nos coloca en el banco de un
parque a escuchar la incesante letanía alcohólica del inquilino de
la habitación 9 de la pensión lausana. Nos sitúa entre la
incomodidad y el interés, entre el desasosiego y la empatía, en la
tesitura de elegir entre la indiferencia, o el desprecio, hacia el
narrador, por ser quien es, y la curiosidad por su historia, que
remolonea en torno a unas cuantas obsesiones. O nos levantamos del
banco o nos quedamos a escuchar. Y aunque lo que escuchamos no parece
ser gran cosa, el lamento fervoroso de un perdedor, el grito
pronunciado en soledad, lo que importa, lo que verdaderamente importa
en estos casos, es la voz cautivadora del desahuciado, el canto de la
sirena que te arrastra al interior del libro y te consume. Eso que
raramente encontramos y que se suele denominar Literatura.
Levantarse del banco sería un gran
error.
4 comentarios:
SNAI Approves.
;)
Muere Philip Roth:
https://elpais.com/cultura/2018/05/23/actualidad/1527046191_251563.html
https://elpais.com/cultura/2014/11/25/actualidad/1416940053_326992.html
Pues yo estoy por levantarme del banco. Estoy en la 76 y creo que de ahí no paso. Y eso que la saqué de la biblioteca fiándome de su criterio.
Un Saludo
Thank you so much for providing such a useful content.
Publicar un comentario