Me he leído de una sentada los siete
tomos de La torre oscura de Stephen King. La verdad es que
solo quería tener un persistente sonido dentro de mi cabeza que me
impulsase, como al pistolero de las novelas, a seguir caminando hacia
el objetivo final. Si el del pistolero era alcanzar la torre, el mío
era acabar la torre. Como ejercicio suicida está bien. Además, como
la escritura de estas novelas le llevó a King muchos años, desde
que se inició en la escritura hasta hace bien poco, se puede
observar la evolución narrativa de King: desde su inicios, donde la
historia era lo importante y la concisión clave, pasando por su
etapa de éxito comercial, que le llevó a escribir novelas
torrenciales mientras se atiborraba de sustancias recreativas, lo
cual no es siempre buena idea (más de cuatrocientas páginas me
salté de uno de los primeros volúmenes de la serie), hasta su
última etapa, tras su accidente, en la que se muestra más sensato
narrativamente e incluso metanarrativamente... en fin, todo King, con
sus aciertos y sus decepciones.
Antes de somatizarme (¡soma, soma,
soma!) con King tuve otras experiencias sicotrópicas.
Por ejemplo Vidorra, de
Jean-Pierre Martinet, (Underwood, 2017, Traducción de R.M.
Giráldez) un libro que contiene un único relato pero de tal
intensidad que consigue avivar nuestra curiosidad por este escritor
prácticamente desconocido en nuestro país.
Esperemos que alguna editorial sensata
se decida a traducir Jérôme, considerada la obra maestra de
Martinet... y que se la encargue a Rubén Martín Giráldez, claro.
Por ejemplo Para Gloria, de
William T. Vollmann (Muchnik Editores, 1998. Traducción de Rafael
Heredero) Sería la primera novela de la trilogía de la prostitución
formada por Whores for Gloria (1991), Butterfly Stories: A
Novel (1993) y The Royal Family (2000) Nótese que el
título de la edición en español de la primera es la mitad del
título original. Al parecer Muchnik prefirió eludir “putas” en
el título. Lo cual es un error, además de ser mojigato. Pues la
historia trata sobre un individuo que recorre el Tenderloin de
Vollmann acostándose con prostitutas para recrear o volver a traer a
su vida a Gloria, un espectro con quien el personaje mantiene
encendidas conversaciones. Prosaica y sórdida, nos recuerda que hay
un nivel en las calles de nuestras ciudades, en el subsuelo de
nuestra sociedad, que preferimos ignorar pero que muestra la
verdadera naturaleza del ser humano.
Y por ejemplo final, la verdadera
narración sicotrópica. Cuando 900 Mil Mach Aprox, (Jucar
1981. Publicada originalmente en 1973) de Mariano Antolín Rato.
Copio lo que escribí en Goodreads:
Recuerdo, a principios de los ochenta
del siglo pasado, tener en una especie de altar dos novelas: Nova
express de Burroughs y Whamm!: entre espacios intermedios, de Mariano
Antolín Rato.
Supongo que hay lecturas, aunque luego
las olvidemos, que se incrustan en nuestra memoria y no salen de
ninguna manera. Si tuve por aquel entonces la intención de escribir,
fue en gran medida por esas dos novelas. Y creo, al cabo de muchos
años, que de alguna manera me he mantenido fiel a ese propósito.
Por eso ha sido todo un placer
reencontrarme con Rato.
Y también para redescubrir eso que
sospechamos y que nos negamos a aceptar: El futuro ya ocurrió.
La modernidad, la vanguardia, es algo
del pasado. Y, aún así, tiene una especie de frescura que resiste
al paso del tiempo. Todo lo que intentemos hacer, todo lo que
intentemos escribir, todo lo que busquemos como lectores en las
novelas del presente ya fue escrito hace mucho tiempo.
La verdadera "narrativa española
contemporánea moderna" lleva escrita unos cuantos años. Y
oculta, para que nadie la recuerde y muchos crean que los rancios y
aburridos escritores de nuestro tiempo y país son los únicos
abanderados de la narración.
Quería comentar también dos lecturas
que de alguna manera creo hermanadas Las tierras del ocaso, de
Julien Gracq (Nocturna 2017. Traducción de Julià de Jòdar) y
Emparejamientos juiciosos, de Carlo Emilio Gadda (Sexto Piso
2017. Traducción de J. C. Gentile) ¿Por qué hermanadas? Porque
muestran otra vía narrativa del siglo XX basada principalmente en la
exuberancia del lenguaje y la descripción.
Los relatos de Gadda son barrocos,
ampulosos y cargados de ironía. Un buen recuerdo o una buena
iniciación para esa obra maestra que es El zafarrancho aquel de
Villa Merulana.
La
novela de Gracq, rescatada entre sus papeles tras su muerte, un
ejemplo de aquello a que la mayoría de escritores han renunciado: la
descripción. Gracq te transporta a un mundo en el que puedes incluso
sentir la rugosidad de las piedras y la niebla avanzando desde la
superficie del lago. Todo está descrito de forma tan poética, y al
mismo tiempo precisa, que puedes emborracharte de palabras.
De
todas formas no sería obras de los dos autores que recomendaría. La
de Gadda porque sus relatos no aportan gran cosa, en su mayoría
pequeñas pompas de jabón que estallan sin más. La de Gracq porque
es un proyecto abandonado y me da la sensación que poco elaborado.
La narración no avanza porque queda en segundo plano y apenas se
centra en los personajes.
Sin embargo son recomendables por el
simple (y muchas veces olvidado) placer de su lectura.
Sigo copiando de Goodreads:
La Banda del Ciempiés, de Mario
Levrero (Mondadori, 2010)
No sé si después de las grandes
novelas de Levrero voy a encontrar alguna más que me entusiasme.
Creo que había que ir progresando en la bibliografía del autor para
llegar a La novela luminosa.
En lo que respecta a esta divertida
novela que roza el sinsentido creo que hay una clave al final del
libro que nos puede hacer replantearnos toda la narración. Es
cierto, los hechos que se cuentan pueden ser considerados símbolo de
nuestro tiempo. Además Levrero confronta el horror con la comicidad,
lo cual no consigue aliviar la atrocidad de lo que se narra.
La puedes considerar una novela ligera
o puedes quedarte pensando en las intenciones del autor.
Interesante.
Una novela china, de César Aira
(DeBolsillo, 2005)
Uno se pierde en la bibliografía de
Aira, por extensa y, sobre todo, porque parece no tener límites ni
restricciones. Una novela china no lo es solo por la localización
del texto. Lo es porque Aira intenta escribir desde la cultura china,
porque el propósito es escribir una novela al modo chino, con sus
sutilezas, su calma, sus circunloquios y metáforas. ¿Es una novela
china? No, porque es una novela, llamemos, occidental. Pero se
aproxima a lo que desde aquí se considera "chino"... creo
que no me explico. No es un ejercicio de estilo, es más bien como si
el autor quisiera deslocalizarse e imponerse una "filosofía"
de escritura.
Me sigo liando.
Vamos, que Aira no deja de sorprenderme
y demuestra que su narrativa no tiene límite.
Dos decepciones
Espada Auxiliar, de Ann Leckie
(Ediciones B 2017, traducción de Victoria Morera)
Es la primera vez que hago cola para
que me firmen un libro. Bueno, era para un regalo, pero Leckie me
firmó el ejemplar de Espada auxiliar que había comprado.
Dejando aparte la anécdota me ha
parecido una rutinaria secuela de una primera novela brillante por su
planteamiento narrativo, a pesar de que creo que no ha sido explotado
como merecería. La idea de una mente presente en diez mil cuerpos
precisaría a un Beckett para desarrollarla satisfactoriamente.
Vamos, de forma que ME resultase satisfactoria.
Plop, de Rafael Pinedo (Salto de
Página, 2007)
La verdad es que esperaba mucho más de
esta novela. Aunque soy fan de la sordidez y de la narración
telegráfica y sin adornos hay algo que no sé describir que no ha
conseguido que contacte con Plop... y eso que tenía grandes
expectativas sobre ella.
2 comentarios:
Me apunto las recomendaciones y coincido con la decepción de 'Plop', y me sabe malo lo de 'Espada Auxiliar', un libro que estaba esperando.
Abrazos.
Tal vez había puesto demasiadas expectativas en ambas novelas. Sin embargo seguiré leyendo a Leckie, creo que su universo puede deparar alguna sorpresa interesante.
Respecto a Pinedo, pues... he sacado de la biblioteca Frío. :-)
Un saludo y gracias por tu comentario.
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