Dos hombres, una mujer, una ciudad
(todas las ciudades, nuestra ciudad) y el proceso de construcción de
una ciudad inhabitable. No, ninguna sinopsis puede darnos una idea
del contenido de una novela y mientras más compleja sea ésta, menos
podrá una sinopsis reducir su argumento a cuatro líneas.
Dos hombres, Emil y el Mudo. Una mujer,
Oona. Una ciudad inhabitable, que rechaza ser poblada, de una
arquitectura imposible y asesina, donde nadie puede vivir. Una ciudad
desestructurada, construida como un laberinto en cuyo interior solo
se puede encontrar la muerte. Una ciudad construida como reflejo de
la mente de una persona atormentada.
Bien, ese es el final de la novela. Lo
importante es como Repila desarrolla su narración para llegar a esa
ciudad. Lo importante siempre es el viaje.
(- -)
Estructura:
Los capítulos de la primera parte, I
Dibujos, no están numerados. Aparece un doble guión (- -) al
principio de cada uno. Más adelante entenderemos que pertenecen a
distintos momentos de la línea temporal de la narración.
En las dos partes siguientes (II
Anteproyecto, III Proyecto de ejecución) la numeración de los
capítulos sigue el orden habitual, del 1 al 30. Sin embargo hay que
estar atento a los capítulos a los que al número le acompaña una
letra. Unos son ejercicios de reescritura degenerativa de ciertos
momentos, otros relatos de las mismas situaciones desde perspectivas
diferentes.
En IV Construcción se rompe de alguna
manera la alternancia de Emil y el Mudo característica de toda la
novela. Los capítulos en esta parte están numerados desde el siete
en regresión hasta el cero, con la particularidad de que están
duplicados (7, 7, 6, 6...) de forma que las narraciones de Emil y el
Mudo empiezan a superponerse en lugar de alternarse. De alguna manera
empiezan a caminar juntos hacia el final. La cuenta atrás termina en
el 0 y no pertenece a ninguno de los dos personajes.
Antes, Después, pertenecientes a la
quinta parte (V Ocupación) y un anexo, cierran la novela.
(- -)
Dice Negaresteni en Ciclonopedia
que si el vacío es el principal componente de la materia del
universo, la arquitectura solo puede aspirar a contener una parte del
vacío. Me acabo de inventar la cita. Pero me parece oportuno en el
contexto de la novela de Repila ya que en ella todo adquiere un tono
alegórico y la arquitectura es la alegoría principal. Llenar el
vacío, obstruir el espacio, levantar muros y vallas, impedir el
tránsito. Camuflar la terrible verdad: que en lo más profundo de la
construcción no hay más que un agujero que nos tragará a todos.
Una concentración supermasiva que nos atrae y nos arrastra
ineludiblemente a su interior. Un interior que no es más que vacío.
¿Quiere Repila decirnos esto? Su
narración está desubicada, los detalles difuminados por la
inconcreción, el tiempo es (nuestro) presente a la vez que la línea
temporal se trunca, su prosa poética nos desvincula de la realidad y
del realismo. En estas condiciones es el lector el que tiene que
encontrar el sentido a la alegoría de Repila, bien centrándose en
las circunstancias sociales de nuestra contemporaneidad, bien en el
mensaje universal, en cuanto a que está fuera del espacio y del
tiempo, que transmite. Y ese me parece uno de los grandes aciertos de
la novela.
La guerra está a punto de empezar.
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