23/11/15

Zeroville, de Steve Erickson

“Todas las películas reflejan lo que aún no ha sucedido, todas las películas anticipan lo que ya ha sucedido”

Isaac Jerome no es el nombre del protagonista de Zeroville. Es conocido como Vikar, con k, nombre que le puso el Vikingo, quien en la novela de Erickson nunca es llamado John Milius.
Isaac es el nombre del hijo de Abraham al cual éste quiso sacrificar en honor a Dios.
Sacrificar igual a matar.
Se calcula que Gilles de Rais, quien luchó al lado de Juana de Arco, mató a más de 1000 niños en sus retorcidos cultos satánicos.
La primera película que Vikar ve en Los Ángeles es La pasión de Juana de Arco, de Dreyer. El papel principal estaba interpretado por Maria Falconetti.
La última película que Vikar ve en Los Ángeles es Blade Runner, de R. Scott.
Pero atendamos al paratexto.

La novela se titula Zeroville.
“Dites donc, c’est pas Alphaville qu’il faut appeler votre patelin, c’est Zéroville” dice Lemmy Caution en Alphaville de Godard.

(Lemmy Caution se hace llamar Ivan Johnson en la película de Goddard. Cuando al principio llega a la habitación del hotel aparece un individuo que intenta matarle. Caution-Johnson se defiende. El sicario atraviesa varias puertas de cristal. Lemmy dispara y el sicario huye. Sin que la acción cinematográfica deje de transcurrir en la habitación y sin interrupción temporal, en la siguiente escena las puertas están intactas y un impacto de bala en un espejo ha desaparecido)






“Que le den a la continuidad”, dice Vikar.

“El cine está en todas la épocas y todas la épocas están en el cine”, dice Vikar.

“Cada escena está en todos los momentos y todos los momentos están en cada escena”, dice Vikar.

“En realidad ninguna escena conduce a la siguiente, todas las escenas conducen unas a otras”, dice Vikar.

“Las escenas reflejan lo que aún no ha sucedido, las escenas anticipan lo que ya ha sucedido. Las escenas que aún no han sucedido ya han sucedido. La “continuidad” es uno de los mitos del cine; en el cine el tiempo es circular, como un rollo de cinta. Que le den a la continuidad”, dice Vikar.

En la película de Godard, Alfa 60, el superordenador que controla (la ciudad, nación, galaxia denominada) Alphaville, dice que el tiempo se parece a un círculo que gira infinitamente. Nosotros caminamos en la parte inferior del círculo de forma que el futuro es una curva ascendente y el pasado descendente. “Nadie ha vivido en el pasado y nada vivirá en el futuro. El presente es la única forma de vida”, dice Alfa 60.
Lemmy Caution, ya por fin Lemmy Caution, derrotará al superordenador con un acertijo sobre un círculo.

“Las escenas reflejan lo que aún no ha sucedido, las escenas anticipan lo que ya ha sucedido”
Por eso en el capítulo 227 se empieza una cuenta regresiva hasta cero: 
“Vikar no lo sabe, pero ahora todo ha sido puesto a cero”

Vikar tiene un sueño:
“—Estuve pensando — dice —. Lo que dijiste acerca de ser un sueño.
—¿No es ese el cliché del cine, Vikar? (…) ¿que son sueños?
—Yo tengo un sueño. Me refiero al mismo sueño siempre. Cada vez que voy al cine, esa noche sueño y siempre es el mismo.”

Vikar lleva la cabeza rapada y tatuada en ella la imagen de Montgomery Clift y Elizabeth Taylor en Un lugar en el sol.
También lleva tatuada una lágrima bajo el ojo. ¿Mató Vikar a alguien?
¿Como George Eastman, el personaje de Monty en la película de George Stevens?
(¿No llega Vikar a Los Ángeles desde el este en un viaje de seis días?)




(La luz de la luna en el ojo de Montgomery Clift)

Porque Vikar, a pesar de que luego puede ser tomado por un ingenuo (incluso un idiot savant), en primera instancia nos es presentado como alguien propenso a la violencia. La controla hasta cierto punto, es cierto, pero a su llegada a L.A. Le resulta intolerable que confundan a Clift y Taylor con Dean y Wood, Un lugar en el sol, con Rebelde sin causa. Le enfurece que en la “Meca del cine” nadie sepa nada sobre cine. No obstante si hay algo que tenga claro Vikar aparte de su concepción del cine como el elemento que da sentido a la vida, es su intento de controlar sus arrebatos.
En algún momento uno puede pensar que Vikar está inspirado en el Travis Bickle (Vikar-Bickle) de Taxi Driver hasta que descubre que DeNiro se inspiró en Vikar para componer a su personaje.
Porque ese es otro de los aciertos de la novela, la aparición, en ocasiones sin ser mencionados explícitamente, de algunos famosos artistas cinematográficos: DeNiro, Kidder, Milius, De Palma, Scorsese, Cassavetes...
Pero lo que verdaderamente domina la narración de Zeroville es la sorprendente personalidad de Vikar y su actitud ante todo lo cinematográfico.
Y lo verdaderamente grande de la novela es que te invita, te anima, a que veas películas, las viejas películas, los grandes clásicos, incluso a verlas desde otra perspectiva. La novela rezuma y transmite amor al cine. Es cine en todos sus sentidos, técnicos y artísticos, y desde todas las perspectivas, la de los creadores y la de los espectadores.
Pocas veces digo esto, porque sé salvar las distancias, pero Zeroville es una novela que me hubiese gustado ser capaz de escribir. Por lo que tiene de crítica y, también, sobre todo, de juego: pero no juego metanarrativo, en este caso se trata de juego metacinematográfico.

Juguemos:
Un Blade Runner es una especie de policía encargado de matar (“retirar”) a unos seres que se niegan a aceptar que no tienen futuro y cuyo pasado (sus recuerdos del pasado) son una falsedad impostada.
La última película que ve Vikar en L.A. cierra el círculo. ¿Sueñan los androides? ¿Soñamos? Es decir, ¿soñamos como se soñaba hace siglos o soñamos cinematográficamente? ¿El cine es sueño, como dice el cliché o son nuestros sueños cine? ¿hay diferencia? Pero, la similitud entre los sueños y el cine, según Erickson, se reduce al gran cine, a las grandes obras maestras.

Y con esto llego a la hipótesis interrogativa: ¿Nos está diciendo Erickson que Blade Runner supone el fin del cine?

(Los fragmentos de Zeroville de la traducción  de José Luis Amores para Ed. Pálido Fuego)

1 comentario:

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Gracias por la recomendación, Portnoy. Como cinéfilo de pro que es uno, apunté el título al instante y ahora lo estoy disfrutando. Apenas unas cuarenta páginas y ya tengo la certeza de que será uno de los mejores libros que lea este año.

Un saludo.