Voy a intentar una sinopsis
histórica-lineal del texto que no coincide con el orden narrativo. Tadeys parte de la idea inicial de una
región narrativa denominada La Comarca con sus peculiaridades.
La Comarca, o el reino de
LacOmar, es un ficticio territorio fronterizo con el Imperio Otomano con las
tensiones religiosas que comporta. En la “Edad Media” (sic), el clérigo Maker
realiza una traducción de la Biblia al lenguaje de La Comarca que se transforma
en una versión pornográfica y sacrílega debido a las raíces del idioma.
Condenado al exilio Maker es abandonado en la zona norte del país donde entra
en contacto con una especie animal que él denomina tadeys, o tadeos, o tadeus.
Organizados en tribus que habitan una inexplorada red de cuevas, los tadeys,
simios desprovistos de pelos, se entregan entre los machos a una continua orgía
sodomita durante el día. La copulación con hembras, restringida a la oscuridad
de la noche, permite la pervivencia de la especie. Debido al distinto tamaño
entre humanos y tadeys, el pene del clérigo Maker les parece el de una
divinidad desmesurada y priápica. Las relaciones de poder dentro de la
tribu-manada se establecen a partir de la capacidad de cada uno de ellos para ser
más veces sodomizado. Obligado a penetrar al Gran Tadey, Maker lo mata durante el
acto.
La historia de Maker, que no
concluye, está reescrita varias veces a lo largo del texto. Esto es debido a
que Tadeys es una obra póstuma e
inacabada, sin corregir, con muchas notas que anuncian nuevas historias no
desarrolladas.
La economía de La Comarca se revitaliza
gracias a la explotación de la carne de tadeys, (que se nos presentan como
caníbales) aunque imaginamos que la lascivia de los humanos reserva usos
alternativos de los animales.
Puede que la idea de Lamborghini
es presentarnos una sociedad dictatorial, y no nos referimos solamente a los
tadeys, en el que la sodomía establece la estructura de poder. Así, en
sucesivos relatos que conforman la trama de Tadeys,
a través de historias que se entremezclan, conoceremos a varios personajes del
imaginario malsano de Lamborghini: Seer Tijuán, un niño educado por su madre
para enloquecer a los hombres a través de su “feminidad” y su disposición para
la lujuria; su despótico padre, que emplea su pene para vengar la afrenta que
la madre le ha provocado a través de Seer, matándola durante una sodomización
salvaje; Hiena Jones, pederasta brutal que junto al doctor Ky, experimentan en
un barco-prisión con peligrosos jóvenes delincuentes hasta convertirlos en
sumisas damas dispuestas a entregarse al placer anal; Dam Vomir, heredero del
título de alcalde de La Comarca, equiparable a Primer Ministro una vez abolida
la Monarquía, único superviviente de una dinastía de déspotas, que busca placer
en los barrios bajos con hombres mezquinos a los que humilla y asesina;
historias de las perversiones contranatura de los monarcas de La Comarca;
Jesucristo como un sodomita embaucador…
Lamborghini busca perturbar al
lector. Sus historias dejan a las del Marques de Sade a la altura de cuentos
para niños. No se me ocurre otra referente más claro que la de Saló, o los 120 de Sodoma, la película de
Pier Paolo Passolini, también una alegoría política, basada en el texto de Sade.
La brutalidad y la represión se establecen para el autor en forma de sexo anal.
Voluntaria o forzada, pasiva o activa, la sodomía no es tanto una actitud
sexual sino una manera brutal de establecer la supremacía de unas personas
sobre otras. Además, tal y como que describe Lamborghini las escenas de su
novela, no permite ningún atisbo de sentimentalismo o ternura, muy al
contrario, son descripciones explícitas de los más espantosos tormentos y
humillaciones, se detiene (¿se recrea?) en los aspectos más escabrosamente
orgánicos. Todo es excesivo y brutal en Tadeys,
incluso los pasajes menos escabrosos parecen ser una trampa relajante de la que
nos despiertan nuevos horrores.
Y sin embargo, la idea que
subyace, la estructura de la novela, es bastante interesante y en cierta manera
el tema puede considerarse alegórico: Un país que se alimenta de carne de un
promiscuo animal sodomita se convierte en un país de sodomitas con impulsos
animales.
Tadeys es una obra póstuma e incompleta.
Como afirma César Aira en el prólogo, fue publicada (Ediciones del Serbal, 1994)
siguiendo el orden de tres carpetas numeradas que contenían los textos
manuscritos, en lugar de seguir el “orden histórico” que la sucesión de
acontecimientos sugiere. Además se acompaña de una sección denominada Dossier,
al parecer compuesta de hojas sueltas que investigaban nuevas formas de abordar
la historia del Padre Maker, y apuntes sobre otras historias colaterales de Tadeys. Sea como sea, es una obra
inconclusa, un proyecto que apuntaba a convertirse en monumental, abortado por
la muerte de Lamborghini. El texto, tal cual se nos presenta, es obvio que
precisa en algunos pasajes alguna corrección. Digamos que nos encontramos ante
un texto “en crudo” en el que las peculiaridades de la escritura de su autor y
su fallecimiento, nos hacen dudar de que hubiese sido definitivo.
Lo más importante del texto es
que en él se adivina la necesidad del autor de jugar con el lenguaje, de convertir
el texto en una farsa lujuriosa y brutal, tanto en lo descrito como en lo
escrito, de forma que el texto tanto puede llegar a repeler por su contenido como
atraer por su forma, por su lenguaje y su construcción. Su estructura, casual o
no, siguiendo el orden numeral de las carpetas, gira en espiral en torno al
enigma de los tadeys, de comportamiento casi humano, y a su crianza como ganado
alimenticio-sexual, a través de los tiempos, desde el Padre Maker hasta Seer
Tijuán, empezando por éste último y volviendo siempre a él.
En este aspecto, su estructura
rizomática y otros detalles como notas a pie de página que se extienden a lo
largo de varias, y otras notas que desarrollan o redesarrollan temas de nuevos
relatos tadeys, hacen que sea una novela contemporánea y moderna, dotada además
de un alto riesgo.
En el blog Hanna O. Semicz podéis
leer unos fragmentos de la novela.
Yo no condenaría ninguna obra a
la hoguera. Pero sé que hay gente que sí lo haría. Para esos obsesos
incendiarios Tadeys sería el ejemplo de
obra decadente, inmoral e impúdica que lanzarían a las llamas (quizás después
de haberla leído recreándose en lo que cuenta)
Lo reconozco: Esta es una novela
muy dura y desagradable. No es comparable, ya que a mi entender las sobrepasa,
a otras novelas de Sade, Apollinaire o Bataille, aunque en cierta manera
podríamos considerarla hermanada con las narraciones del Marqués, con Las once mil vergas o con El ojo. Pero ante todo Tadeys es una
novela política, una alegoría de la brutalidad del poder establecida a través
de la sodomía, una brutal visión de nuestra sociedad. Tadeys merece ser rescatada, es cierto, merece ser colocada junto a
esa tríada francesa que muestra la depravación de forma literaria.
8 comentarios:
No la he leído, pero hay algo de inocencia en escribir un libro duro. Siempre hay algo de inocencia en escribir y publicar.
Las once mil vergas es una obra maestra
Estoy leyendo una traducción al inglés (de Stephen Barber) de "Eden, Eden, Eden", novela de Pierre Guyotat, autor que creo se puede emparentar con los que aquí nombras. Hace tiempo que quiero leer "Tadeys". Saludos.
Muy buena la reseña, Javier. Convenimos entonces que Tadeys es una joya oscura sin parangón en la literatura escrita en español. Las once mil vergas me parece demasiado cómica para compararla con Tadeys. Tadeys es negra. Lamborghini se ha extirpado toda piedad para escribirla. Está claro que muy pocos la leerán. Y es bueno y lógico que así sea.
Hola, buena lectura, se te nota sentido incluso. Yo reboté varias veces de esta novela pero la retomaré estos días. Reboté porque llegaba aburrirme espantosamente. Respecto a otras obras de Lamborghini, esta es casi una novela tranqui (Las hijas de hegel, por ejemplo).
Mirá, no sé si lo leíste, pero hay un autor francés llamado Mathieu Lindon que escribió una novela publicada en español como "Nuestros placeres" (Anagrama) justo el mismo año que Tadeys, y es también una alegoría política. Un cóctel con prostitución infantil, sodomía, canibalismo, etc. La primera vez que me puse a leer Tadeys conseguí este libro, y aparte de sorprenderme que hayan sido escritos en el mismo año, me sorprendió aún más que Lindon puede reírse en el infierno. Y hacernos reír. Y tenía el otro libro al lado, hiperneurótico, en que todo es grave, brutal y etcétera. Si no tenés drama con el sexo anal, Tadeys no te espanta, incluso tiene descripciones altamente románticas, dulces: chorros de guasca por todas partes. Con Sade tiene muchas similitudes, y con los otros autores que mecionás también, aunque es más bien temática: el deseo como Ley, pero donde el marquez confunde los sexos (las mujeres son viriles, como justine, imponen ley), en tadeys no hay mujeres, están todavía más aplastas y estereotipadas por la masculinidad vibrante del texto; en bataille el sexo va mucho más allá de lo físico, del lenguaje y como no hay ley tampoco hay perversión (matar y desmembrar y violar son elevados a obras de arte); y apollinaire que pone el humor donde no debe estar (la ley es absurda pero entretenida). La voy a releer, después te cuento.
Saludos
Yo que no pude terminar Las once mil vergas de Apollinaire... con este ni lo intento, entonces.
Tadeys obra inacabada?
Harto acabada
Semenizada hasta el rebalse.
Reseña estúpida. No se separa literatura de poesía. La obra es poética. Trata y da cuenta de la esencia de la idiosincrasia argentina. El punto de mira es Heidegger y Lacán. Todo paisaje y toda situación es rioplatense. Está escrita con las tripas del gordo y con su culo violado.
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