Pensad lo que queráis, pero esta frase de Vila-Matas me gusta especialmente:
Después de todo, tras el terremoto que desató en el lenguaje, los más lúcidos sucesores de Joyce nos parecen hoy sobrevivientes caminando entre los cascotes, bajo un cielo insondable sin estrellas, deteniéndose ante las pocas hogueras – y aún gracias – que arden.
Chet Baker piensa en su arte, de Enrique Vila-Matas.
Después de todo, tras el terremoto que desató en el lenguaje, los más lúcidos sucesores de Joyce nos parecen hoy sobrevivientes caminando entre los cascotes, bajo un cielo insondable sin estrellas, deteniéndose ante las pocas hogueras – y aún gracias – que arden.
Chet Baker piensa en su arte, de Enrique Vila-Matas.
5 comentarios:
Javier, justamente envié por mail este fragmento a un amigo.
Este texto, especialmente, que lleva el título del libro me ha parecido: DESLUMBRADOR. Caminando entre esos cascotes y bajo ese segundo cielo de Becket, se abre paso ya el futuro, por mucho que "el gemelo idiota" se afane en ocultar la existencia -y grandiosidad- de su hermano. Sin este el otro está condenado a vivir entra la chusma.
Un abrazo.
Quise escribir: "Beckett"...
Y, sin embargo, Joyce no descubrió nada que no estuviese allí. Menuda burrada acabo de escribir, siempre todo está "allí".
"Mientras estaba escribiendo el Finnegans Wake era su hija, Lucía Joyce, a quien él escuchaba con mucho interés. Lucía terminó psicótica, murió internada en una clínica suiza en 1962. Joyce nunca quiso admitir que su hija estaba enferma y trataba de impulsarla a salir, a buscar en el arte un punto de fuga. Una de las cosas que hacía Lucía era escribir. Joyce la impuslaba a escribir, leía sus textos, y Lucía escribía, pero a la vez se colocaba cada vez en situaciones difíciles, hasta que por fin le recomendaron a Joyce que fuera a consultar a Jung.
Estaban viviendo en Suiza y Jung, que había escrito un texto sobre el Ulises y que por lo tanto sabía muy bien quién era Joyce, tenia ahí su clínica. Joyce fue entonces a verlo para plantearle el dilema de su hija, y le dijo a Jung: “Acá le traigo los textos que ella escribe, y lo que ella escribe es lo mismo que escribo yo”, porque él estaba escribiendo el Finnegans Wake, que es un texto totalmente psicótico, si uno lo mira desde esa perspectiva: es totalmente fragmentado, onírico, cruzado por la imposibilidad de construir con el lenguaje otra cosa que no sea la dispersión. Entonces Joyce le dijo a Jung que su hija escribía lo mismo que él, y Jung le contestó: “Pero allí donde usted nada, ella se ahoga”. Es la mejor definición que conozco de la distinción entre un artista y... otra cosa, que no voy a llamar de otro modo que así."
Piglia
http://virtualia.eol.org.ar/007/default.asp?notas/rpiglia-01.html
Sí, ciertos puntos de inflexión de las vanguardias nos han hecho mucho daño a estos que ahora somos sus descendientes.
Yo tengo un conocido que dijo que Picasso había hecho mucho daño a la humanidad. Llega don Pablo y dice, a ver, señores, ¿qué falta por pintar?, esto?, esto otro?… Hala, caballeros, ya está hecho. A la mierda el arte!
Je, je… Yo no creo en la muerte del arte, como no creo en la muerte de la historia mientras que un ente inteligente siga respirando contaminación o radiactividad sobre este planeta y otros posibles. Pero que Joyce le dio una buena puñalada a la literatura, je, je, ya te digo yo que sí. Y ahí andamos los sobrevivientes entre los escombros, intentando encender hogueras y calentarnos las manos.
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