10/10/06

Fantasmas, Chuck Palahniuk (y II)

Fantasmas, como todas las novelas de Palahniuk, parte de una premisa interesante: Un grupo de personas consiente en encerrarse durante tres meses en un retiro intelectual denominado “Colonia de escritores” para que, apartados del mundo y de sus obligaciones, consigan escribir en ese tiempo una obra maestra literaria.
Descubriremos que el organizador del evento no espera nada de ellos relacionado con la literatura y los participantes no tienen ninguna intención de escribir. Lo que Palahniuk quiere poner en evidencia en esta especie de fábula que juega con la idea de los reality shows, es la mezquina naturaleza humana, los aspectos más bajos y miserables de la condición humana. En una feroz crítica a nuestra sociedad, a la relevancia insustancial de los medios de comunicación, los miembros de la “colonia de escritores” buscarán desesperadamente victimizarse en vista a una futura venta de su experiencia. Pero su experiencia está condicionada a la posibilidad de obtener un beneficio económico de ella: La “realidad” no es tal, lo que ocurre en el interior de la “colonia” no se corresponde con la realidad de unos presuntos autores encerrados durante tres meses, en todo caso se corresponde con lo que el espectador quiere oír de una situación como esa. La realidad que quieren mostrar los encerrados se corresponde con un mal guión destinado a un telefilme de bajo presupuesto. Palahniuk nos invita a que cuestionemos cualquier tragedia que los medios de comunicación pongan a nuestro alcance.
Víctimas de un secuestro inexistente, los encerrados demonizarán a su anfitrión, se someterán voluntaria y estúpidamente a sucesivas carencias y penurias, se automutilarán, se matarán entre ellos.
Para hacer que la historia avance Palahniuk diseña una estructura que al final resulta ser demasiado rígida como para que la narración avance fluidamente. Igual que el escritor se somete a una serie de normas para distinguir una obra del resto, también debe ser capaz de darse cuenta cuando esas normas llevadas a su límite entorpecen el conjunto. Fantasmas es una buena idea y una mala puesta en escena. Existen dos tramas que se entrecruzan en Fantasmas: En primer lugar la que narra el encierro y después, a través de relatos independientes, la particular historia de cada uno de los encerrados. Veintitrés relatos para diecinueve personajes (dos personajes repiten con dos relatos o más y es con uno de ellos con el que el autor logra el relato más interesante) y una historia común a todos ellos. Los personajes son demasiados y la calidad de muchos de los relatos no justifica tantos personajes. Relatos intrascendentes, personajes intrascendentes. Se puede pensar que a Palahniuk se le va la mano en su empeño de alargar la historia, intercalando material innecesario tanto por su menor calidad, como por su aportación mínima a la obra, haciendo que ese tono monocorde de todos los relatos, ese plúmbeo “nosotros” que no acaba de convencer en un grupo de personas en donde prima el individualismo y el egoísmo, se prolongue sin sentido. Sin embargo hay que decir que hay grandes relatos en Fantasmas, excelentes relatos. Palahniuk deja sentado algo que ya habíamos notado con anterioridad, que es mejor cuentista que novelista y que, si bien en Fantasmas no acaba de cuajar, la estructura de la novela es interesante desde el punto de vista formal. Pero ya sabemos que es una estructura consolidada desde Sterne y popularizada por Dickens.
Pero si por algún sentido Palahniuk es un autor destacable no es por las cualidades que podemos encontrar en su forma de hacer literatura. Los temas que aborda son los que le han dado fama.
En Fantasmas hay relatos anecdóticos, con final sorprendente, incluso sabidos en todos sus detalles, los hay testimoniales, recordándonos sus artículos periodísticos sobre personas y actividades extrañas y los hay, los más destacables, en los que lo carnal es mostrado hasta sus más escatológicos detalles.
Palahniuk no engaña. No creo que pretenda escandalizar a sus lectores, creo que se conforma con fastidiarnos la cena. Sus temas no son fáciles de digerir (y ya me perdonareis el chiste malo) Pero esa morbosa complacencia en la descomposición, en las entrañas y en los procesos biológicos y orgánicos, le sirven a Palahniuk para mostrarnos el lado más patético y miserable del ser humano. Pero al contrario que otros escritores, Palahniuk no nos muestra la miseria humana para mostarrnos el camino de la redención, no moraliza con sus relatos. Se limita a plasmarnos tal y como somos, egoístas trozos de carne sin futuro y sin moral.
Y disculpadme si generalizo. De alguna manera podemos sentir que Palahniuk tiene bastante razón. Poned la tele si no me creéis.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Es difícil valorar la relación que la literatura establece con los medios de comunicación. De partida, no todos los medios pertenecen al campo del arte (la televisión abierta, francamente, ha abandonado ese camino) y están, por tanto, en clara desventaja ante la literatura, si usamos los mismos patrones para calificarlos.
Yo estoy convencida de que la literatura siempre enseñará mejor la realidad (incluso aquella literatura que tiene características menos realistas) que la televisión. Pero es que hacen o pretenden cosas distintas. Somos “egoístas trozos de carne sin futuro y sin moral”. Es probable, al menos damos muestra de ello todos los días (también generalizo). Yo prefiero que me lo enseñe la literatura.
Me gusta la literatura que habla de los medios. Los artistas piden mucho, a veces cosas más allá de lo posible. Pierden el norte. Pero eso me gusta también.
Manuel Puig fue un maestro.
Qué buena reseña-comentario, Portnoy.
Besos

Portnoy dijo...

Creo que lo que Palahniuk plantea es que nuestro comportamineto, en algunas situaciones, está condicionado por la posibilidad de aparecer en pantalla. Sus personajes no se comportan con naturalidad sino calculando los réditos que puedan proporcionales cada uno de sus actos.
es como en los realytis shows de la televisión... ¿se conmportan como son o se comportan como creen que la cámara y la udencia quieren que se comporten? Gustavo Bueno apareció como comentarista en el primer Gran Hermano de Tele5...d espués salió huyendo... supongo que se dió cuenta que no había demasiado que sacar de aquel engendro... en lugar de una paradoja en la que se enfrentasen realidad y ficción lo que se puede ver en esos programas de televisión es la bajeza y la ruindad de los participantez... su estupidez también (y la del público)
En fin

Unknown dijo...

Coincido contigo en bastantes puntos. Palanhiuk es dado a remover estómagos y conciencias con temas escabrosos tratados con dureza y viscelaridad. Quizás sea ese su principal virtud. Y es que lo hace bien.

Un saludo.


P.D.: Llegué aquí gracias a Alvy Singer y me alegra el descubrimiento. Le seguiré la pista.

Portnoy dijo...

Yo no sé si quedará bien decirlo, Doc... pero Palahniuk me divierte... será escatológico, ácido y visceral, pero creo que es básicamente divertido... al menos eso me parece.
Un saludo y espero verte a menudo por aquí (ya me pasaré por tu gabinete con más tiempo)

Anónimo dijo...

Lo que a mí me provoca sorpresa es que un reality show pueda verdaderamente confundirse con la realidad. En principio, en la telerrealidad se supone que el espectador debe creer que el papel del actor no existe ¿no?; pero ¿realmente la gente lo cree? Eso es lo que me sorprende.
Vi, el año pasado, un programa de estos que ponen por la tarde que conducía una alumna. Aparecían dos personajes que supuestamente se habían ofendido en un reality show. Cada cual interpretaba su papel lo mejor que podía. No eran actores profesionales, claro está, pero interpretaban un papel.
Lo de estar “condicionado por la posibilidad de aparecer en pantalla” es interesante. Siempre es así, aunque uno se interprete a sí mismo o a una idea de sí mismo. El que está delante de la pantalla lo sabe; es el espectador, como dice Genette en su último libro, el que se confunde. ¿Por qué?
La bajeza, el mal gusto, lo soez, es precisamente lo que se busca vender, empaquetado todo bajo el lazo de “como en la vida misma”. Es un circo. Que la gente lo confunda con la realidad, bueno, es caer en la trampa del nombre; pero que se imponga como modelo de realidad, sinceramente, es lo que me incomoda. Es decir, el segundo movimiento, inverso al que tú planteas. Pero así funcionan los medios.
Gracias Portnoy. Echaré un vistazo al libro de Palahniuk. Me entró curiosidad por ver hasta dónde llega.
Palahniuk me parece un buen escritor; creo que maneja bastante bien los recursos que utiliza. Pero no puedo estar de acuerdo con las etiquetas de escandaloso, contestatario, rupturista, etc., que se le han colgado, y en las que basa su popularidad. Yo creo que está completamente dentro de los márgenes del sistema; no lo veo como “removedor de conciencias”, en su sociedad. Sí creo que es interesante cómo maneja el tema de las identidades.
“Club de lucha” es infinitamente superior a la película de Fincher. No hay punto de comparación en cómo manejan ambas obras una misma historia. De todas la soluciones que tenía Fincher para representar la doble personalidad del protagonista eligió la más fácil en cine y la peor. De paso se cargó la mayor riqueza, ya no de la novela, sino de la historia, y se quedó sin final porque se cerró todas puertas. Como adaptación está muy mal (y no porque no se parezca al original, sino porque no está a su altura); como película, me parece una más del montón.
En fin. Saludos.

Javier Moreno dijo...

Lo peor de Palahniuk es, en realidad, la asociación de cultistas freak -modelada al estilo "fight club"- que lo rodea y venera como a un profeta.

Por lo demás, es un tipo divertidísimo. A mí me hace reir.

Portnoy dijo...

Tal vez, j. porque esa veneración es excesiva, no demasiado acorde con la calidad literaria de Palahniuk. No sé si será a causa de la traducción, pero estilísticamente asocio a Palahniuk con James Ellroy... esa mezcla de reseña periodística y narrativa clásica produce un efecto curioso, como de proximidad con el lector y de verosimilitud (que, por otra parte es lo que pretende Palahniuk, ser verosímil, narrar la realidad más extrema)
En este caso, Vernon, se aplica aquello que ya hemos discutido muchas veces, que la simple presencia de la cámara distorsiona la realidad. En este caso Palahniuk propone una distorsión por la posibilidad de una cámara... algo así como los radares que controlan la velocidad en las carreteras, aunque no funcionen.
En fin, gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

No leí nada de Palahniuk, lo apunto en mi lista de pendientes. Enhorabuena por tu magnífica reseña.

Estoy de acuerdo con Vernon en que el espectador es el que confunde lo que ve con la realidad y también a mí me indigna que nos intenten imponerlo como modelo de realidad, ¡menudo ejemplo le damos a los jóvenes, público mayoritario de los reality shows!

La presencia de la cámara distorsiona la realidad, parece que en este punto estamos todos de acuerdo, pero ¿la pantalla del ordenador también distorsiona la realidad? Los que escribimos en foros y blogs culturales ¿somos personas reales o personajes? Me inclino por lo segundo, a pesar de lo reales que parecen algunos de los contertulios.

También los personajes de ficción de la literatura nos parecen, a veces, tan cercanos que creemos conocerlos como si fueran de carne y hueso. A propósito de esto, escribe Virginia Woolf en el libro que estoy leyendo, “Horas en una biblioteca”, sobre una biografía de Serge Aksakoff:

“Habíamos llegado a conocerle y conocíamos a su familia del mismo modo que conocemos a las personas con las que hemos pasado semanas, sin roces de ninguna clase, en una casa de campo. La figura del propio Aksakoff ha ocupado en nuestro ánimo un lugar que es más semejante al de una persona de carne y hueso que al de una persona a la que hayamos conocido tan solo por medio de un libro”.

Un saludo.

Pd. Por cierto, le han dado el Nobel a Orhan Pamuk, no hubo sorpresas, Philip Roth tendrá que esperar.

Diego Zúñiga dijo...

Nunca había leído a Palahniuk, hasta que un amigo me mandó un enlace con el cuento "Tripas" y me desconcertó. Claro, a mí no me dio asco ni nada por el estilo, simplemente me dio pena, mucha pena, como los mejores cuentos de Carver, pero con ese toco morboso y paródico a Palahniuk.
Saludos.

Portnoy dijo...

Sí, Fuca, otro año más. Y esa confusión entre lo vivido y lo que creemos vivido... en fin, creo que no hacen falata demasiadas explicaciones para quienes jugamos cada día a ese juego de reconocernos (no conocernos) en nuestras identidades en la red.
Es un mundo extraño.
:-)

Pena, Diego... sí, es interesante tu apreciación... desamparo, lástima... es posible... sólo que al final Palahniuk consigue que no nos identifiquemos con esos personajes dotándolos de una vertiente egoista y destructora, casi solipsista.
En fin, gracias por vuestros comentarios y disculpadme la tardanza.

Memphis Blues dijo...

Probablemente ya esté agotado el tema Palahniuk y nos dediquemos a otros asuntos. me gustaría comentar algo.Siempre me haces leer cosas que sugieres. En este caso me releí "El Club de Lucha". Pero también un libro titulado "Error humano" en el que Palahniuk escribe varios relatos cortos y pequños ensayos. Creo que es importane, ya que podemos apreciar detalles muy interesantes sobre el escritor y su obra.
Saludos

Anónimo dijo...

Sin lugar a dudas Palahniuk es uno de los escritores más originales de nuestros tiempos. Todas sus novelas tienen ese "algo" que las hace especiales, ya sea en la idea o en la trama. Bien es cierto, tal y como comentas, que con Fantasmas se le ha ido un poco la mano. Yo opino, al igual que tu, que la idea es genial, pero que la puesta en escena es floja. Almenos en comparación con sus otras novelas.

A mi personalmente me encantan Nana, Monstruos Invisibles y Superviviente. Asfixia y Club de la lucha también me parecieron geniales, pero no al nivel de las otras tres. En cuanto a Diario, la verdad es que es que creo que le pasa lo mismo que con Fantasmas; buena idea con mala puesta en escena. De todos modos creo que re-leere Diario a ver si me percato de algo que no pude percibir en la primera lectura.

Anónimo dijo...

Buenas:
A mi Palahniuk me parece, como se ha dicho, esencialmente divertido.Si, vale, le encanta meterse en la podredumbre, pero siemre es capaz de dar ese tono irónico que te arranca una sonrisa.

Personalmente prefiero :El club de lucha, Superviviente, Asfixia.Nana, Diario y Monstruos invisibles me parecieron obras menores.¿Error Humano) Es lo que es...entretiene, pero le prefiero en ficción.
Y por último, Fantasmas:Estoy de acuerdo con la opinión:Es un libro irregular, tiene relatos magnificos con muchos normales, otros intranscendentes...De hecho, debería haber dejado de lado la estructura y haberla usado como un cuento.

david dijo...

Estoy de acuerdo con todo lo negativo de la crítica, y no tanto con lo que pueda haber de positivo en ella y en las respuestas. Sé qué intenta el tipo, pero lo leo a él y después me leo cualquier tipo de Martin Amis y creo que si los dos están intentando mostrarnos lo que puede haber de ruin en el carácter humano Palahniuk se dedica a rascarse la costra y poner muecas de asco mientras que Amis te invita a presenciar una vivisección.

No sé, para mí es un escritor que efectivamente ha conseguido su legión de fans con El club de la lucha, pero que tampoco tiene mucho de especial, o nada que otros, sin tanto ruido ni tanto bombo, no tengan en versión no-garrafón.

Portnoy dijo...

Disculpadme, Memphis, Palah, David... volveremos con Palahniuk dentro de poco.
Pero me parece que la opinión general apunta a que es un autor con buenas ideas que acaban decepcionando de alguna manera. Como si no supiera que hacer con tan buen material literario.
En fin, un saludo y gracias por vuestros comentarios.

Ana P. dijo...

En efecto se le da de fábula lo escatológico, duro y/o desagradable, y ya vi la crítica que había no ya detrás, sino bien en la superficie. Pero confieso que aun así el libro me estomagó. Creo que prefiero "El club de la lucha", y a tirones...

Santiago Tazón dijo...

Lo cierto es que he leido todas las novelas de Palahniuk excepto la de Tell All que la tengo a mitad.
Fantasmas está por ahora en el último puesto en orden de preferencia. Me gustaría recomendar Survivor o Rant como las mejores para comenzar a leer a Palahniuk.
Sí, supongo que pertenezco a esos "cultistas freak -modelada al estilo "fight club"- que lo rodea y venera como a un profeta", pero que se le va a a hacer...