La muerte de Simon Wiesental me recuerda que el asesino Adolf Eichmann, en los días previos a su ejecución, se llevó de la biblioteca de la prisión Lolita, de Nabokov. Quería leer un rato y escogió esa novela entre otras muchas. Le sonaba, había oído hablar bastante de ella. Si miramos el santoral de los genios, veremos que hoy se cumplen 50 años y 10 días de la publicación de ese libro en la editorial Olimpia Press. Cuenta un biógrafo de Nabokov que, después de leer unas pocas páginas de Lolita, Adolf Eichmann rechazó furiosísimo el libro. “¡Pero esto es inmoral, pero esto es una vergüenza, es repugnante!”, dijo. La delicada conciencia de los asesinos nazis.
Enrique Vila-Matas; El País, Ed. Catalunya, 25 de septiembre de 2005.
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