El Cuento de Invierno es la penúltima obra de Shakespeare, y es, por su temática, prácticamente inclasificable en ningún género concreto, y por su contenido, una obra de espectáculo total, en el que tragedia, comedia pastoril, música y baile se entremezclan magistralmente. En palabras de Northrop Frye “el significado de la obra es la obra, y nada puede abstraerse de la experiencia total de la obra”
El cuento de invierno toma su argumento de una novela isabelina, Pandosto, el triunfo del tiempo, de Robert Greene. Shakespeare voltea considerablemente el argumento, trastoca los escenarios, sin importarle las incoherencias geográficas, como la tan criticada y al mismo tiempo tan ingenua que es otorgarle a Bohemia puerto de mar, e introduce dos temas que le son conocidos, el de los celos y el de la soledad del tirano. La primera parte de El cuento de invierno se desarrolla en Sicilia y toma, según pasan las páginas, un cariz de tragedia que presagia un tormentoso final.
Pero he aquí que un oso aparece en escena, y tras el oso aparecen dos personajes cómicos y rústicos, de esos tan afectos a Shakespeare, que parecen desentonar en lo acaecido hasta el momento. El tiempo, en forma de coro, aparece para señalar el salto de dieciséis años que sufre la narración. La tragedia deja paso a la comedia, comedia pastoril en la que la música y las fiestas, los disfraces y las falsas identidades, los equívocos y los personajes de distinta índole campan a sus anchas. La obra culmina en un final esperanzador, un bello final que realza el carácter de Cuento que tiene toda la obra.
Las últimas obras de Shakespeare, Pericles, Cimbelino, La tempestad y El cuento de invierno inciden en la temática de las relaciones entre padres y, principalmente, hijas. Es la madurez del autor, y también, un cambio en el escenario de sus obras. Hace tiempo que la compañía de Shakespeare estrena en Blackfriars ante un público más selecto que el habitual de El Globe. Sin embargo, El cuento de invierno se estrena en este último escenario. Tal vez la idea original de Shakespeare fuese otro tipo de obra, más trágica, o más a gusto de los asistentes al Blackfriars, y después, ante su vuelta al popular Globe, decidiese aligerar la obra, o brindar un homenaje al público que le dio fama y gloria. De todas maneras, dejando aparte especulaciones, El cuento de invierno es, como todas las obras de Shakespeare, especialmente indicada para verse representada. Espectáculo total.
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