¿Quién es Lincoln Selwin?
Y lo que es más importante, ¿trata de
eso la novela, de la identidad de Selwin?
Lo que leemos en la novela es una
sucesión de testimonios en torno al fulgurante ascenso social del
objeto de la narración, Lincoln Selwin. Una caída y auge de un
personaje a través de ciertos hechos que son explicados a través de
muchos declarantes que en realidad conocían poco al protagonista. En
cierta manera, lo que esta novela coral viene a demostrar es la
imposibilidad de conocer a otra persona simplemente ciñéndonos a su
vida pública, a lo que la persona hace o dice o dicen que dice y
hace.
La verdad es que somos conscientes de
dicha imposibilidad. Pero, como siempre, lo importante es el viaje,
la forma en que Dara es capaz de plasmarnos esa imposibilidad. El
puerto, la conclusión, puede ser conocido. Pero el viaje es
sencillamente delirante. No solo porque las voces se ciñen a sus
propios y limitados conocimientos en torno a Selwyn, lo cual se
demuestra en fiestas, casas, acompañantes, ropa y vehículos
deslumbrantes que “adornan” la existencia del protagonista, todo
aquello mundano y visible, superficial y lujoso, desmedido y trivial,
clasista, exclusivo y estúpido, sino porque esas mismas voces
demuestran, sin pretenderlo, su banalidad. Puede que se queden en la
superficie del tema tratado pero lo que hacen en definitiva es
mostrarse a sí mismas en cuanto, sobre todo aquellas que se
desarrollan más, lo único que quieren es hablar de ellas. Así, el
viaje narrativo en busca de la identidad y el misterio en torno a
Lincoln Selwin, se convierte en una muestra de voces que conforma un
panorama de la nueva alta sociedad estadounidense (¿global?) aquella
que se dedica a los negocios y a la especulación, de la que no sale
demasiado bien parada. Crítica social despiadada que esconde un
misterio, que deviene una especie de macguffin hasta que toma
verdadero protagonismo. Porque nosotros buscamos a Selwin mientras
éste busca a otras personas y acaba siendo buscado. Lo curioso del
caso es que nadie quiere ser encontrado.
¿Es de eso entonces de lo que habla la
novela? ¿De quién es Evan Dara, de la imposibilidad de saber nada
de un autor a través de lo que escribe, de que nunca encontraremos a
quien no quiere ser encontrado? ¿De que debemos de dejar de buscar y
ceñirnos a los hechos, es decir a las novelas?
Me da igual quien sea Evan Dara, ni si
la foto que aparece en la red es de verdad él o no, o si es otro
escritor usando un seudónimo o bla, bla, bla. Lo que me importa es
la brutal contundencia de las novelas de Dara, su endiablada
escritura, la falta de concesiones al lector, las múltiples lecturas
que ofrece, la estructura desligada de todo convencionalismo. Dara,
sea quien sea, lleva la narrativa contemporánea a los límites de la
ruptura.
1 comentario:
Me ha encantado la definicion que haces de Evan Dara! un abrazo!!
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