A propósito del artículo de Vicente
Luis Mora, Por qué llamar a las series arte cuando quieren decirstorytelling donde dice:
“El primer paso para la consideración
de la serie como arte vino constituido por la sobredimensión de su
parte de narrativa. Las series cuentan cosas, luego son narración.
Las novelas cuentan cosas, luego también son narración. Entonces,
series y novelas son narrativas idénticas. (…) Y creo que el
problema estriba en la confusión de la literatura con otra cosa; en
realidad, el contenido narrativo de las series está más próximo al
storytelling que a la literatura per se”
Coincido con el enfoque que Mora da a
su interesante exposición y, sobre todo, con la distinción que hace entre
“contar historias” y literatura. Quisiera añadir que existe un
modo adocenado y rígido de contar historias que se está imponiendo
de forma generalizada que proviene de la máquina cinematográfica
estadounidense y que obedece a un patrón reconocible y aceptado
hasta el punto que cualquier película que no se ajuste a él es
rechazado por el espectador “medio” (que, por otra parte forma
parte del público que mantiene en marcha la maquinaria
cinematográfica que produce lo que Wallace denominó “Porno de
Efectos Especiales”)
Un esquema del patrón impuesto
seguiría más o menos los siguientes puntos:
1 Escena de acción (in media res).
2 Presentación de los personajes.
3 Exposición del “conflicto”.
4 Escena de acción.
5 Temporal derrota de el/los
protagonista/s.
5a Muerte de uno de los personajes
secundarios.
5b Introducción de elementos
melodrámaticos o románticos.
6 Habilitación, bajo recursos mínimos,
de un plan de contraataque.
6a Véase 5b
7 Escena de acción.
8 Resolución expeditiva de los elementos
melodramáticos.
9 Escena de acción.
10 Victoria in extremis de los
protagonistas.
11 Final abierto.
Este esquema, que tanto se puede
aplicar a películas de espías, de superhéroes, de extraterrestres,
de sagas galácticas, de mafiosos, de vaqueros, de ciclistas, de
viajeros en el tiempo, de cocineros, de arqueólogos, de bibliotecarios o de lo que
sea, o de la mezcla de varias de ellas, está creando una forma estándar de entender la narración que se está propagando a las
demás formas de narrativa.
Una película que no se ajusta a ese
patrón narrativo puede ser considerada original conceptualmente, lo que no dice nada respecto a sus otras virtudes.
Y quizás la sobrevaloración de las
series en la actualidad viene dado por no ajustarse a ese esquema. Confundimos la originalidad con las particularidades de un medio distinto, el televisivo, y, por tanto, con sus formas narrativas propias.
(Y no olvidemos que la principal
de ellas es su condición folletinesca)
“La principal preocupación de la
novela es el lenguaje”... apliquemos eso a las otras narrativas...
muchos cineastas y realizadores de series lo han entendido.
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