Anular, cancelar, suprimir, tachar, rayar, corregir,
derogar, abrogar, extinguir, revocar, abolir, suspender, liquidar, eliminar,
rescindir, quitar, prohibir, incapacitar, descalificar, invalidar, expulsar,
erradicar, extirpar, cortar, inhabilitar, impedir, conjurar, evitar, dejar,
borrar, marcar, rectificar, cambiar, reformar, inutilizar, proscribir,
neutralizar, finiquitar, finalizar, terminar, concluir, desautorizar, censurar,
expurgar, desmembrar...
En Siempre supe Lago indaga sobre la desaparición (física)
del autor o, lo que es lo mismo sin ser para nada similar, la disolución en el
vacío del narrador. Lo hace en forma de novela de género (negro) imposible, con
tintes austerianos (por lo que no es de extrañar que Auster se convierta en
personaje marginal), incidiendo en la relación entre hijos y padres escritores.
Dimitri Nabokov tomó la decisión de publicar El original de
Laura, una serie de fichas que constituyen el esqueleto de la novela que
Vladimir Nabokov no pudo terminar. No he leído la “novela” póstuma de Nabokov
porque siento cierto rechazo hacia ese tipo de comercialización de lo que no
es. Mi sorpresa es que Lago me convence al construir su novela basándose en la premisa
de que hay verdaderamente una novela (que él nos narra) en las fichas de
trabajo de Nabokov. Así, la novela que encierra el esquema de las notas de Nabokov
para El original de Laura se encuentra en Siempre supe que volvería a verte,
Aurora Lee. Con una pequeña salvedad: todo cuanto nos cuenta Lago debe
desaparecer, ser borrado, anulado. La novela de Lago, la novela que habla sobre
una novela que no existe más que en armazón, en realidad no existe.
Pero para ser un ente inexistente me provoca un gran placer
lector.
Podéis pensar lo que queráis sobre mis opiniones, sobre mi
insistencia en recrearme en lo metanarrativo, pero creo que Siempre supe que
volvería a verte, Aurora Lee, es una gran novela, aparentemente sencilla en su
desarrollo pero excepcional en su transfondo, que demuestra que el verdadero
valor de la literatura reside en lector y en su capacidad de “crear” a partir
de lo creado. Incluso ante la lectura de aquello que no puede considerarse
cerrado, concluso… quizás entonces aún más.
Dimitri Nabokov legó, por motivos que no vamos a discutir ni
a analizar, el esqueleto en forma de fichas de una novela en construcción. Una
novela que habla (así Lago) sobre la degeneración del cuerpo y la disolución
del ser humano atado a su materialidad. Dimitri Nabokov nos hizo un regalo a
los lectores, un regalo que Lago ha sabido aprovechar excelentemente.
Ahora, disipados mis escrúpulos, voy a buscar El original deLaura, a seguir los pasos de Aurora Lee.
1 comentario:
Buena idea y buena novela. Lástima que la prosa de Lago parezca una traducción. Ay, el oficio...
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