26/4/11

Contraluz (fragmento)



—Observamos el mundo, los gobiernos de todo el espectro, algunos con más libertad, otros con menos. Y vemos que, cuanto más represivo es el Estado, más se parece la vida a la Muerte. Si morir es sumirse en la no-libertad total, entonces el Estado tiende, en el límite, a la Muerte. El único modo de resolver el problema que plantea la existencia del Estado es utilizar la contra-Muerte, también conocida como Química — dijo Flaco.
Era un superviviente de las luchas anarquistas en no pocos lugares a ambas orillas del Atlántico, especialmente en Barcelona, en la década de los noventa. Provocada por la bomba del Teatro Liceo durante una interpretación de la ópera de Rossini Guillermo Tell, la policía había detenido no sólo a anarquistas sino a cuantos pudieran oponerse en cualquier sentido al régimen, o siquiera pensarlo. Se detuvo a miles, a los que se mandó «montaña arriba» a la fortaleza de Montjuic, que se agazapaba como un matón sobre la ciudad, como si acabara de asaltarla, y cuando los calabozos estuvieron llenos se mandó a los presos encadenados a buques de guerra reconvertidos en barcos prisión que permanecían anclados en el puerto.
—La jodida policía española —dijo Flaco—. En Cataluña son un ejército de ocupación. Todos los presos del 93 que no eran anarquistas antes de que los llevaran a Montjuic llegaron rápidamente a la misma conclusión. Fue como reencontrar una antigua religión, casi caída en el olvido. El Estado es el mal, su derecho divino procede del mismísimo Infierno, y al Infierno es adonde todos íbamos. Algunos salieron de Montjuic destrozados, moribundos, sin genitales sanos, intimidados hasta el silencio. Los látigos y los hierros incandescentes son ciertamente eficaces para esa labor. Pero todos nosotros, incluso los que habíamos votado y pagado nuestros impuestos como buenos burgueses, salimos odiando al Estado. E incluyo a la Iglesia, los latifundios, los bancos y las empresas en esa palabra obscena.

Contraluz , Thomas Pynchon; traducción de Vicente Campos.

2 comentarios:

Gustavo Méndez dijo...

Ah, quiero el tiempo del mundo para leer Contraluz!

marramua dijo...

Los presos del 93 ???