24/7/07

Un invento muy práctico, Suicidios ejemplares VII, E. Vila-Matas

Poca cosa diremos sobre este relato (en realidad poco digo de ellos)
El título del relato hace referencia a la creación literaria de un personaje. El personaje como invento práctico. La narradora epistolar del relato hace uso repetidamente de esa invención.
Pero lo que es verdaderamente interesante en lo que nos propone Vila-Matas es la identificación, sin paliativos, entre escritura y locura:

"(...) recordé que hay quien escribe cartas para vengarse de alguien, o de algo, o bien para huir de la obsesión constante de la muerte o para huir del gran bostezo universal, o simplemente para pasar el rato, que ya es mucho, y así huir de la locura que, tarde o temprano, a todos nos amenaza, y me dije que si la locura era todo un misterio también lo era la escritura y que (...) lo que predominaba no era el misterio de la locura sino más bien, pura y simplemente, el misterio de la escritura (...)"

De esta manera Un invento muy práctico se convierte en un alegato a favor del placer de la escritura y también en una explicación de los motivos literarios de Vila-Matas. Se han comentado negativamente en muchas ocasiones los temas y los modos empleados por el autor para comunicar al lector su personal imaginario que se alimenta prácticamente de literatura, permitiéndole huir del “gran bostezo universal” y permitiéndonos huir a nosotros también. La fuga del lector... creo que ese es en el fondo el gran motivo de ser de la literatura.
Vila-Matas nos recuerda que para cuando el lector empieza su huida el autor está ya a mil kilómetros de allí.
El autor inventa a la escritora de Un invento muy práctico. Ella inventa a Rita Rovira y ésta a Barrymore. Tal vez también la Susana a quien va dirigida la carta sea un invento muy práctico... tal vez los lectores inventemos a Vila-Matas.

Huiremos de la obsesión constante de la muerte:



Fauré: RÉQUIEM op. 48 :

El Réquiem de Fauré se distingue de los otros Réquiem del siglo XIX en que no es una obra operística y en que evita escrupulosamente el terror del juicio final. Se encuentra en completo contraste con los Réquiem de Berlioz (1837) y Verdi (1874) cuyo largo efecto dramático él detestaba. Fauré entendía su Requiem como algo íntimo, pacífico y amable. Como él le dijo al crítico Luis Aguettant en Julio 1902: “Veo la muerte como una liberación bienvenida y una aspiración hacia la felicidad suprema, más que una experiencia dolorosa”. En este sentido se apartó instintiva y sistemáticamente de todo aquello que era considerado correcto y apropiado. “Después de tantos años de acompañar los servicios funerarios en el órgano de la Magdalena de París, quise escribir algo diferente”. Como él mismo dijo a su hijo Philippe en 1908: "Para mí el propósito del arte y especialmente de la música, es elevarnos lo más alto posible por encima de la existencia cotidiana”. Su Réquiem, casi tanto como sus composiciones maduras, intenta trascender la realidad y expresar lo inexpresable.

2 comentarios:

Ámbar y spunk dijo...

"Vila-Matas nos recuerda que para cuando el lector empieza su huida el autor está ya a mil kilómetros de allí."
Esto es el mejor Portnoy y, claro, el mejor Vila-Matas...

Anónimo dijo...

"La fuga del lector... creo que ése es en el fondo el gran motivo de ser de la literatura."
Firmado Houdini