27/5/18

Los mutilados, de Hermann Ungar

1
Hermann Ungar fue un escritor checo en lengua alemana nacido en 1893 en Boskovice y muerto en 1929 en Praga.
La metamorfosis de Franz Kafka se publicó en 1915.
Sigmund Freud había publicado en 1905 Tres ensayos de teoría sexual, así como otras obras que tratan los origen traumáticos de las patologías sexuales.
Die Verstümmelten, Los mutilados, fue publicado en 1923.
Después vendrían Los sonámbulos de Broch, El hombre sin atributos de Musil, Auto de fe de Canetti... de alguna manera todos deudores de la obra de Ungar.
Thomas Mann lo reivindicaba.
Hermann Ungar ha sido prácticamente olvidado.
Si yo fuera editor rescataría sus novelas sin dudar.

2
El protagonista de la novela se llama Franz Polzer. Su amigo de la infancia Karl Fanta. El hijo de éste Franz Fanta. La casera de Polzer es la viuda Porges. Sonntag, enfermero de Fanta, anteriormente fue carnicero despiezador.
Polzer-Fanta-Franz Fanta-Porges. Sonntag, el místico excarnicero cuyo apellido significa Domingo.
No me parecen nombres elegidos al azar. Que de la mezcla de Polzer y Fanta aparezca un niño cuyo nombre tiene sonoridades a Franz Kafka no me parece casual. (Pero tampoco sé demasiado sobre apellidos checos como para afirmar algo así)

3
En principio Karl Fanta es el único mutilado. A no ser que consideremos a Franz Polzer un mutilado emocional a causa de su traumatizada psique.
Mutilar (Del lat. mutilāre)
1. tr. Cortar o cercenar una parte del cuerpo, y más particularmente del cuerpo viviente. U. t. c. prnl.
2. tr. Cortar o quitar una parte o porción de algo que de suyo debiera tenerlo. Mutilar el rezo, el ejército.

Cortar o cercenar una parte del cuerpo, y más particularmente del cuerpo viviente. Y en la novela de Ungar hay cuerpos. Cuerpos vivientes en mentes prosaicas. Cuerpos cuya carne es su forma de mostrarse. Personajes definidos por su carnalidad.
La porción de piel, carne, visible bajo la raya del pelo de Frau Porges. La misma raya del pelo, la misma carne mostrada, que la de la tía de Polzer, la hermana de su padre, cuyas relaciones incestuosas entre hermanos, Polzer padre y la tía de Polzer, cuya carne avistada bajo un camisón entreabierto, son el origen de las afecciones psicológicas de Polzer, Franz.
Demasiada carne exhibida.
El mundo es demasiado repugnante para Polzer.

4
Polzer ha encontrado cierta estabilidad para su traumatizada mente. Una habitación alquilada en casa de la viuda Porges, un trabajo anodino, mecánico, rutinario, como contable de un banco. La historia de la novela, por supuesto, no puede ser otro que el desmoronamiento de ese mundo particular y perfecto.
Polzer es la pulcritud llevada al extremo.
Polzer no tiene voluntad. No sabe decir no. No sabe decir sí.
El mundo para Polzer, exceptuando su habitación y su puesto de trabajo, es una pesadilla. Una de esas que tienden a convertirse en realidad.

5
Expuesto de esta manera posiblemente podamos considerar que es una historia contada cientos de veces, sobre todo en la tradición checo-alemana, o, ampliamente, en la narrativa escrita en alemán.
Pero en esa tradición hay que destacar esta novela. Simplemente por la perfección con la que Ungar se introduce en la mente de su personaje y la maravillosa alegoría que muestra con esta novela.
Si accedéis por la traducción de Ana María de la Fuente con prólogo de Menéndez Salmón no leáis éste hasta finalizar la novela. Se desvelan algunos hechos que el lector no debería saber de antemano y desluce el brillante y abrupto final de la novela. 

6
Esto es lo que he escrito en Goodreads:
Indiscutible obra maestra eclipsada por las obras de sus coetáneos.
Todavía estoy dándole vueltas al abrupto final.
Hay algo en los personajes de Ungar (junto a los de Kafka, Musil, Broch...incluso Walser) que muestran el signo de un tiempo, cuyas consecuencias han conformado nuestro presente. Se puede pensar que son avisos que preludian el advenimiento del nazismo, pero son un reflejo de los que se ha convertido nuestra sociedad occidental. Hay algo de preclaro en todos esos escritores en lengua alemana que han sido más certeros que la mayor parte del pensamiento razonado, filosófico, para mostrar nuestra condición. Y no es nada halagüeña.
Somos carne en un matadero a punto de ser despiezados... o algo así.
No, nuestra sociedad no tiene sentido.

Esta novela de Unger es una clara influencia para Canetti a la hora de escribir Auto de fe. Pero creo que su influencia va mucho más allá. La infidencia del relato, la forma en que conocemos los hechos a través de los comentarios de los personajes implicados en la trama, la forma en que el narrador permanece sabiamente al margen únicamente plasmando acontecimientos y conversaciones, la irracionalidad de los personajes y el apocamiento del principal, convierten a Los mutilados en una especie de pesadilla literaria que nos arrastra al patetismo carnal del ser humano.
Una maravilla.  

3 comentarios:

Cities: Moving dijo...

Siruela ha publicado recientemente un volumen con la Narrativa completa de Hermann Ungar. Coincido contigo en que Los mutilados es a la vez maravillosa y devastadora, aun así, ¿quién querría leer otra cosa?

Bardamu dijo...

"Los mutilados" es una novela extraordinaria. Su otra novela, "La Clase", es menos destacable. Una alegría que sigas estando en línea. Saludos desde el inframundo.

Alberto Mrteh dijo...

La Calle del Orco me ha traído hoy hasta aquí. Es un placer descubrir tu blog. Me gusta lo que he encontrado.
Será un placer charlar contigo en El zoco del escriba y debatir mientras tomamos un té con hierbabuena del último libro que te ha entusiasmado.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)