La publicación casi simultanea de dos novelas de Jean Rolin,
periodista y novelista francés, La Clôture (La cerca; Ed. Sexto Piso) y Le
Ravissement de Britney Spears (El rapto de Britney Spears; Ed. Libros del
Asteroide) nos permiten comprobar de qué manera ciertos motivos personales del
autor perviven en textos aparentemente distintos y separados casi por diez años.
La cerca es un relato periodístico sobre un barrio
periférico de Paris, en la medida en que lo periférico ha perdido su sentido
geográfico. El rapto es una desquiciante historia de espías camuflados como
reporteros de la prensa del corazón.
La verdad es que El rapto de Britney Spears me da la
oportunidad, que no desaprovecho, de colgar fotos de Britney Spears y Lindsay Lohan…
¿por qué son “monas”?... No. Porque representan lo que nuestra sociedad de
espectadores se ha convertido al prestar una desmesurada atención a personas
cuyo único interés es que les presten una desmesurada atención.
Rolin no da impresión en sus textos de centrarse en las
personas. En las dos novelas hay una excusa argumental basada en ellas y el
narrador en primera persona da su visión subjetiva sobre la vida de éstas, sean
“estrellas” mediáticas, sean vagabundos y prostitutas.
En El rapto un agente de un servicio secreto tiene la misión
de abortar el posible secuestro de Britney Spears haciéndose pasar por
periodista de la prensa del corazón, sin contar con medio de transporte
personal. Da la sensación, desde nuestra perspectiva de espectadores televisivos
y cinematográficos, que en Los Ángeles no existe transporte público (a no ser
que hayan colocado una bomba o que lo tiroteen o algo así relacionado con la
muerte de sus pasajeros)
En La cerca, el narrador está elaborando una biografía sobre
el Mariscal Ney en las proximidades de la avenida que lleva su nombre, como si
algo de la persona real del mariscal hubiese quedado impregnado en esa calle,
como si un hecho arbitrario pudiese trasmitir información biográfica. El
narrador se relaciona con los habitantes marginales de un barrio modesto en el
que los edificios se mezclan con zonas industriales deprimidas, calles
estrechas y solares ocupados.
Lo que une las dos novelas, y podemos pensar que es en lo que se centran los intereses de Rolin, es el entorno urbano. Son frecuentes en las dos novelas la descripción detallada de zonas de las dos grandes ciudades donde se desarrollan sus novelas. De esta manera intenta contraponer la realidad a ras de suelo, la de los personajes, con el concepto general que tenemos de las ciudades como entidades uniformes. En cierta manera lo humano se enfrenta a lo arquitectónico y eso le sirve a Rolin para mostrar la extraña simbiosis que hemos alcanzado con el entorno humano. No sé si llega a dar la sensación de que las ciudades son seres vivos y sus habitantes parásitos que sobreviven sobre ellos, pero la especial atención a las múltiples formas de la ciudad, la predominancia de ésta, da esa impresión.
Lo que une las dos novelas, y podemos pensar que es en lo que se centran los intereses de Rolin, es el entorno urbano. Son frecuentes en las dos novelas la descripción detallada de zonas de las dos grandes ciudades donde se desarrollan sus novelas. De esta manera intenta contraponer la realidad a ras de suelo, la de los personajes, con el concepto general que tenemos de las ciudades como entidades uniformes. En cierta manera lo humano se enfrenta a lo arquitectónico y eso le sirve a Rolin para mostrar la extraña simbiosis que hemos alcanzado con el entorno humano. No sé si llega a dar la sensación de que las ciudades son seres vivos y sus habitantes parásitos que sobreviven sobre ellos, pero la especial atención a las múltiples formas de la ciudad, la predominancia de ésta, da esa impresión.
Esa es la idea. Una buena idea.
Luego está el resultado.
No se trata de hablar mal de Rolin y de sus dos novelas, muy
interesantes por muchos aspectos.
Se trata de mis preferencias como lector y de mi compleja
relación con las descripciones. Prefiero la narración “sin atributos” (seguro
que hay una palabra concreta para definirla) La extensa descripción de calles y
edificios parece un contrasentido en tiempos de Street View. Pero el problema
que veo no es ese, es que las ciudades que describe Rolin son entornos fríos,
escenarios sin vida. No es lícito hacer esta comparación, pero pensemos en el
Jefferson de faulkner, incluso en el mismo Paris, pero visto por Victor Hugo (y
elijo deliberadamente una ciudad real y una ficticia) y en como los autores
logran que la ciudad deje de ser un escenario y se transforme en un entorno
mítico. No es lícito y no le voy a reprochar eso a Rolin, porque no era esa su
intención, es más, puede que sea premeditado esa frialdad de las descripciones
urbanas, y no es lícito tampoco porque toda esta diatriba no tiene que ver con
Rolin sino con mis preferencias lectoras, repito. Pero la descripción de
lugares reales a los que podría ir hoy mismo y a los que sé que nunca iré, al
alcance de unos cuantos “clics” de ratón, me resulta tediosa.
No dejaba de pensar que en cierta manera eran novelas hiperrealistas.
No dejaba de pensar que en cierta manera eran novelas hiperrealistas.
Oh… hiperrealismo, como al que apela Houellebecq en,
curioso, El mapa y el territorio.
Pero esa es otra historia.
Hay que reconocerle a Rolin que consigue trasmitir la
abrumadora sensación de opresión del ser humano en un entorno urbano.
Aquí una entrevista a Jean Rolin por Jordi Corominas
2 comentarios:
es raro que te hayas fijado en Rolin, como dices un autor de estilo descriptivo, un periodista metido a escritor de novelas descriptivas, de limitada inventiva, muy poco imaginativas... por cierto, hace tiempo fue publicado otro de sus libros, otro de sus tratados inclasificables, titulado Cristianos, en el que se ubica en la zona de Palestina... resulta curioso el, digamos, mecanismo creativo de Rolin; es como si le diera un poco igual el entorno, lo mismo se "ubica" en medio de un paisaje impregnado de estrellato y banalidad, como Los Angeles, como explora barrios marginales de su ciudad, o viaja a Palestina a jugarse el cuello... es como si le molase ponerse a prueba, como si fuese un corresponsal voluntario y atolondrado, sin aparente coherencia
saludos
Estoy de acuerdo que Street view es un recurso fantástico para visitar casi cualquier ciudad.
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