Siempre había tenido serias dudas respecto al hecho de escribir. Bueno, seamos precisos, más exactamente respecto a publicar. Las circunstancias fueron lo que me decidieron. Eso y un afán experimental (no en lo que se refiere al hecho de escribir, sino experimentar con la posibilidad de publicar). Y la vanidad, claro.
Al final ocurrió lo que ocurrió.
Lo que ocurrirá después es una incógnita.
Desde hacía unos días tenía pendiente de lectura este artículo de Lars Iyer de fascinante título:
Desnudo en la bañera, asomado al abismo (Manifiesto literario tras el fin de la literatura y los manifiestos)
Pero hoy he llegado finalmente a Iyer gracias al artículo de Enrique Vila-Matas:
Música para malogrados
Que me cite me resulta chocante y sinceramente extraño.
¿Qué hacemos ahora? Publicar es un capricho de nuestros tiempos. La narrativa que se publica en la actualidad (ya sabemos todos a que clase de narrativa me refiero) es un ente endogámico que no repercute más allá de los propios autores-lectores. Es algo enfermizo. Y fugaz.
Además. Leo a Iyer y tengo la impresión de que me habla directamente:
"Deja ver claramente que eres consciente de tu impostura. No eres un Autor, no en el sentido tradicional. En realidad, no has escrito ningún Libro, un Libro de Verdad. No formas parte de ninguna tradición, movimiento ni vanguardia. No te estás jugando verdaderamente nada en la Literatura, por muchos aires insensatos que te quieras dar. Además, la verdad es que hoy día es poquísima la gente que lee. No dejes de recalcar bien este dato. ¡Nadie lee, pedazo de idiota! Hay más novelistas que lectores. Hay demasiados libros..."
No soy un autor.
Pero aunque sea un pedazo de idiota hacedme caso: Leed los dos artículos. Son muy interesantes.
Leamos entonces y dejemos de joder con la literatura.
Al final ocurrió lo que ocurrió.
Lo que ocurrirá después es una incógnita.
Desde hacía unos días tenía pendiente de lectura este artículo de Lars Iyer de fascinante título:
Desnudo en la bañera, asomado al abismo (Manifiesto literario tras el fin de la literatura y los manifiestos)
Pero hoy he llegado finalmente a Iyer gracias al artículo de Enrique Vila-Matas:
Música para malogrados
Que me cite me resulta chocante y sinceramente extraño.
¿Qué hacemos ahora? Publicar es un capricho de nuestros tiempos. La narrativa que se publica en la actualidad (ya sabemos todos a que clase de narrativa me refiero) es un ente endogámico que no repercute más allá de los propios autores-lectores. Es algo enfermizo. Y fugaz.
Además. Leo a Iyer y tengo la impresión de que me habla directamente:
"Deja ver claramente que eres consciente de tu impostura. No eres un Autor, no en el sentido tradicional. En realidad, no has escrito ningún Libro, un Libro de Verdad. No formas parte de ninguna tradición, movimiento ni vanguardia. No te estás jugando verdaderamente nada en la Literatura, por muchos aires insensatos que te quieras dar. Además, la verdad es que hoy día es poquísima la gente que lee. No dejes de recalcar bien este dato. ¡Nadie lee, pedazo de idiota! Hay más novelistas que lectores. Hay demasiados libros..."
No soy un autor.
Pero aunque sea un pedazo de idiota hacedme caso: Leed los dos artículos. Son muy interesantes.
Leamos entonces y dejemos de joder con la literatura.
(La novela Spurious de Lars Iyer será publicada en español por por la editorial Pálido fuego)
34 comentarios:
Sí
Totalmente de acuerdo. La cita de Iyer es muy flaubertiana. Desafiante, magnífica.
No sé; tengo la sensación de que el Autor -cualquier autor- escribirá literatura sean cuales sean sus circunstancias. En una montaña o al pié de un twit.
Eso sí, hay que leer y dejarse de circos.
Ja, ja, ja, puse el nombre de mi blog en el comentario de arriba y salió firmado por "anónimo". Nunca más oportuno. Un abrazo, Javier.
Elisa.
Socialmente la literatura ha tenido un prestigio basado en que casi nadie sabía leer, una vez eso ha quedado superado el prestigio se ha ido al traste y todo el mundo escribe.
Ahora leo las memorias de Bohigas (primer volumen de 1989), cuenta, polemiza, explica, habla del principio de la guerra civil, de su familia, de política urbanística, de arquitectura…. Es más escritor que la mayoría de los que se denominan escritores
Me da igual que sigan escribiendo. Como lector me gustaría que hubieran librerías de fondo llenas a rebosar de libros escritos entre el tercer milenio antes de Cristo y, pongamos, 1950. Y que luego hubiera otras "especializadas" en novedades y autores vivos.
Es una idea.
Saludos
No me resisto a entrar y es que el comentario que me antecede es una idea de negocio (para pasar hambre) que ayer imaginé cuando terminé de leer el artículo de Iyer.
Justo lo que dice, librerías que obligasen a las editoriales a tener siempre ejemplares de títulos que hoy están descatalogados para que quien se vaya incorporando a la literatura de arte, pueda disponer de originales suficientes para enjuiciar por sí mismo a esos autores prescindiendo de las "historias de las literaturas".
Romántico todo, por cierto, según juzgan...
Eso de que la literatura ha perdido definitivamente su influencia en esferas ajenas, no me parece para nada algo apocalíptico. Quién sabe, tal vez ésta se esté acercando de una vez por todas a los modestos fines de la música: siéntate y escúchame. Punto. Pero vaya abismos que se pueden abrir ahí.
Aquí el anónimo de las 16:46 respondiendo al señor de lamaniadeleer.com 17:22. No se trata de "obligar" a editores que tratan de sobrevivir. Es un problema de sembrar o no, un problema de educación en las casas y en las escuelas. En el mismo planeta hay países en los que se lee más que en otros. En las librerías italianas aún se encuentran los libros ordenados por colecciones y editoriales, y se puede acceder a todo el catálogo no descatalogado. Añadiendo a esto el hecho que se reimprime de forma programada cuatro o cinco veces al año (así está marcado en los libros), lo que quiere decir que allí se lee más que aquí. Aquí hay que correr a comprar un libro porque en un par de años ya no lo encuentras en la librería (¡y hablo de ejemplares de Balzac editados en 2009!) Uno debe encontrar lo mejor de cada siglo en las librerías. Y en esta nueva edad media acumular en la celda monacal de su habitación aquello que será necesario para las próximas generaciones. Petrarca descubrió manuscritos que ahí estaban salvados, pero él mismo no salió de la nada, fue el resultado de una época de florecimiento del pensamiento. El problema es que ahora mismo pensar está mal visto. Pero mientras haya inteligencia sobre la capa de la tierra, algún ermitaño anotará verdades, renunciando a la vida mundana. Como escribirá para dentro de 300 o 400 años (hasta el próximo renacimiento de la palabra y de las Humanidades), tal vez escriba sobre de nuevo sobre piedra... Dudo mucho que escriba en el aire (Internet, teléfonos, archivos digitales, etc.) En todas la épocas la Literatura siempre estuvo contra el mundo, siempre fue algo peligroso y suicida. De todos modos, el conjunto de lo escrito en casi tres milenios es impresionante, magnífico, glorioso, para gozar toda la vida leyendo. ¡Qué más queremos!
Saludos
De Cicerón y de Ovidio se pasó a los vándalos, los alanos, los ostrogodos, los hunos y los otros con los suevos. En las ruinas del coloseo romano se vivía en barracas y te daban un mamporro mortal por una triste gallina escuálida. Las hordas actuales van en Costacruceros y llenan las calles haciendo fotos con su iPhone, y la futura gallina se conseguirá a golpetazo de iPad. Hay que tener paciencia. Hoy en día no hay paciencia. Todas estas cosas requieren sus centenares de años. Hay que actuar por intuición, amigos. Y, entretanto, gozar del suelo de la choza y del papiro releído hasta la saciedad. La baja edad media tampoco está tan mal.
Saludos
Perdón por la reiteración. Sólo desearía añadir algo que me parece esencial y evidente de cara al futuro del pensamiento (pues la Literatura fue lo que nos distinguió del resto de los animales), a saber:
Lo primero que renacerá será la literatura oral, la conversación sin prisa. La escritura ya fue un epílogo, y a Platón no le gustaba la idea, pues cuando uno escribe, se vuelve perezoso y deja de memorizar.
Así que amigos, inventemos poemas mentales por la calle, y memoricemoslos. Pero no los escribamos! La escritura no importa. Ahora no. Importa conversar con familiares y amigos, quien los tenga o los consiga.
(Nunca se escribió tanto... en teléfonos. Ya no se puede hablar con nadie sin que de repente se ponga a teclear como un poseso)
Me acabo de bajar las obras completas de Cortázar. En parte por ese afán coleccionista del fan enfermizo y en parte porque algunos tomos gruesos (tipo el de Kant) resultaban excesivamente onerosos para mi modesta economía en su formato papel.
He conseguido ya tener versión digital mas o menos de la mitad de los libros que he leído, y por otro lado tendré unos 400 guardados en un disco duro que voy pasando al Kindle en grupos de media docena.
Comprenderán por tanto que el estado actual de la literatura me importe mas bien poco.
Tampoco comparto angustia alguna sobre el futuro de las librerías: serán digitales y ya.
Joder con la literatura?¡¡¡
Estoy leyendo un libro cuyo autor, un tal Luigi Pintor, dice: "Un libro sirve a quien lo escribe, raramente a quien lo lee." (Y yo estoy bastante de acuerdo.)
Saludos
Creo que se suscitan dos problemas. Primero es la saturación de novedades que pasan de forma fugaz y otra la falta de guía. Bueno, el problema fundamental es el mercado y la comercialización de la literatura. Influye en los problemas. En el primero porque hemos llegado a un punto en que son las distribuidoras las que controlan (de alguna manera) lo que llega a las librerías y en el segundo porque la crítica ha sentado su tribuna en medios vinculados a grupos con intereses editoriales, lo que asienta la sospecha sobre toda valoración.
Por ejemplo, un libro fuera de toda sospecha, Sueño de Polífilo, de Francesco Colonna, editado por Acantilado, que figura en la famosa “lista de Moore”, publicado hace menos de diez años es difícil de encontrar. Es decir, un libro fundamental, que mereció una labor de rescate y nueva publicación, vuelve a desaparecer en poco tiempo. De acuerdo, nos quedan las bibliotecas, pero con la crisis, el fondo de las bibliotecas públicas se ampliará muy poco. Y desde luego no perderán el tiempo en rarezas. Por lo que de nuevo estamos en el mismo bucle. Los libros desaparecen.
Pero no dejamos de escribir.
Creo que hay tres partes bien diferenciadas en el artículo de Iyer: La crítica contundente a la vacuidad, el elogio de Vila-Matas, Bolaño y Bernhard, y ciertos preceptos que no debemos olvidar si queremos seguir escribiendo.
¿Queremos? Es posible que sí. Entonces la pregunta es ¿debemos?
Muchas gracias por vuestros comentarios y perdonad si no sigo el hilo y os respondo uno a uno.
Un saludo
Escritor es el que escribe
‘Publicado’ al que le publican y editor el que edita
O bien: escritor es al que leen (a mí me leen, cuatro gatos, me basta)
O bien, escritor es el que se gana la vida escribiendo (entonces vayamos tachando de la nómina desde Cervantes en adelante…)
O bien: “escribo todo lo que se me ocurre, publico todo lo que escribo, y cobro todo lo que publico”, Gómez de la Serna; entonces, ¿es más escritor G. de la Serna que…Rulfo, que apenas publicó?
Mi opinión: no sé si lee más o menos que antes, yo creo que más, pero también se leen más cosas que merecen menos la pena (los best sellers dichosos), es decir, peor, y no está claro que el lector que empieza con basura progrese hacia excelsas lecturas.
Mi opinión: los escritores jóvenes más que leerse unos a otros se vigilan (quizás haya pasado siempre, desde Góngora y Quevedo a Shakespeare y Marlowe)
Mi opinión: no sé si creer a Borges cuando se preciaba más de sus lecturas que de sus libros. Creo que no le creo, pero, sin embargo, en mi caso, con diez libros publicados (con mi nombre real, no el Nick de mi blog), sí que es cierto
Mi opinión: disfruto mucho más leyendo que escribiendo, y desde luego el placer de leer es mucho más duradero que el de verme publicado. La vanidad de verse editado es bastante gilipollas.
Oye, disculpa, Portnoy, había leído el cuerpo del post y algunos de los comentarios, pero no el último tuyo, precisamente, que antecede al mío.
Sólo decir que estoy de acuerdo con lo que comentas — exceso de novedades, fugacidad y falta de guía y de crítica fiable e independiente—, y que le veo difícil solución.
Me apunto el libro de Colonna que mencionas a guisa de ejemplo y que no conocía.
Un saludo
Se solaparon los comentarios... los escribíamos al mismo tiempo, Lansky.
Yo también disfruto más leyendo que escribiendo.
Y encuentro motivos que justifiquen leer, pero pocos que hagan lo mismo con escribir. Dudo. Entonces los artículos como el de Iyer me afectan especialmente.
Permíteme que "adopte" tu frase: "La vanidad de verse editado es bastante gilipollas"
El eterno debate. En mi opinión se publica demasiado y se escribe demasiado. Ahora todo el mundo es escritor o editor o está a punto de lo uno o de lo otro y pocas veces se hace bien. Es una locura. Joder pues no habrá cosas que hacer… Hay excepciones, claro (Pálido Fuego, por ejemplo). El problema es que demasiado aficionado a la literatura que quiere hacer algo más que sentarse a leer un libro. Y bueno, me parece cojonudo, pero es que no hay mercado, joder. La gente no lee un carajo (y no vale que miremos para los cuatro gatos de siempre). Cada vez se lee menos y seguramente peor. Mucho betseller, mucha novela de género contra la que tampoco tengo, en realidad, nada. Llega un momento en que uno se conforma con que la gente lea, cualquier cosa, la caja de los cereales, por ejemplo.
Por otro lado y contradiciéndome a mí mismo… ya que se edita tanto y tanta mierda empieza uno a agradecer que haya editoriales que busquen en su fondo de armario a las nuevas generaciones de escritores que aunque también publiquen mierda sean al menos una alternativa a los de siempre. Esto es (tirando de uno de esos símiles futbolísticos que tanto detesto) como lo de creer que hay sobresaturación futbolística y desear que se vayan todos a la mierda y al mismo tiempo alegrarte de que el equipo local le de una paliza al F.C.Barcelona o al Real Madrid. Cada día soporto menos el catálogo de estrellas de mondadori o anagrama o todos estos y mi apuesta personal a día de hoy es la editorial pequeña.
Respecto a no encontrar libros de hace dos años, clásicos incluidos, de eso sólo tiene culpa el editor, que nunca sé si se pasa de listo o de tonto. A lo que hay que obligar al editor no es a tener siempre surtidas las librerías sino a sacar un libro al mismo tiempo en rústica, bolsillo y digital, como se hace en muchas partes del mundo sin quese haya ido el mercado a tomar por culo. Tendemos a imaginar a los lectores como una horda de piratas haciendo cola esperando que se publique el último de Hervert cuando todo el mundo sabe que el lector es un ser completamente diferente, paciente y más que dispuesto al desembolso de aquello que considera que lo merece. Pero claro, para el ego del escritor siempre es más reconfortante creer que te quieren piratear a asumir la realidad de que no te conoce ni dios. Nota a los editores: hay gente que sin sacar un duro pierde su tiempo en escanear y convertir a texto un libro. Todo el mundo sabe que lleva menos de una hora convertir un libro de 400 páginas a pdf, doc, mobi, epub y lo que se tercie. Digo yo que con lo barato que va el despido bien se podía coger a un par de jóvenes con ganas de trabajar, darles un ordenador y una fotocopiadora y acabar con el problema de la descatalogación. También pueden no hacer nada y seguir llorando, que ya sabemos que se les da muy bien.
Un saludo y perdón por el rollo pero es que este es un tema que me calienta enseguida.
Esto de la "falta de guía" es discutible, Portnoy. Cualquiera puede abrir un par de enciclopedias de papel (en una bliblioteca, si no dispone de ellas en casa) e ir buscando país por país. Si uno busca, por ejemplo, Francia, al llegar al apartado Literatura, encontrará (incluso con fotografías al margen) a Villon, Rabelais, Montaigne, Corneille, La Rochefoucauld, Molière, Pascal, Racine, La Bruyère, Montesquieu, Voltaire, Prévost, Diderot, Rivarol, Jouvert, los Maistre, Chateaubriand, Stendhal, Lamartine, Vigny, Balzac, Hugo, los Dumas, Sainte-Beuve, Nerval, Musset, Baudelaire, Flaubert, Verne, Villiers de l'Isle-Adam, Zola, Daudet, Mallarmé, Verlaine, Rimbaud, Gide, Valéry, Proust, Roussel, Apollinaire, Larbaud, Mauriac, Bernanos, Morand, Cocteau, Céline, Giono, Montherlant, Éluard, Breton, Artaud, Aragon, Malraux, Simenon, Queneau, Yourcenar, Sartre, Beauvoir, Gracq, Duras, Barthes, Vian, Perec, etc.
Si repite esto con tres o cuatro países, y tiene curiosidad, no creo que se equivoque mucho... Lo mismo pasa si uno busca Cine o Música, o Pintura...
Otra cosa es estar perdido en la wikipedia, que sirve puntualmente pero es información no jerarquizada. El saber no es algo inmediato, no es tener Internet, sino que es una decantación milenaria: el vino, el pan con aceite de oliva, los refranes de la abuela, cualquier diccionario, eso se ha ido trasmitiendo de generación en generación. En la Odisea no paran de bever vino y untarse con aceite de oliva.
Buenos guías son los Vila-Matas, Jordi Llovet, Sagarra, por ejemplo. Y un buen editor como Vallcorba. Uno puede comprar los libros de sus catálogos catalán y castellano a ciegas.
Respecto a lo del famoso tema del libro digital a veces tengo la impresión de que algunos de los que escriben sobre este tema comercial desearían entrar en una librería con un lanzallamas. El papel no desaparecerá nunca, y si estuviera en peligro de extinción, ya mismo me ofrezco para formar un ejército de impresores clandestinos e incluso de copistas a mano, si hiciera falta. Existe un placer mayor que la lectura: reordenar los libros cada cierto tiempo.
Saludos
Saludos.
No me refería a "guías" sobre los clásicos. Más bien respecto a los contemporáneos. Y no me refiero únicamente a la actualidad, más bien a las últimas décadas del siglo pasado. A veces tengo la sensación de que la presencia viva del escritor de alguna manera contamina la valoración sobre su obra. Ahí tenemos a Franzen, un impecable narrador y un insoportable opinador.
Y el problema fundamental con el libro digital es que supone la desaparición del distribuidor, que es uno de los grandes beneficiarios del negocio editorial. No es extraño que se opongan a la imposición del libro digital.
La gratificación que nos proporciona la lectura es independiente del soporte.
No estoy de acuerdo con tu última frase. La lectura de un periódico de papel forma parte de un ritual relajado del día. Ese mismo periódico en soporte digital, con sus anuncios desplegables de las narices, con su presentación apretujada, me hace estar a la espera de que canvien la noticia, en definitiva me estresa. Por poner otro ejemplo, uno puede archivar en su ordenador o ir consultando en Internet los artículos digitalizados de Vila-Matas o Jordi Llovet, pero a cierto punto se cansa y lo deja para otro día, mientras que si uno abre "Una vida absolutamente maravillosa" o "Brins de literatura universal" pongamos a media noche, fácimente se te puede hacer de día en la cama con el libro abierto. Sin contar que esos artículos son una selección hecha por el propio autor, que ya nos ahorra lo que considera más flojo de lo publicado anteriormente en periódicos.
Respecto a los contemporáneos, es difícil en unas pocas décadas encontrar mucho y bueno. A parte de que estamos inmersos en ellas y no tenemos perspectiva (ni el filtro de selección de calidad que pone el tiempo), siempre fue así. La ventaja que tenemos con respecto a Shakespeare es que es podía leer a Sófocles y a Catulo, y nosotros podemos, además, leer a los que ellos no pudieron leer: Balzac, Flaubert, Kafka, etc.
Tal vez ocurre que las dos últimas décadas del siglo pasado no sean gran cosa. Hay que tener en cuenta que de Cicerón a San Agustín, y de éste a Petrarca (maestros cada uno del siguiente) no van "décadas", sino varios centenares de años...
Eso sí, con la lectura nos podemos adentrar en décadas muy específicas, gracias a Balzac o Baudelaire, Walter Benjamin, Calasso, Azúa, etc.
De hecho la mejor lista nos la proporcionó Balzac: con la lista de sus obras, si uno quiere, podría pasar no una sino varias vidas lectoras, jejeje.
Otra idea (de ignorante total):
Ya que tienen los libros en almacenes, ¿por qué no los convierten en librerías? El local en las afueras de Verona de la Mondadori (con el catálogo incorporado de Einaudi) es impresionante: uno tiene la sensación de ir a comprar a la fábrica, y ver tantos ejemplares de cada libro uno al lado de otro da gusto...
en ciudades como Barcelona o Madrid, ¿por qué no una pequeña tienda de cada editor con todo su catálogo disponible? Entrar a Acantilado o Anagrama con una lista de libros y salir cargado. La mayoría de catálogos no necesitan de tantos metros cuadrados de local, y no hace falta que sea céntrico (hay que pensar en el lector que va a leer toda la vida, el que va a comprar nuevas ediciones críticas de sus autores favoritos, hay que tratar de vender libros a la gente que lee, no a la que no lee)
(Los libros son realmente algo mucho más barato que un par de cubatas en el Bar Pepe de los chinos. Hay que tener en cuenta que las obras completas de Kafka son una inversión de futuro más económica que cuatro días en el primaveras sound)
No guillotinen los libros! Den la voz y allí estaremos unos cuantos lectores recolectores como los patateros de la película de Agnès Varda!
Perdóna Portnoy, pero ya lo suelto todo (luego me callaré cuatro o cinco meses, lo prometo):
¿Y qué decir de las páginas web de algunos grupos editoriales???
Cómo van a vender libros en Alianza, Random House M., Planeta, Alfaguara o Grup 62 con esas birrias de web lentísimas, en las que uno no sabe ni dónde está con tanto sello (se confunde de grupo) y que si le interesa saber de algún libro concreto va a la web de La Central y en un par de segundos lo sabe todo (también el traductor, claro)? ¿Y la de Abada para liliputienses?
Qué gusto dan las webs de Acantilado-Quaderns Crema, Alba, Adelphi, Impedimenta, Minúscula, Adesiara, Alpha, Galaxia Gutenberg y otras con índices de autores y con colecciones coherentes...
¿quieren vender libros o no? a veces no lo parece.
saludos
qué buen blog tiene usted, Portnoy
Rectifico lo de Abada, pues la han cambiado para mejor.
Lo peor con mucha diferencia es el tinglado de Grup 62.
TRANQUILIDAD DE LECTOR
Me gusta escribir sobre libros; contar mis experiencias de lector; hacerme preguntas; compartirlas con los demás; conversar; discutir. Eso es lo que nos hace civilizados: hablar sobre asuntos que, por un lado, nos distancian de las contingencias cotidianas y, por otro, nos acercan de distintas maneras a la propia vida.
Siempre me ha parecido que hablar sobre las cuitas de Raskolnikov o sobre las andanzas de Tom Ripley no resulta muy distinto a platicar sobre las peripecias vitales de cualquiera de mis amigos. Quizás lo único que diferencie estas dos posibilidades (aparte de que una pertenece al reino de la literatura y la otra al del chisme) es que en el caso de los personajes literarios, su definición existencial se encuentra unida a las tramas narrativas a las que pertenece cada uno, mientras que la de nuestros amigos y conocidos se encuentra diluida en los accidentes y en las pequeñeces de sus propias vidas.
Igual no importa. Observamos a los demás buscando una guía para trazar el sentido de nuestra propia existencia, para ordenar el relato de nuestra vida, para aprender cómo se llama o cómo funciona eso que fluye dentro de cada uno de nosotros y que nos anega todos los días.
Para mí la literatura es eso, además de una forma de hacer nuevos amigos y de fortalecer viejas amistades. Cualquier otro uso, cualquier otra definición, se las dejo a ustedes, que seguramente son más profundos y letrados que yo.
Gran verdad final. Dejemos de joder. Uno escribe porque no puede evitarlo.
Un saludo.
Algunas cosillas.
"La lectura de un periódico de papel forma parte de un ritual relajado del día" de acuerdo, pero no en el metro, por ejemplo. Entonces es el entorno también lo que influye. El mensaje no varía.
Sobre los distintos soportes y nuestra adecuación hay mucho que discutir, pero finalmente lo que importa es nuestra elección personal. Yo sigo prefiriendo los libros en papel, porque, de alguna manera, siguen ahí cuando los terminas.
Os agradezco todas vuestras aportaciones al debate.
De todas formas me quedo con algo que parece desprenderse de la lectura del "manifiesto" y es que los que escribimos debemos asumir la responsabilidad de lo que hacemos. Casi casi como si nos obligase a ser "sublimes" cada vez que intentemos escribir.
Un saludo y muchas gracias
"El mensaje no varía". Completamente de acuerdo contigo, Portnoy. Pero que no obliguen a la gente a comprarse un cacharro para hacer los sudokus o el crucigrama, pudiendo comprar un periódico.
Hay un acto cultural muy sano y extendido que consiste en tirar el periódico a la papelera tras haberlo leído. Pero tirar un Kinderl a la papelera... A mi lo que me jode es que el mercado (pensado ya sólo para adolescentes) obligue a adquirir un aparato para leer que nadie ha pedido y que está pensado para los coleccionistas de cargadores de baterías.
Es mejor no ver al escritor, yo lo creo firmemente así, y huyo de presentaciones y firmas de libros como de la peste. La cagaron cuando empezaron a poner fotos de los autores en las solapas de los libros. Todos los antiguos griegos se parecen en las estatuas, jejeje. Pero en fin, cabemos todos en la viña del señor, y yo soy de los que miran los programas de actos y de fiestas populares para saber cuándo no salir a la calle...
Aunque ayer estuve pensando en esto: si todo el mundo "quiere ser escritor", ¿cómo es que en toda mi vida nunca he conocido a nadie, ni familiar ni amigo, ni feligrés o parroquiano de bar, ni vecino de ninguno de los barrios en los que viví, que quiera serlo o lo sea?
También esto es sin duda un misterio.
(PD: Finalmente leí "Cándido" de Voltaire y me gustó mucho. Y descubrí que Fielding murió en Lisboa en 1754, sin duda para no tener que ver el terremoto. Si aún fuma usted, salud! Opino que ya tardan en fabricar los cigarrillos electrónicos en un iPaquete con cargador de baterías, pero esto es otro tema que nada tiene que ver con lo que nos ha traído aquí en esta bonita tarde primaveral. Que le vaya bien, señor. Es usted sincero en lo que escribe. Y eso es lo más importante.)
Les dejo con un Autor de verdad.
Salud!
"¿Cómo es eso de que allá en España le meten guillotina a los libros?" ¡Me cag...! !Deberían mandar más libros a Latinoamerica!; !somos un mercado con mucha potencia y represión sexual!. !Imagínense!: !aquí oir eso de que a ustedes la biblioteca del barrio les presta la última novela de Auster para llevarsela a casa nos suena a nanotecnología o robótica japonesa! !Aquí apenas tenemos bibliotecas! !Si quieres leer literatura o los grandes ensayos filosóficos, pues: tienes que pagar! !y mucho! !Ese es el tercer mundo! !Yo hace meses que espero el maldito Gótico Carpintero de Gaddis, pero sé que no lo traerán! !Maldita sea!
Eso de que la literatura ha perdido definitivamente su influencia en esferas ajenas, no me parece para nada algo apocalíptico. Quién sabe, tal vez ésta se esté acercando de una vez por todas a los modestos fines de la música: siéntate y escúchame. Punto. Pero vaya abismos que se pueden abrir ahí
consejos de amor
un amor imposible
Socialmente la literatura ha tenido un prestigio basado en que casi nadie sabía leer, una vez eso ha quedado superado el prestigio se ha ido al traste y todo el mundo escribe.
Ahora leo las memorias de Bohigas (primer volumen de 1989), cuenta, polemiza, explica, habla del principio de la guerra civil, de su familia, de política urbanística, de arquitectura…. Es más escritor que la mayoría de los que se denominan escritores
un cordial saludo
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Los juicios sintéticos acerca de lo que es o no es literatura acaba siendo una pérdida de tiempo. Está claro que existe Literatura, y luego está Maite Asensi,etc. Ocurre lo mismo con el cine. Estoy tan cansado de estos temas que así lo dejo.
Escribir, crear arte para sí mismo. Poco más.
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