Yo estaba equivocado. Este no es Vilèm Vok, al menos no el que suponemos.
Pero detengámonos en el escudo que se ve al fondo... ¿un ojo que todo lo ve?
O quizás no estaba equivocado, y todos somos Sucesores de Vok.
Yo, por si acaso, he pedido tanda en esta cadena de Vok.
Pero detengámonos en el escudo que se ve al fondo... ¿un ojo que todo lo ve?
O quizás no estaba equivocado, y todos somos Sucesores de Vok.
Yo, por si acaso, he pedido tanda en esta cadena de Vok.
5 comentarios:
Creo que lo peor de Vila-Matas somos sus lectores. Aunque él sea el primero en fertilizar nuestros más literarios impulsos. Ando harto de Vok y sólo le he leido las tres frases que aparecen en "Dublinesca". Liz Themerson también cansa. Mañana me remiro "El misterio de la sardina".
No hago más que darle vueltas a lo que comentas: "lo peor de Vila-Matas somos sus lectores". No encuentro réplica. Seguramente tienes razón.
Lo mejor es callar.
Un saludo y gracias por tu acertado comentario.
Sigo dándole vueltas
Curioso que fuera en la calle Buenos Aires donde Vila-Matas divisara al individuo. Aquí, en Buenos Aires (ciudad), corre el rumor de la existencia de un Vok que no es porteño pero así quiere ser visto.
¿Lo mejor es callar?
Confío en ser intrépido; espero, cuando llegue el día en que conozca al sucesor porteño, atreverme a desafiarlo citando pedazos de su "supuesta" obra.
Hola, Portnoy.
Cuando leí la novela de Vila-Matas y salió el nombre de Vilem Vok, no pude más que pensar en un dr. en Literatura de la Universidad de Arizona. Curiosamente es checo. En referencia a la frase de Kafka.
El nombre del académico es Emil Vólek. Bastante cerca.
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