27/6/10

V., deThomas Pynchon

De algún modo se relacionaba todo con un cuento que había oído contar una vez, sobre un niño que nació con un tornillo dorado donde debería tener el ombligo. A lo largo de veinte años consulta médicos y especialistas de todo el mundo, tratando de deshacerse del tornillo, pero sin éxito. Por último, en Haití, un médico vudú le suministra una pócima de olor nauseabundo. Se la bebe, se echa a dormir y tiene un sueño. Se encuentra en una calle, iluminada con lámparas verdes. Siguiendo las instrucciones del hechicero, toma dos a la derecha y una a la izquierda, encuentra un árbol que crece junto a la séptima farola, del que cuelgan globos de colores. En la cuarta rama desde la copa hay un globo rojo; lo rompe y en el interior encuentra un destornillador con un mango de plástico amarillo. Con el destornillador se saca el tornillo del abdomen y repentinamente se despierta. Es por la mañana. Se mira el ombligo y el tornillo ha desaparecido. Por fin se ha levantado aquella maldición que ha durado veinte años. Delirante de alegría salta de la cama y se le cae el culo.

(Thomas Pynchon, V, traducción de Carlos Martín Ramírez para Tusquets).

(Qué queréis... es domingo... pero tengo la sensación que la de Pynchon sí que es una broma infinita)

9 comentarios:

Lula dijo...

Jajajajaaaa

Mola

Unknown dijo...

Uno de los clientes de la librería en la que trabajo siempre me recomienda leer a Thomas Pynchon. He decidido hacerle caso. Ya tengo en mis manos "El arco iris de gravedad". Esta entrada del blog, también a sido una gran ayuda para decidirme. Qué se le va a hacer, habrá que creer un poco en las casualidades.
Saludos.
esperandoelterremoto.wordpress.com

Adriana dijo...

ninguna casualidad. Causalidad.

Martín Dema Giaco dijo...

¡Qué delicioso humor de domingo!

Portnoy dijo...

Una de las mejores cosas de Pynchon es su sentido del humor.
Gracias por vuestros comentarios

Ingrid Guardiola dijo...

Qué bueno!
saludos!

Miguel P. Soler dijo...

Es genial. Pero vos fijate, Portnoy, que en este microrelato donde se combina lo tecnológico con el humor grotesco, evidencia uno de los dos genes fuertes que tiene Pynchon: a Burroughs y especialmente ese "cuentito" en Naked Lucnh: el del hombre que termina dominado por su ano como una criatura conciente y autónoma.

Lo increíble es que algo que empieza casi trillado y grosero, se vuelve inquietantemente gracioso y brutal sin dejar de ser literario y novedoso.

Mandui Hu'i dijo...

Broma infinita..., tengo una sensacion igual. Genial definición...
Tiene tantos micro-macro relatos, el pato de Vaucanzon, Byron, la lámpara "inmortal", etc; la leyenda del padre Fairing, Veishuu..etc..

Anónimo dijo...

Conocía la variación del chiste, este con las pelotas. Ya que hablamos de mundial.
Tuve que esperar la re-edición del Aroiris para comprarme el libro, y las casas tan pequeñas aquí en Bogotá. O el libro, yo.
El libro.
El libro me deja manosearle las páginas por la ventana.

Un saludo.