17/2/09

Vals con Bashir, de Ari Folman

"Me conmovió cómo el Gobierno israelí y el establishment apoyaron la película. Entiendo que pretenden demostrar que este país es plural, y de paso que el Ejército no ejecutó la masacre. Cuando presenté la película en el Festival de Cannes, mucha gente no sabía que los israelíes no dispararon directamente contra los palestinos en Chabra y Chatila", precisa el artista antes de añadir: "El Gobierno me ha enviado a promocionar la película por todo el mundo. No todo es malo. Esta sociedad es mucho más abierta y libre que las de los países vecinos".
Entrevista a Ari Folman , Babelia El País, 14/02/2009

Creo que hay algo de ingenuidad en la declaración de Ari Folman sobre el apoyo de las instituciones israelíes a la película Vals con Bashir, sobre todo teniendo en cuenta la distancia existente entre la postura política del director y la del gobierno. Porque Folman parte (es una suposición, siempre lo es) de una premisa falsa, que la culpa individual es transferible a los organismos que representan a la comunidad. Es decir, que la culpa de los individuos, incluso la suma de todos sus sentimientos de culpa, la asume también un ente ficticio como un Gobierno o un Estado. Lamentablemente eso no es así.
Tengo la impresión que políticamente es rentable para el Estado israelí que se recuerde que no fueron los causantes de hecho de la matanza de Chabra y Chatila. Cómplices pero no ejecutores.

Tal vez lo que ocurre es que todo film de guerra en la actualidad no puede librarse de Apocalypse Now y Full Metal Jacket. Como en las películas de Coppola y Kubrick, en Vals con Bashir aparecen un reportero y un cámara:





El reportero camina erguido indiferente a las balas, cual Kilgore oliendo la victoria en el aire, y el cámara gatea aterrorizado sin filmar nada.
Pero los parámetros del cine bélico estadounidense parten de la premisa de la injusticia de la guerra y de los motivos económicos que las motivan. Sea Vietnam, la guerra del Golfo o la invasión de Irak ya no hay gloria ni heroísmo en ellas.
Folman plantea su película en unos parámetros distintos a los habituales y, quizás, lo que esperamos es esa crítica al estado que impulsa la ocupación de un país. Y aunque ella aparece de forma implícita (el cámara que no filma es sustituido por la palabra implacable del reportero) el resultado final deja abierta una puerta a la justificación. Dejar que esa idea política, tal útil para el Estado, acabe filtrándose empaña la intención moral cuyo mayor acierto, que es justamente por donde se filtra esa idea, es mantenerse fiel a los hechos. Y lo hace a través de historias personales, mínimas y subjetivas crónicas de guerra, que explican la disolución de la memoria a causa del sentimiento de culpa.



Y es una lástima porque Vals con Bashir es una rara mezcla de cine de animación, documental, denuncia, que, junto a la subjetividad de sus personajes, cuyas historias hacen avanzar el relato, conforman un excelente trabajo de estructura y narración, cuya único reparo sería la frialdad que trasmite la limitada expresividad de sus personajes. Un trabajo que intenta afrontar los hechos (Los Hechos) siendo lo más objetivo posible.
Pero esa objetividad permite que se filtre el mensaje político útil. Folman olvida, quiero creer que involuntaria, inocentemente, que la culpa la acarrean los individuos, mientras que los Estados, como entes incorpóreos, carecen de emociones y que en ellos las responsabilidades se diluyen al mismo tiempo que deja a los hombres abandonados a su suerte, y permite que finalmente el mensaje político se imponga al moral, al relato humano de la brutalidad desatada, al horror de la muerte indiscriminada y a la culpa.



Javier también vio la película: Vals con Bashir (2008) y dice en los comentarios (lo cual suscribo): Me parece que, si acaso, la película muestra que la complejidad de los actos de guerra rebasa nuestra capacidad para juzgarlos globalmente.




Hablar de estos temas siempre implica tomar partido. Excepcionalmente no contestaré comentarios que traten de buscar un posicionamiento en el conflicto (“Conflicto de mierda” según Vendepatrias) o que sean incapaces de aceptar las infinitas sutilezas y matices que encierra una guerra que no tiene fin.
Dejo, porque en Babelia se citaba parcialmente, un texto de Jean Genet, Cuatro horas en Chatila, recogido en el volumen de escritos L'enemi declaré (Gallimard). Genet estuvo en el campo de refugiados justo después de la masacre. Su testimonio es implacable. Pero también es subjetivo y, creo, equivocado, en algunos de sus aspectos Los tiempos han cambiado. No hay belleza en ninguno de los bandos. No hay héroes, sólo miserables y asesinos, sufrimiento y dolor, en ambos bandos.

"¿Cómo los israelíes, soldados y oficiales, pretenden no haber oído nada, no haberse dado cuenta de nada si ocupaban este edificio desde el miércoles por la mañana? ¿Es que se masacró en Chatila entre susurros o en silencio total? El amor y la muerte. Estos dos términos se asocian muy rápidamente cuando se escribe sobre uno de ellos. Me ha hecho falta ir a Chatila para captar la obscenidad del amor y la obscenidad de la muerte. Los cuerpos, en ambos casos, no tienen nada que esconder: posturas, contorsiones, gestos, expresiones, incluso los silencios pertenecen a uno y otro mundo".

19 comentarios:

Javier Moreno dijo...

"Porque Folman parte (es una suposición, siempre lo es) de una premisa falsa, que la culpa individual es transferible a los organismos que representan a la comunidad."

No estoy de acuerdo.

Me parece que Folman en la película (no sé si en sus declaraciones, no me interesan) es absolutamente consciente de la imposibilidad de transferir la culpa, incluso en casos como estos donde la frontera entre hacer y no hacer es tan sutil.

Tan es así que no importa cuánto se libere de culpa el establecimiento Israelí (y sus representantes en la película lo hacen todo el tiempo) los miembros del pelotón continúan sintiéndose responsables, incapaces de aceptar el discurso oficial. Todos son personas golpeadas, incapaces de aceptar el cinismo de que al no disparar no participaron, no mataron.

¿Qué es el cierre de Vals con Bashir si no es el reconocimiento abierto y doloroso de una culpa?

Me parece que, si acaso, la película muestra que la complejidad de los actos de guerra rebasa nuestra capacidad para juzgarlos globalmente.

Las versiones son infinitas. La culpa de distribuye homogeneamente entre los perpetradores y los testigos.

Portnoy dijo...

Lo que lamento es que asumida individualmente la culpa por aquellos que participaron, el documento de esa culpa sirva (involuntariamente, quiero creer) de recurso propagandístico del estado israelí.
Lo cual vuelve a demostrar que siempre ganan los mismos.

J. M. dijo...

que guay el post... no he visto la peli, pero tu tesis me recuerda a lo que dijo ese autor que no te mola, richard ford, en un artículo publicado por el semanal del mismo periódico que citas, decía algo así como que las personas individuales deberíamos sentirnos culpables por las malas acciones que ejecutan los estados que elegimos

Javier Moreno dijo...

Portnoy: ¿De veras le parece que la película fue concebida como un aparato propagandístico? A mí no me dio esa impresión. No sentí que me estuvieran vendiendo una historia tendenciosa ni particularmente condescendiente con Israel. Me parece de hecho que incluye un buen componente de denuncia de la manera como el ejército israelí participó en la masacre. Muestra que su participación fue activa (aunque no dispararan). En ese sentido es bastante lejana del discurso oficial que dice que Israel no supo qué ocurría. La película no libera a nadie de responsabilidad.

No me queda claro si usted dice eso por su impresión de la película o por su lectura de la entrevista a Folman.

En general, no creo que uno pueda prevenir que alguien haga una lectura o un uso distinto al previsto de una obra por parte de sus lectores. Un buen ejemplo es la película La batalla de Argel, que aunque originalmente fue concebida en parte como una obra de denuncia de la ocupación francesa en Argelia recientemente fue convertida en un documento de entrenamiento para las tropas norteamericanas en Irak. Otro ejemplo más dramático es la relectura de los textos de Nietzsche por parte de los Nazis. ¿Cómo puede controlar un autor esos "usos emergentes" de sus obras?

L'artista abans conegut com Subal Quinina dijo...

Nunca voy al cine, pero os aseguro que esta no me la voy a perder.

Me encantaría poder entrar en este debate, pero algo me dice que esta vez tengo que ver la película impepinablemente... Lástima.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Abundando en este mismo debate y ampliándolo (en inglés):

http://angryarab.blogspot.com/2009/02/waltzing-with-zionism.html

http://www.guardian.co.uk/film/2008/oct/25/waltz-with-bashir-ari-folman

Un saludo

Portnoy dijo...

José, ¿ves como Richard Ford y yo no coincidiremos nunca? Los Estados deben ser responsables de sus actos y purgar las culpas de sus atrocidades. Los ciudadanos siempre nos sentimos culpables.
Javier, creo que no me he explicado bien. Creo que Folman ha sido sincero y consecuente, tanto que se ha ceñido en su documento a los hechos, a la simple y pura (y atroz) verdad. Lo que me preocupa es que esa sinceridad sea aprovechada para otros fines ajenos a los propósitos del director. Nadie puede controlar el "uso emergente" de su obra, lo cual me parece triste.
LAACC SQ... ve al cine y hablamos. sabía que te interesaría el tema. Me preocuparía haberte condicionado.
Gracias por los aportes, Ana.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante tu reseña, de la que comparto casi todo lo que dices; sin embargo, la calidad de la animación me parece lo mejor de la película.

Yo tampoco creo que se hiciese como parte de un proyecto propagandístico. Pero sí es una película dirigida claramente al público israelí, que no pretende justificar las masacres de Sabra y Shatila (es más, las denuncia claramente) aunque sí dejar clara constancia de la escasa o nula vinculación de Israel en ellas, a pesar de que tácitamente lo permitiera. Desconozco (ni me interesa) si esa era o no la intención del autor, y creo que, a pesar de todo, no viene mal recordar qué ocurrió, sobre todo ahora con los recientes acontecimientos en la zona. En fin, que existiera alianza o fuera un sólo “dejar hacer”, lo que queda tras el visionado es que no hay demasiada diferencia entre el papel que jugó Israel y la de un mero observador internacional. Y eso no es verdad.

Saludos!

Johannes A. von Horrach dijo...

Disculpen la intromisión, soy nuevo aquí. Pero a mí me parece muy bien que se recuerden dos cosas que muchas veces se olvidan (o directamente no se saben, al menos a mucha gente le sucede):

1. que no fueron israelíes los que perpetraron las masacres de Sabra y Chatila, sino cristianios libaneses al mando de Eli Hobeika. Estoy harto de escuchar a demasiada gente olvidarse de la responsabilidad directa de las falanges maronitas para culpabilizar en exclusiva y totalmente a Israel.

2. Israel, a diferencia de sus 'queridos' vecinos, es un país plural, en el que, junto con actitudes brutales, también se dan iniciativas que promueven el entendimiento con el otro. Israelíes que ponen a parir a su país hay muchos (Folman, Ilan Pappe, Gilad Atzmon, Avi Shlaim, Amos Oz, Grossman, etc.); casos en el otro bando hay bastantes menos.

saludos

Anónimo dijo...

Horrach:

1. Israel es culpable de la matanza de Sabra y Chatila: puso la pistola en la mano del asesino, abrió la puerta y cerró los ojos.

2. Israel está a punto de tener un gobierno de extrema derecha.

3. Que Dios/Allah/Yahveh nos coja confesados.

---

Portnoy: cambiando de tema, sin salinos del cine, te recomiendo encarecidamente que no te pierdas la maravilla que ha rodado Aranofsky, The wrestler. Qué película más fuerte, más dura, y qué bien hecha. "The Ram" es un personaje épico. Una joya.

Johannes A. von Horrach dijo...

Sí, sí, sí, sí, sí... Israel es malo, muy malo, y tiene la culpa de todo lo que pasa en Oriente Medio y en el mundo entero. Los cuentos del lobo malo están bien para la infancia, anónimo, pero creérselos a ciertas edades da un poco de pena.

PD: si lo que puede salir de Netanyahu+Lieberman es de extrema derecha, ¿a qué extremo de la derecha colocamos a Hamas?

Anónimo dijo...

Un magnifico análisis del periodista israelí Gideon Levy.

http://www.haaretz.com/hasen/spages/1065552.html


Parece que algunos olvidan intencionadamente que las falanges (fascistas) fueron armadas, entrenadas y financiadas por los israelíes.

Anónimo dijo...

No creo que estemos acertados hablando de derecha o de fascismo en este tema. Son etiquetas creadas en otros contextos. En cualquier caso queda claro que Israel fue el principal responsable de lo de Sabra y Chatila. Cuestionarlo es absurdo.

Por otra parte, y volviendo al tema cinematográfico otra vez, me atrevo a pedirle a Portnoy un comentario de los suyos sobre "El Desafío: Frost vs. Nixon". No sé si la has visto ni si admites peticiones del lector, pero me gustaría saber qué opinas sobre la relación entre esa película (ficción) y la realidad que dramatiza (¿por qué?), en parte disponible en Youtube. Es curioso (e inquietante) ver frases del Nixon real entrevistado puestas en boca del Nixon de ficción fuera de la entrevista. Le sugiere a uno unas cuantas reflexiones sobre cómo el material "real" ha alimentado esa ficción, y sobre la "necesidad" o sentido de ésta.

Podrías poner un negocio de críticas a la carta.

Johannes A. von Horrach dijo...

Claro que Israel tiene una gran responsabilidad en lo de Sabra y Chatila, pero no se puede manipular, como demasiadas veces se hace, tapando el hecho demostrado de que los que mataron en esos poblados fueron libaneses, no israelíes. El cabecilla de los asesinos fue Hobeika, no Sharon. Eso no angeliza a Sharon ni a Israel, no, pero la verdad es la verdad.

Otra cosa: lo selectivos que somos con determinados crímenes. Nos acordamos siempre de Sabra y Chattila (entre 700 y 2500 muertos, más o menos), pero olvidamos, curiosamente, lo que sucedió en Jordania en el llamado 'Septiembre Negro', cuando las tropas jordanas de Hussein asesinaron a miles de palestinos (entre 10000 y 30000). Nadie recuerda eso ya. ¿Alguien sabe decirme por qué? Yo sé el motivo: los asesinos ni eran judíos ni tampoco tenían vínculos con los judíos, al contrario. La causa palestina nos interesa sólo cuando queremos.

Portnoy dijo...

Ya dije que no comentaría temas políticos en este post, aunque es difícil evitar el tema.
Por lo que a mi respecta creo que la conversación se desvía demasiado, así que, si no os importa, lo dejaremos aquí.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios.

Johannes A. von Horrach dijo...

Mis disculpas por haber conducido la discusión hacia terrenos algo alejados (aunque vinculados) del tema.

Literacultura dijo...

Senti el vertigo al ver esto oh dios!
------

Hola espero que no sea de molestia.
Somos un nuevo blog de literatura y cultura, encofados mas en la literatura porque en ella es claro que siempre hallaremos algo de cultura.
Nos gustaria saber si podemos afilar tu blog en el nuestro y nosotros en tu blog.
Asi para promocionarnos mutuamente.

Buen blog porcierto.

www.literacultura.blogspot.com

drfloyd dijo...

Y gano un cesar, que ya parecia en manos de S. Penn, y su discurso fue breve...y bueno (ingenuo o no).

Anónimo dijo...

gana la guerra el que idealiza que la gano y trata de convertir esa idealizacion en una verdad ,impuesta por el asesinato y la destruccion.
toda la humanidad celebra sus victorias belicas.para conseguirlas, proceden como ari folman lo presenta en su filme,el resultado es que tenemos una civilizacion acefala que no tiene alma , porque esa alma no recuerda lo que es, anestesiada por si propia.los gobiernos lo unico que hacen es mantener el status quo belico para alimentar a la bestia .
armas y drogas, maximo lucro.
incluido el negocio inmobiliario:destruccion construccion.