Out, de Kirino Natsuo es una novela difícil de clasificar. Con vocación de best-seller y bebiendo en las fuentes de esa narrativa socio-sentimental tan común por estos lares (véanse los artículos dominicales de Grandes y Montero) rompe todos los esquemas preconcebidos al introducir giros argumentales propios de Takashi Miike.
Inmersión social, intriga y escatología: Una mezcla verdaderamente interesante y con un resultado nada desdeñable.
Lo más sorprendente al final es la sutil disección, no la de los cadáveres, que también la hay, de la sociedad japonesa. Ahí Kirino enlaza con las impactantes semblanzas que en cine han realizado Kore-eda Hirokazu o Kurosawa Kiyosi, mostrándonos el aislamiento de los individuos en un entorno que fagocita todas las emociones humanas. Los personajes de Nadie sabe o de Bright future , por ejemplo, viven aislados, se constituyen en Otros disfuncionales en una sociedad que no alienta el contacto entre individuos. El respeto y las costumbres sociales impiden romper la barrera autoimpuesta que en muchos casos el individuo ansía que sea derruida.
La historia de Out se centra en cuatro mujeres que trabajan en el turno de noche de una fábrica de envasado de alimentos precocinados. De alguna manera cada una de ellas representa un tipo de mujer japonesa extremo: La viuda que debe cuidar de su suegra incapacitada una de cuyas hijas le roba dinero y la otra aparece y desaparece dejándola al cuidado de un nieto del que desconocía su existencia; la mujer casada y maltratada por un marido infiel y ludópata que debe sacar adelante como puede a sus dos hijos pequeños; la obsesionada por el lujo y la ostentación, incapaz de asumir sus limitaciones; y la mujer madura e inteligente, cuyo marido duerme en una habitación separada sin más motivo que el hastío y cuyo hijo adolescente se niega a hablar.
Entre estos extremos se mueve la narración de Out, explorando los límites de una sociedad voluntariamente autista.
Pero además hay cadáveres despedazados... y yakuzas y venganzas... intriga y suspense... y sangre, mucha sangre.
¡Qué sorpresas más entretenidas tiene la narrativa! Nunca desprecies una recomendación, venga de quien venga... a mí me la recomendó mi abuela.
Inmersión social, intriga y escatología: Una mezcla verdaderamente interesante y con un resultado nada desdeñable.
Lo más sorprendente al final es la sutil disección, no la de los cadáveres, que también la hay, de la sociedad japonesa. Ahí Kirino enlaza con las impactantes semblanzas que en cine han realizado Kore-eda Hirokazu o Kurosawa Kiyosi, mostrándonos el aislamiento de los individuos en un entorno que fagocita todas las emociones humanas. Los personajes de Nadie sabe o de Bright future , por ejemplo, viven aislados, se constituyen en Otros disfuncionales en una sociedad que no alienta el contacto entre individuos. El respeto y las costumbres sociales impiden romper la barrera autoimpuesta que en muchos casos el individuo ansía que sea derruida.
La historia de Out se centra en cuatro mujeres que trabajan en el turno de noche de una fábrica de envasado de alimentos precocinados. De alguna manera cada una de ellas representa un tipo de mujer japonesa extremo: La viuda que debe cuidar de su suegra incapacitada una de cuyas hijas le roba dinero y la otra aparece y desaparece dejándola al cuidado de un nieto del que desconocía su existencia; la mujer casada y maltratada por un marido infiel y ludópata que debe sacar adelante como puede a sus dos hijos pequeños; la obsesionada por el lujo y la ostentación, incapaz de asumir sus limitaciones; y la mujer madura e inteligente, cuyo marido duerme en una habitación separada sin más motivo que el hastío y cuyo hijo adolescente se niega a hablar.
Entre estos extremos se mueve la narración de Out, explorando los límites de una sociedad voluntariamente autista.
Pero además hay cadáveres despedazados... y yakuzas y venganzas... intriga y suspense... y sangre, mucha sangre.
¡Qué sorpresas más entretenidas tiene la narrativa! Nunca desprecies una recomendación, venga de quien venga... a mí me la recomendó mi abuela.
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