A partir de ahora su nombre será H.
Me mira. Sostengo su mirada.
Me gusta que no proteste. No serviría de nada. Esas son las condiciones para hacerse cargo de los textos de mi hijo. Los catalogará, los revisará y los preparará para su publicación. Y, a todos los efectos, para mí y para los créditos del libro, su nombre será H.
Me mira. Asiento.
Ya sé que dirá. Esto se ha hecho con anterioridad y bla, bla, bla... evíteme las comparaciones. Lo más seguro es que todo no sea más que una mierda. Pero publicaremos los textos póstumos de mi hijo y proclamaremos a los cuatro vientos que lo hacemos contra su voluntad, contra su última voluntad. Eso acrecentará el valor del libro. El económico, claro. El estúpido de mi hijo decidió hacerse escritor contra mis esfuerzos por hacer de él un hombre de provecho. Luego decidió dejar de escribir y pretendió, en el último momento de su vida, que se borrase el disco duro donde guardaba todos sus textos.
Golpea la mesa con fuerza.
Pero me sudan los cojones (así mismo lo dijo, me sudan) las últimas voluntades y los delirios artísticos de ese inútil. Esa mierda es lo que me queda de él y pienso convertirlo en un monumento literario a la estupidez humana.
(continúa)
Me mira. Sostengo su mirada.
Me gusta que no proteste. No serviría de nada. Esas son las condiciones para hacerse cargo de los textos de mi hijo. Los catalogará, los revisará y los preparará para su publicación. Y, a todos los efectos, para mí y para los créditos del libro, su nombre será H.
Me mira. Asiento.
Ya sé que dirá. Esto se ha hecho con anterioridad y bla, bla, bla... evíteme las comparaciones. Lo más seguro es que todo no sea más que una mierda. Pero publicaremos los textos póstumos de mi hijo y proclamaremos a los cuatro vientos que lo hacemos contra su voluntad, contra su última voluntad. Eso acrecentará el valor del libro. El económico, claro. El estúpido de mi hijo decidió hacerse escritor contra mis esfuerzos por hacer de él un hombre de provecho. Luego decidió dejar de escribir y pretendió, en el último momento de su vida, que se borrase el disco duro donde guardaba todos sus textos.
Golpea la mesa con fuerza.
Pero me sudan los cojones (así mismo lo dijo, me sudan) las últimas voluntades y los delirios artísticos de ese inútil. Esa mierda es lo que me queda de él y pienso convertirlo en un monumento literario a la estupidez humana.
(continúa)
4 comentarios:
Todo esto resulta inquietante.
Pues sí, bastante inquietante.
He colgado una foto del director elegido para la primera "Sesión Doble", al primero que acierte quién es ganará el "privilegio" de escribir un artículo para publicarlo en el blog sobre su carrera cinematográfica.
Este me gusta más :^) Resulta algo confuso hasta que reconoces la existencia de un diálogo, pero en general, me gusta más, y hay que reconocer que es algo más "convencional" (o menos "experimental") que los anteriores fragmentos.
Por otro lado, ¿no era Kafka el que quiso que se destruyesen sus escritos tras su muerte y que utilizaba iniciales para nombrar a algunos de sus personajes?
Claro, Sebastian... :-)
ah... y espero que sea más inquietante todavía.
Un saludo
Publicar un comentario