Cuando finalmente un criminal muestra ante la sociedad la dimensión de su maldad, quienes le rodean suelen afirmar incrédulos que “era una persona normal”. Lo que verdaderamente aceptan es que la mentira perpetrada por el criminal antes de ser puesto en evidencia les parecía lo suficientemente consistente como para cuestionarse si esa “vida vivida ante los demás” era sincera o una vulgar tapadera.
La vulgaridad es el tema que nos interesa.
Normalmente es la “realidad” la que me interesa, de que forma esa tapadera, esa ficción, deviene una realidad que solamente es desmentida a posteriori, una realidad que pende de muchos imponderables pero que permite afirmar a quienes la contemplan desde fuera, aquellos para quienes la tapadera está diseñada, “era una persona normal”.
No tengo referencias sobre los Glass. Quizás desde ellos, desde Franny y Zooey, fuese más sencillo analizar los Nueve cuentos. Puede que aparentemente Seymour fuese “una persona normal”. Lo que sí es cierto es que a través de Un día perfecto para el pez banana no se puede saber si Seymour es o no normal, si Salinger quiere que veamos a un hombre normal o a un perturbado, si Salinger pretende algo más que mostrarnos una sucesión interminable de diálogos vulgares que no conducen a nada.
Porque de vulgaridad se trata.
Los personajes de Nabokov son doblemente exquisitos: En primer lugar su naturaleza les impide ni tan solo rozar una idea que se aproxime a lo procaz, en segundo lugar, la narrativa del autor impide que lo vulgar asome en el texto. Ni aún los más extremos perturbados que pueblan sus novelas (Humbert, Hermann...) son capaces de permitir que la vulgaridad ensucie sus actos (y aquí jugamos con la dicotomía autor-narrador, ya que los relatos de Nabokov suelen estarlo en primera persona)
Los relatos de Salinger están narrados siempre desde lejos, a través de diálogos, como si tanto el narrador como el lector fuesen espectadores ocasionales de fugaces retazos de vidas ajenas. La vulgaridad se apropia del texto a causa de su pretendida inmersión en la realidad y el resultado es sumamente decepcionante.
Quienes defienden la obra de Salinger cuando esta es tachada de vulgar y falta de contenido pueden decir tranquilamente que el autor “era (¿es?) una persona normal”
Ahora es cuando suena el disparo.
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Normalmente es la “realidad” la que me interesa, de que forma esa tapadera, esa ficción, deviene una realidad que solamente es desmentida a posteriori, una realidad que pende de muchos imponderables pero que permite afirmar a quienes la contemplan desde fuera, aquellos para quienes la tapadera está diseñada, “era una persona normal”.
No tengo referencias sobre los Glass. Quizás desde ellos, desde Franny y Zooey, fuese más sencillo analizar los Nueve cuentos. Puede que aparentemente Seymour fuese “una persona normal”. Lo que sí es cierto es que a través de Un día perfecto para el pez banana no se puede saber si Seymour es o no normal, si Salinger quiere que veamos a un hombre normal o a un perturbado, si Salinger pretende algo más que mostrarnos una sucesión interminable de diálogos vulgares que no conducen a nada.
Porque de vulgaridad se trata.
Los personajes de Nabokov son doblemente exquisitos: En primer lugar su naturaleza les impide ni tan solo rozar una idea que se aproxime a lo procaz, en segundo lugar, la narrativa del autor impide que lo vulgar asome en el texto. Ni aún los más extremos perturbados que pueblan sus novelas (Humbert, Hermann...) son capaces de permitir que la vulgaridad ensucie sus actos (y aquí jugamos con la dicotomía autor-narrador, ya que los relatos de Nabokov suelen estarlo en primera persona)
Los relatos de Salinger están narrados siempre desde lejos, a través de diálogos, como si tanto el narrador como el lector fuesen espectadores ocasionales de fugaces retazos de vidas ajenas. La vulgaridad se apropia del texto a causa de su pretendida inmersión en la realidad y el resultado es sumamente decepcionante.
Quienes defienden la obra de Salinger cuando esta es tachada de vulgar y falta de contenido pueden decir tranquilamente que el autor “era (¿es?) una persona normal”
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10 comentarios:
el año pasado lei un libro muy interesante, escrito por la siquiatra de la caul se basaron para hacer el papel de la agente del FBI en el silencio de los inocentes. el libro se llama " mi vida con los asecinos en serie"
Ella ha estudiado a una cantidad increible de asecinos en serie. en el libro no entra en consideraciones morales, ni de otro tipo, solo nos da sus concluciones acerca de esas personas. creo que todos aqeullos que quieran saber sobre ellos deberia de leer ese libro.
el año pasado realize una reseña de el en mi blog. con el mismo titulo del libro.
La apreciacion de salinger en este aspecto es muy acertada, mas acertada de lo que superficialmente parece, creo que quizas leyo las concluciones de esa doctora acerca de los asecinos en serie.
No estoy de acuerdo en menoscabar a Salinger, como tampoco creo que fuerce al lector a mantenerse a distancia de los protagonistas. Sin ir más lejos, "El guardián..." está escrita en primera persona, si lo recuerdo bien. Lo que hace es transferir el peso del texto al sujeto, para que la forma sea el contenido. En ese sentido, lleva al extremo la máxima de Aristóteles de que los personajes son la historia.
Curiosamente, seleucus, leía ayer que Ortega y Gasset pensaba lo mismo, que sobre la forma y la estructura deben primar los personajes, porque lo importante es el trasfondo humano de la narración y a través de los personajes "vivimos" otras vidas. Pero el objetivo de Salinger es otro, mostrarnos la deshumanización, quizás, la vacuidad, quizás, el sinsentido de la vida, quizás... y digo quizás porque Salinger no consigue trasmitirme ninguna de esas sensaciones.
Pongamos como contraejemplo Gómez Palacio de Bolaño: La sensación que nos produce el relato es precisamente aquella que creo que Salinger quiere trasmitirnos y que apenas logra. Por eso digo que Salinger es decepcionante, porque, como dices, transfiere el peso del texto al sujeto y los sujetos de Talinger no tienen nada que trasmitir, por eso el texto acaba hundiéndose... y ojo, no digo que sea un escritor desdeñable... me parece que su obra tiene muchos aciertos y que el enfoque de sus relatos es por lo general acertado... si no no podría decepcionarme.
Luis, ¿te refieres a estos artículos?:
Asesinos
Interesante
Un saludo y gracias por vuestros comentarios
Con respecto a este cuento de Salinger, ya el título nos anuncia una ironía: Se trata de un día perfecto, no para ningún pez banana o plátano, sino para la muerte. Que el personaje este "cuerdo" o "loco" da lo mismo; será el lector quien saque sus conclusiones.Personajes burgueses, jóvenes o ensimismados en la eterna juventud de un narciso degradado por las circunstancias culturales.
Lo banal no es lo mismo que vulgar, aunque estos tópicos pueden juntarse.
Diálogos insustanciales, muy cercanos al Real. Es decir, muy orales. Quizás sea esto lo que te saca de quicio. En Salinger hay poca "literaturidad".
Saludos.
«En Salinger hay poca "literaturidad"» siempre y cuando se descuente el hecho de que su autor parece proponer su obra como el trabajo de un escritor ficticio. Es decir, dentro del universo Glass (¿Universo de Cristal?), las historias de Nueve Cuentos son escritas por uno de los hermanos, Buddy, el que sigue a Seymour, añadiendo así un nivel de lectura que, tal vez, salva al conjunto de sus relatos al convertirlos en un instrumento para desarrollar a un personaje del que conocemos más bien poco por cualquier otro medio.
De todas maneras, el juego de interreferencias que propone Salinger para evidenciar su propósito es mal ejecutado y el rompecabezas de cristal es frágil y se quiebra con regularidad. Pero "literaturidad" hay, lo que pasa es que Salinger es terrible malo proponiéndola.
no creo en absoluto que los relatos de salinger esten narrados desde lejos, por el contrario, pienso que es tal la profundidad de los personajes, que el lector llega a creerlos por momentos, reales, incluso llega a quererlos y a desear conocerlos. Generan una extraña identificación que quizás no se basa en viviencias análogas personaje-lector, sino en el hecho de que esos personajes sí que parecen tener vida, y sufrir de un existencialismo adolescente, atemporar, por el cual sin dudas muchos de nosotros hemos pasado. Quizás se halle allí la respuesta de por qué quienes han gustado de la narrativa de Salinger, por lo general, se transforman en fieles seguidores de su obra y del misterio en torno a la vida de este escritor, a quien considero magicamente increible.
Coincido plenamente con mar, una vez que lees a Salinger deseas conocer a cada uno de sus personajes, me siento extrañamente atraido por cada uno de ellos.
Lo que rescato de Salinger por encima de todo es la facilidad con la que te mete en escena (o por lo menos a mi logra meterme) a traves de un gesto en el personaje casi como si estuviera a tu lado.
Nueve Cuentos me parece un libro excepcional, por lo que cada cuento en praticular me genera.
Saludos
Acabo de leer el cuento en discusión y me parece que Portnoy no ha analizado a profundidad lo que Salinger desea que concluyamos con las insinuaciones de su simbología.
Me explico: un "enfermo" Seymour le dice "amor" a la chica y le besa la planta de los pies. En esos cortos minutos el pez plátano (Seymour)ha engordado con la fantasía que le inspira "la preciosa muchacha". Pero es un "loco" digno que no quiere ir más allá. Está atrapado, como los peces platanos que no pueden salir por su gordura.
Así entiendo el argumento de esta magistral obra.
A mi "Un dia perfecto para el pez platano" me gusto, simplemente, y no le doy mas vueltas
Un relato kitsch por excelencia. No solo vulgar y decepcionante sino poco creativo. Me dio la sensación de que Sybil, aquella niña estuvo apunto de ser violada y asesinada por un traumado de la guerra..
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