17/4/07

Sesiones dobles: Wong Kar Wai

Fa yeung nin wa (In the Mood for Love) (2000) + 2046 (2004)




En los viejos tiempos de las sesiones dobles en los cines de reestreno era inevitable que a la salida nos decantásemos por una de las dos películas vistas en detrimento de la otra. No sé si el experimento que estamos llevando a cabo nos llevará por la misma senda. Ya veremos lo que ocurre.
En el caso que nos ocupa será raro que se produzca esa elección de una sobre la otra, ya que ambas parecen formar parte de un todo, una única película dividida en dos partes. Aunque ya veremos que en cierta manera las dos películas se oponen.
Wong Kar Wai establece una sucesión narrativa que liga temporalmente los acontecimientos que se muestran en las dos películas, pero al mismo tiempo dota a la segunda en el tiempo, 2046, de peculiaridades argumentales que la hacen independiente de la primera. De hecho, conceptualmente In the Mood for Love y 2046 no tienen nada que ver.
Pero en el caso de volver a aquellos viejos tiempos (pues de eso trata 2046) y tener que decidirme por una de las dos seguramente escogería In the Mood for Love por motivos cinematográficos: es una pieza magistral, tan sencillo como eso. La voluntad del director de crear un universo estético en todos sus sentidos queda más que patente y plenamente conseguido. Una obra de una belleza plástica tan arriesgada como la de In the Mood for Love es destacable en estos tiempos que corren.




Pero también, en caso de tener que hacerlo, escogería 2046 por motivos literarios. Toda la ilación temporal que se establece entre las dos películas tienen como centro el personaje interpretado por Tony Leung y como centro narrativo la habitación 2046 donde los personajes de In the Mood for Love establecen su relación literaria.
En ese sentido, en la segunda película, 2046 es una puerta cerrada.




Sin embargo, el carácter del personaje, Chow Mo Wan, sobre quien la historia se sustenta, sufre una metamorfósis radical de una película a otra, de forma que en 2046 adopta un rol más amoral y menos desvalido que el mostrado en In the Mood for Love.



¿Justifican los acontecimientos narrados en la primera película el cambio en la forma de ser del personaje? Yo creo que la contenida aventura sentimental y la posterior pérdida de In the Mood for Love no justifican de ninguna manera el descreimiento misógino, en todo lo que no sea sexual, y la arrogancia chulesca de Chow Mo Wan en 2046.
Sólo un hecho lo justifica: En esta película el personaje es un escritor de éxito popular.
Y es un escritor que controla la narración.
A diferencia de In the Mood for Love en 2046 la voz en off del personaje nos acompaña durante toda la película. Lo que nos muestra la pantalla son más o menos elaboradas fantasías que tienen como punto de partida sus relaciones sentimentales. Digamos que existen dos tipos de historias en 2046, las reales y las escritas.



Pero ¿podemos distinguir los dos tipos de historias como espectadores o cabe la posibilidad de que, como todo narrador en primera persona, Chow nos esté engañando? ¿lo que 2046 nos muestra es la “realidad” o la visión subjetiva de Chow de la realidad?
En el caso de la historia del retorno en tren desde 2046, el carácter fantástico y alegórico queda bastante claro al emplear elementos propios de la ciencia-ficción. Pero admitamos que el resto de las historias, sus relaciones sentimentales con las mujeres que aparecen en la película, pueden tener ese mismo componente fantástico y alegórico.
Debemos entresacar de la narración de 2046 aquello que es fruto de la imaginación literaria de Chow y la única manera de hacerlo es relacionando los hechos con los de In the Mood for Love, una película planteada directamente y narrada sin intermediarios.

Supongo que otros comentaristas destacarán como Chow en 2046 busca en cada una de sus relaciones con las distintas mujeres que aparecen en su vida algo que le recuerde a la perdida Su Li-zhen. Cada una de ellas comparte alguna peculiaridad con el personaje interpretado por Maggie Cheung (dejando aparte que todas ellas visten vestidos de corte idéntico que apenas se diferencian en los estampados).



La chulería y prepotencia de Chow (de acuerdo, no siempre es así, también es encantador y seductor) denota en cierta manera su desamparo e insatisfacción. Los relatos que escribe muestran ese anhelo no confesado, esa sensación de pérdida, pero también dejan al descubierto su incomprensión total de los sentimientos femeninos:
Un hombre que puede pensar que una mujer necesita diez horas para reaccionar ante un estímulo amoroso está condenado al fracaso sentimental.



¿Es factible ese tipo de lectura de 2046? No me contradigo cuando digo que ambas películas son independientes y que 2046 necesita a In the Mood for Love para ser entendida. Ambas afirmaciones pertenecen a dos lecturas distintas de esta Sesión doble dedicada a Wong Kar Wai. Pero dudo de si ese tipo de lectura que apelaría a cierta metanarratividad tan poco usual en el cine puede ser correcta o simplemente es fruto de mi pensamiento retorcido.

Las otras reseñas del Proyecto Sesiones Dobles Wong Kar Wai: las podéis encontrar siguiendo los enlaces:


Books&Films, ¿Y si esta vez te quedaras?, Cineahora, Cinematic World, El día del cazador, El séptimo arte, El diario de Mr. Macguffin, Marco Velez, Himnem, Fabrica de ilusiones, Padded Room: Chronics floor, La mujer justa, Bogotá 35MM, Ojo de buey, Viaje a Itaca, Sesión Doble, Ekilore, Rulemanes para Telémaco, Arteyliteratura, La linterna mágica, Rodando, The Observer, El trono de Hatti, Palabras ocultas y Mitte
Se nos colaron un par de espontáneos: Lean en los comentarios la crónica de Veen y en La balada del elefante azul el comentario de j.

14 comentarios:

Hatt dijo...

Muy interesante el análisis. Y la dualidad del personaje, puede explicarse como sugieres por ese posible cambio en el eje de la narración. Al ser una película narrada en primera persona, está claro que todo está filtrado por la mirada de ese personaje.

Por otra parte, con la mujer que no es chulo y prepotente, de la mujer que menos le gustaría pasar, acaba siendo de la que se ve obligado a pasar, más que nada porque se va y se casa con otro...

Nos leemos.

alicia dijo...

Me ha gustado mucho tu comentario, y las fotos están estupendamente elegidas. Nos leemos.

Anónimo dijo...

Magnífico post. Me encantó. Como la película In the mood for love, que vi cuatro veces. Me espera 2046.
Enhorabuena por tu excelente blog.
Saludos.


Un susurro: Goodbye Columbus ya está en nuestras librerías.

Carles Rull dijo...

¿Qué es real y qué es fruto de la imaginación en "2.046? Sin duda todo un reto para el (buen) espectador.
En su momento, "Deseando amar" fue aclamada enseguida como una obra maestra. Si me permites, diré que me pareció incompleta (y creo también que esa era la intención de Kar Wai, y con claros visos de trilogía) hasta que vi "2.046".

Un saludo !

Anónimo dijo...

hoa, llevo un tiempo desconectado pero no quería dejar pasar la oportunidad de aportar una humilde opinión sobre el film que nos ocupa. Después de esta pedante presentación, únicamente decir que lo que sigue es una crítica que escribí tras un visionado febril de 2.046 cuando estaba todavía en cartelera, aunque ya no estoy tan furioso como entonces, suscribo todo lo que pensaba.

Espero que no resulte demasiado extenso.

Veen

La última película de Wong Kar-wai es una peripecia meta narrativa en la que el protagonista, un cínico escritor con vocación de playboy, dialoga con su pasado para construir un relato de ciencia ficción con el que expiar sus heridas amorosas. Paralelamente, Wong Kar-wai, traza con su film un monólogo consigo mismo y su obra fílmica anterior, ejerce de apóstol del desamor y trata de configurar un itinerario anímico donde confluyan el manual del ególatra post romántico y la reflexión filosófica sobre las estructuras temporales de la memoria. Loables ambiciones que el director no ha sabido acompañar de un vehículo adecuado para su desarrollo.


Reloading the mood.

Habría que preguntarse por qué Wong Kar-wai ha elegido al mismo personaje de su anterior película, In the mood for love, para articular el viaje de 2.046. En el film que nos ocupa, el periodista Chow Mo Wan se ha convertido en un trasunto ideal del propio director hongkonés, un escritor atrapado por un pasado que le asfixia de tal modo, que impregna tantos espacios de su recuerdo, que toda su obra permanece indisolublemente adherida a él. Experiencias más o menos dolorosas que el autor intentará catalizar a través del ejercicio creador. El periodista es, a su vez, un observador distante y calculadamente desapasionado del Hong Kong de la década de los sesenta, un hombre que observa el mundo desde la penumbra de su habitación de hotel y en el que rara vez participa plenamente. El periodista establece simulacros de realidad con el exterior, experiencias y relaciones efímeras que alimentan su ficticio espacio mental, el único que aparentemente le interesa.
El problema reside en que Wong Kar-wai ha utilizado un personaje que ya deambulaba por una película anterior, In the mood for love, y con el que se toma algunas licencias cuanto menos discutibles. El Chow de 2.046 es un descreído mercenario incapaz de amar o de dejarse amar, un aventurero escurridizo que frecuenta clubes nocturnos y se profesionaliza en el juego. A mi juicio, se le ha otorgado una personalidad que se corresponde de forma muy tangencial con el anterior señor Chow. ¿Deberíamos tener en cuenta la coherencia dramática de un personaje entre película y película? ¿Tiene 2.046 el rango de obra autónoma, o sólo existe en función de la anterior, como complemento de ella? ¿Debemos entender que las dos son, tal y como expresa el propio Wong Kar-wai, “una sola película”, mal que nos pese? Parece claro que para cualquiera que haya visto In the mood for love, la elección de un mismo protagonista implica vincular ambas obras y esto no sólo juega contra 2.046, que simplemente no resiste comparación con su predecesora, sino que casi tiene un efecto retroactivo sobre el film original, enturbiando su excelente cohesión y diluyendo su empuje dramático.
Es más, ¿debemos considerar a 2.046 como una secuela o como epílogo indulgente de la filmografía de un cineasta? ¿Podemos asimilar el film sin ser conocedores de cada una de las películas del cineasta? Porque 2.046 es una amalgama continua de referencias muy directas a personajes y situaciones del pasado fílmico del autor (Days of Being Wild sería la primera parte de la trilogía), es la prolongación de unas existencias desenterradas de sus cerrados universos de ficción, que, sin embargo, no trascienden lo más mínimo al ser puestas de nuevo en movimiento. ¿Sabemos algo más del señor Chow, aparte de lo estrictamente narrativo que no supiéramos al final de In the mood for love? ¿Era adecuado prorrogar las desventuras amorosas de este hombre, trágicamente convertido en un antagonista de la persona que fue?


¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar a Wong?

2.046 es sin duda Wong Kar-wai en estado puro, pero un Wong Kar-wai que ha agudizado hasta el colapso el manierismo de su puesta en escena, que se ha preocupado más de rubricar cada plano, de dejar constancia de su impronta de autor, que en retratar a los personajes torturados que pueblan su nebulosa trama.
¿Tiene algo que ver esta película grandilocuente, henchida de sí misma, con la frescura y la libertad de sus obras anteriores? Porque frente al desparpajo y la intuición experimental de Chungking Express y Fallen Angels, experimentación plástica llevada a sus últimas consecuencias en Happy Together, que aún dejaba espacio para que los intérpretes encontraran las emociones que 2.046 se esfuerza en vano por alcanzar y, ante todo y por sus supuestos rasgos en común, frente a la elegancia calculada de In the mood for love, y su precisa y liviana cadencia formal, la última película del director hongkonés apuesta por una milimetrada hipertrofia estilística, por una solemnidad aparatosa que encierra a sus personajes en corsés demasiado férreos para poder conmover. No es casualidad que 2.046 sea la primera obra de WKW que supera los noventa minutos, (la película dura ciento veintiséis), la medida ideal que un largometraje debe tener, como él mismo ha testimoniado en el pasado.
2.046 habita en las entrañas de su director, es la obra de un autor abocado a sí mismo, en donde no tiene cabida nada que no le pertenezca. Wong Kar-wai ha dejado de sugerir paisajes anímicos punteados por los sucintos y reveladores monólogos de sus protagonistas y se ha dedicado a alimentar y reforzar la naturaleza trágica de unos sentimientos sobrepasados hasta el extremo. 2.046 gravita sobre una galería de lamentos ahogados, de gargantas temblorosas al borde del llanto, de lágrimas que surcan mejillas una y otra vez hasta ser incapaces de hacer mella en el espectador. Por el contrario, los mejores momentos del film son aquellos en los que la acción se construye en torno a los personajes (la relación entre Tony Leung y Faye Wong, los pasajes más luminosos de su relación con Zhang Ziyi) y no alrededor de impostados tejidos melodramáticos.
Un escaparate de exhibicionismo emocional que, unido al reciclaje de motivos estéticos y canciones de ayer y hoy, a la reutilización expresa de la propia obra cinematográfica, al papel que juega el arte como inevitable ajuste de cuentas de los autores con su pasado, que les enaltece o condena a partes iguales, me recuerda significativamente a La mala educación de Pedro Almodóvar.

jazzman dijo...

Sin duda interesante lo que planteas, no me había parado a pensar, de ahí que este proyecto esté teniendo tanto éxito, cada uno aporta lo que puede, como el comentario anterior...

Saludos!

Portnoy dijo...

Sin duda Jazzman, lo interesante de este proyecto es contrastar distintas opiniones en torno a un mismo tema. En tiempos en que los foros predominaban sobre los blogs este tipo de discusiones eran posibles, aunque lo eran en otro sentido. En parte me parece mejor este tipo de multianálisis que nos da libertad para exponer nuestros puntos de vista y evita la discusión acalorada que no conduce a nada más que al enfrentamiento personal.
En fin, está bien el Proyecto y espero que se repita, aunque el formato blog es un tanto frío para este tipo de cosas, el resultado es, creo, muy bueno.
No voy a agradecer a Hatt, a Alicia, a Candi ni a Cineahora su comentario... les pido disculpas por no hacer lo propio en sus blogs... pero que quede claro que el Proyecto me entusiasma y que todas las aportaciones me parecen muy interesantes.
A Veen decirle que agradezco su colaboración y su interesante y visceral(nunca extenso) comentario... aunque eso sí, aunque uno pueda estar más o menos satisfecho con los resultados, debe aceptar las decisiones de los autores. Que Kar Wai retome un personaje de otra película y lo transforme no me parece reprochable... puedo discutirlo y cabrearme, pero debo aceptar el derecho del autor de hacer lo que le plazca con su obra.
:-)
Un saludo y muchas gracias

Portnoy dijo...

Ahhhh, que no se me olvide: Añado el enlace al comentario de j. sobre In the mood for love.
(Ya ves, Jazzman, hasta tenemos comentaristas espontáneos... Veen, j. ...)

Javier Moreno dijo...

"pero debo aceptar el derecho del autor de hacer lo que le plazca con su obra."

El autor o incluso otro autor distinto. Yo creo que apenas la obra es ofrecida al público, cada uno convierte esos personajes en lo que les parece, a veces en contra de los deseos mismos del autor.

Natalia Book dijo...

Yo creo que tu pensamiento retorcido tiene razón.
La mezcla de realidad y ficción en 2046 es el mayor acierto de la película.
Alguien comentaba su aproximación a Blade Runner, ¿qué dices?
Saludos

Raquel dijo...

Interesantísimo ese análisis literario que has hecho. Coincido, como dice natalia book, en esa realidad ficcionada de 2046, tan... extraña y fascinante.

Saludos.

Portnoy dijo...

Claro, j.... aunque no sea publicamente cada lector, cada espectador hace eso, apropiarse de la obras ajenas y hacerlas suyas...
Lo que dices de Blade Runner, no lo tengo muy claro. Puede que 2046 toque tangencialmente la ciencia ficción, pero no es suficiente. Según Dick, lo que propone Blade Runner es la inconsistencia de lo que consideramos realidad. Sin embargo, siempre que la opinión que he expuesto sea acertada, que no sé si esa era la intención del director, lo que supone una paradoja en 2046 es el carácter literario de los personajes femeninos y la reinvención de sí mismo que ejerce, como narrador, el personaje de Chow. Aquí no hay duda posible sobre la realidad, que no sabemos cual es. En 2046 se trata de confianza en el narrador: ¿creemos lo que nos dice o dudamos de él? Pero eso depende de cada espectador.
Como dice Raquel (gracias por el comentario y bienvenida) 2046 es "extraña y fascinante"
Un saludo y gracias por vuestros comentarios.

Pol dijo...

Gran comparación...como bien dices es obvio que los dos films tiene un mismo hilo conductor a traves dle mismo personaje. Su independencia esta clara a pesar de ello ya que aunque el nombre sea el mismo, el personaje es diferente, hay una evolución. En 2046 existe una experiencia previa que hace tomar ese caracter rudo y chulesco, pero a la vez darse cuenta de lo que realmente vale la pena...

Las sesiones dobles como bien decis aunque partamos todos de los mismos films y en las criticas lleguemos a conclusiones parecidas...lo interesante es diferenciar los matices de nuestras visiones, nuestros backgrounds no son los mismos. Cuanto mas leamos diferente a nosotros, mas aprenderemos.

Saludos!

The-True dijo...

Me sumo a la propuesta. http://true20six.blogspot.com/2008/11/fin-de-semana-de-pelicula-lxxxiii.html