18/1/07

Discovering Roberto Bolaño, New York, Mayo de 2006

El artículo al que hacía referencia Lucas en los comentarios se encuentra en el blog de Héctor Feliciano en El Boomeran(g):
Bolaño, siempre

El novelista y ensayista Lopate calificó a Nocturno de obra maestra. Describió a Bolaño como un escritor honrado, consciente de la vanidad. Y añadió que lo impresionó en su escritura lo que llama the rant, que podríamos traducir por una suerte de sermón despotricado y grandilocuente, Se parece a Thomas Bernhard y a Sebald, pero con humor. Yo creía que ese tipo de sermón era sólo depresivo, pero Bolaño le añade humor.

El argentino Fresán, uno de sus amigos más allegados, se refirió a él como un beatnik de corazón, pero un ciberbeatnik. Le gustaba Philip K. Dick y Kerouac. Le gustaba el humor y le gustaba Vonnegut. Existe una alegría en su literatura. Es una literatura flexible.

La escritora mexicana Carmen Boullosa perteneció en los años setenta a los múltiples talleres y grupúsculos de poesía de los que tanto escribe Bolaño en su obra. Leí su primer libro, pues teníamos el mismo editor artesano. Recordó que en aquella época en México los caciques literarios eran Octavio Paz y Efraín Huerta. Bolaño odiaba a Octavio Paz y adoraba a Huerta, el poeta pop de la juventud. No quería hacer parte de "Plural" o de "Vuelta". Odiaba las obsesiones de Paz. Se burlaba de la otredad. Yo estaba aterrorizada por su grupo; eran realmente malos. Bolaño se encontró en medio de aquello porque también era trotskista. Decía cosas horribles sobre mucha gente. Se creó muchos enemigos. Se marginalizó a sí mismo. Lo leo de manera diferente porque compartí su juventud. Reconozco a los personajes cuando leo "Los detectives". Se podría publicar un libro entero sólo con los nombres originales de cada personaje. Es la novela más importante sobre la ciudad de México en los años sesenta y setenta. Bolaño había creado un cosmos. Chile era el infierno, México, el cielo y Blanes, el purgatorio. Pero, en "2666" cambia de nuevo las reglas del juego.

(...)

Entonces llega la anécdota del vino... que no copiaré.

El poeta Wayne Koestenbaum insistió en la voz poética del novelista. Encuentro interesante su vocación poética. Existe una intensidad monológica similar a la de Sebald y Bernhard. Es la peregrinación de un escritor. Es su tono herido. La novela de educación de un escritor. Bolaño narra desde una bruma. Es una figura como Bartleby. Se adentra en el vacío que se encuentra detrás de la literatura. Parecen novelas, pero debajo se encuentra el sentimiento y la emoción.

Su tono es el de Marías, el de Moravia, con cierto desprendimiento y conocimiento del mundo. Lopate concordaba con lo anterior, recalcando en que Koestenbaum y él lo leían de forma similar, por ignorancia y por la novedad que hallaban en él. Me gusta cierto escepticismo que encuentro en su relación con la política, sin ninguna pretensión generacional de superioridad moral.

(...)


Boullosa se escribía casi a diario por correo electrónico con el novelista. Comentó, medio en broma, que está convencida de que Bolaño no ha muerto. Creo que me está engañando y que no ha muerto. Otros amigos que murieron, sé que murieron y veo a gente por la calle que me los recuerda. Pero no es así con Bolaño. Añadió, Creo que pertenece a una tradición. La tradición latinoamericana es muy versátil y cosmopolita. Nosotros sabemos que no somos el centro del mundo. Si hubiera que trazar sus influencias literarias, haría una línea directa de Faulkner a Rulfo y, luego, a Bolaño.

Faulkner, Rulfo, Bolaño.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Resulta curioso que casi siempre que se describe a un escritor se hace buscando sus parecidos con otros escritores. ¿No sería mejor buscar sus diferencias? ¿Aquello que lo hace único?
Por otro lado, la línea directa que relaciona a Faulkner con Bolaño me ha recordado aquella frase del primero: "Todo novelista quiere escribir poesía, descubre que no puede y a continuación intenta el cuento, y al volver a fracasar, y sólo entonces, se pone a escribir novelas".
¿Se puede aplicar esa frase a Bolaño?

L dijo...
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Abol dijo...

Cada escritor crea a sus precursores como decía Borges. Si entendemos la literatura como un profundo movimiento dialéctico entre escritores y lectores, en una época inmersa en una cultura determinada, podemos incluso aventurar la desaparición del autor.
Bolaño le debe mucho a Piglia y a Borges.

Sebastián Liera dijo...

Pues bien... estoy recién llegado de darme una vuelta por algunos de los blogs que andan en lo de 20minutos; luego quise detenerme un rato en alguno y me he encontrado con éste, que es como isla en medio de tanta cosa... es como si fuera un manicomio. No opinaré, por ahora, de la entrada en cuestión; guardaré silencio y les escucharé al leerles. Sé que en principio pareceré un intruso; pero espero poco a poco ir aportando algo que esté a la altura de éste blog al que ya he decidido votarle diario.
Las puertas virtuales de La Otra Chilanga están abiertas para ustedes (en realidad para todxs, pero ustedes está especialmente invitadxs).

Sebastián Liera dijo...

Aclaro: lo de manicomio es en relación al mundo virtual de la blogósfera, no a este blog en particular.

Anónimo dijo...

Efraín Huerta fue un referente para toda la generación del 68. ¿Faulkner? Claro ¿y quién no iba a estar influido por Faulkner? Aunque Rulfo niega su influencia. Antonio Alatorre escribió un artículo muy chistoso sobre su profundo conocimiento de la obra faulkneriana ( a la familia de Riulfo no le hizo niguna gracia, pero el artículo es delicioso, lo puedes leer en mi blog, si un día te animas).
Lo de las influencias: es inevitable citarlas y al mismo tiempo, no son tan relevantes: no son determinantes. Lo son más en épocas más antiguas como el Renacimiento o la Edad Media, pero hoy...que precisamente se busca la originalidad... yo no creo que sirvan para situar una literatura.
Abrazos, Portnoy.

Portnoy dijo...

Otro que denigraba a Faulkner por ser provinciano era Nabokov... los elitistas se unen, Luis.
Siempre queremos ver influencias de otros autores en quienes le sucedieron... citar a Faulkner a estas alturas es casi de perogrullo. Y no deja de tener razón Valdecuélabre, y más cuando con estos pequeños debates que estamos teniendo en torno a los relatos de Bolaño nos ha sido posible comprobar su singularidad como escritor.
Lo que sugiere Lili sería tema para un debate más a fondo: No veo la literatura como un proceso dialéctico, más bien como una evolución en la que cada autor suma influencias en sus sucesores. De hecho el camino abierto por Joyce con el Finnegan's Wake anuncia la muerte del lector, no la del autor. Por eso la evolución literaria involucionó en la segunda mitad del siglo XX.
Menos mal que aclaraste lo del manicomio, LOCh. :-) (En el clásico Quid pro quo tienes mi voto diario)
Y no te consideres intruso, por favor. Nadie lo es aquí.
Gabriela, totalmente de acuerdo... y no sólo Rulfo: García Márquez, Onetti y muchos otros. La de Faulkner aha sido la influencia más negada de la literatura (excepto por Onetti, que la asumía con devoción por el maestro)
Busco el artículo y lo enlazo.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios.