Zombi, (Zombie, 1995) es una obra arriesgada. Joyce Carol Oates escribe la novela desde dentro de la mente de un desequilibrado asesino asumiendo lo que ello comporta literariamente. Debe hacer el relato verosímil, es decir conseguir un texto que parezca surgido de la cabeza de un psicópata, y al mismo tiempo mantenerlo dentro de unos parámetros literarios elevados. Para cumplir estas dos premisas el texto se encuadra entre un diario personal en el que quede patente la sordidez del personaje y un stream of consciousness que nos arrastre hasta lo más profundo de la enfermedad.
Con estas premisas Oates compone una obra magistral que sitúa a todo lector en el lado de las víctimas, indefenso y vulnerable, mientras que ante él, se despliega una maldad lógica y consecuente que destruye todo argumento contra la redención del criminal. Quentin P es un despiadado criminal dispuesto a lobotomizar a sus víctimas para convertirlos en zombies que satisfagan sus órdenes y caprichos sexuales. Quentin es un ser abyecto pero es también, pese a su obsesión patológica, una persona cuyos actos son razonados y lógicos. Eso aumenta el horror y la indefensión del lector.
Tal vez esa doble cualidad del criminal, enfermo e inteligente, sea necesaria para que el relato en primera persona que nos presenta Oates sea coherente y estremecedor y al mismo tiempo le permita mantener un tono literario elevado. Podríamos haber visto la idea desde fuera, con un narrador omnisciente que se permitiese incursiones en la balbuceante mente de un asesino. Pero no. Creo que de todos los métodos posibles de acercamiento al tema, Oates escoge el mejor narrativamente y el que le permite mayor lucimiento literario, sin tener que renunciar a la idea aterradora que nos transmite.
Todos podemos acabar siendo zombies en manos de una mente enferma, caer en las garras de un asesino cuyo rostro es indistinguible, incluso para él mismo:
Y comprendí entonces que podía habitar un ROSTRO NO CONOCIDO. No conocido EN NINGÚN LUGAR DEL MUNDO. Podía moverme por el mundo COMO OTRA PERSONA. Podía despertar PIEDAD, CONFIANZA, COMPASIÓN, EXTRAÑEZA Y TEMOR con un rostro así. Podía comer TU CORAZÓN y tu culo y nunca lo sabrías.De Zombi, traducción de Carme Camps para Lumen y DeBolsillo
3 comentarios:
Tengo Mayra para descubrir a Carol Oates en casa. Tras esta reseña de un libro que me interesa mucho creo que me animaré. Dicen que Mayra tiene carácter autobiográfico.
Ah! Leo a Robertson Davies y sus críticas a John Irving me están sirviendo mucho. "El quinto en discordia " es una delicia con lo mejor del anterior (Dickens) y del posterior (Irving). Hasta Murakami ha bebido de él, no se si conscientemente pero si se porque via (traduce a Irving).
Sin duda, una novela fantástica. La leí justo después de "Nosotros, los Mulvaney", completamente distinta en tono, estructura y prosa y me maravilló la versatilidad y riesgo que la escritora tomaba para trasladarnos la personalidad perturbada pero digna de compasión del psicópata.
El mejor equivalente literario del psycokiller cinematográfico, mostrando lo que puede dar de sí.
La escena de la visita del padre y el armario, impactante.
Tiene otra novela muy buena, "El primer amor", gótica e imaginativa, magnífica, con ecos de La noche del cazador.
Un abrazo, portnoy.
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