En Nocturno de Chile, lo que me interesaba era la falta de culpa de un sacerdote católico. La frescura admirable de alguien que por formación intelectual tenía que sentir el peso de la culpa. Yo creo que la culpa, el sentido de la culpa, es de las pocas cosas buenas de la religión católica. Siempre me ha parecido una entelequia seudodionisiaca la del hombre libre de culpa. En este sentido, por supuesto, estoy totalmente contra Nietzsche. Vivir sin culpa es como vivir fuera del tiempo, en un presente perpetuo, en una cárcel de soma o como se llamara esa droga que tomaban en Un mundo feliz, de Huxley. Vivir sin culpa es abolir la memoria, perpetuar la cobardía. Si yo, que fui una víctima de Pinochet, me siento culpable de sus crímenes, ¿cómo alguien que fue su cómplice, por acción o por omisión, puede no sentirse culpable?
Roberto Bolaño; Entrevista de D. Aussenac, para Le Matricule des Anges, Montpellier, septiembre de 2002
.... así se hacía la literatura en Chile...
Desde mi punto de vista lejano, desde la perspectiva del extraño, del “otro”, del extranjero, de quien, si acaso, alcanza a conocer la superficie de las cosas, de la vida, a través de los testimonios escritos o filmados, no sé si sería demasiado arrogante decir que en la reciente historia de Chile hay un periodo que el que no se vive, se sufre. Se sufre la historia, se sufre las iniquidades de los usurpadores, se sufre la hipocresía del silencio consentidor. Se sufre porque “vivir sin culpa es abolir la memoria, perpetuar la cobardía”
Como “extraño” parte del mensaje de lo que Bolaño quiere contarnos en Nocturno de Chile no me llega. Siguiendo la terminología de Eco, Bolaño emplea en su novela cierta ironía intertextual, similar al double coding pero que esconde una referencia literaria no evidente, una doble lectura que “no invita a todos los lectores a un mismo festín. Los selecciona, y prefiere a los lectores intertextualmente enterados, salvo que no excluye a los menos preparados” (Umberto Eco, Sobre Literatura, RqueR editorial, 2002)
En este sentido, la doble lectura a la que no estamos invitados queda explicada en el interesante artículo de Ricardo Cuadros Lo siniestro en el aire :
Tal como el Urrutia Lacroix de la novela, Ibáñez Langlois dio clases de marxismo a los generales de la Junta - en 1964 había publicado un ensayo hoy más que olvidado: "El marxismo como teoría y como práctica" - y fue el sucesor del maestro nacional de la reseña literaria, Hernán Díaz Arrieta, de seudónimo Alone, el Farewell de Nocturno de Chile. Y si bien Ibáñez Langlois nunca ha reconocido ni negado su asistencia a las veladas literarias de Mariana Callejas en el caserón del barrio alto santiaguino que compartía con su marido, el agente de la DINA Michael Townly, aquellas reuniones fueron reales y en los sótanos del caserón fue torturado hasta la muerte, entre otros, Carmelo Soria, funcionario español de la ONU.
Ricardo Cuadros, Lo siniestro en el aire
En este sentido Bolaño excluye al lector no chileno, y en cierta manera también a algún lector chileno. Y sin embargo la fuerza de su narrativa invoca a todos los lectores.
Como lector subjetivo (no hay otro tipo de lector) debo decir que el discurso de Bolaño conmociona y aturde. No se trata ya de la “banalidad del mal” sino de la presencia permanente del mal en todos los aspectos de la vida y de la capacidad del ser humano para ignorarlo. Bolaño me hace sentir ese sufrimiento que suplanta a la vida cuando el mal se apropia de ella.
Y además, consigue dotar al resto de su producción literaria de una nueva dimensión... es lo que decía en una entrevista sobre la interconexión de todas sus obras y también sobre lo aburrido que era hablar de ello.
Porque en Nocturno de Chile Bolaño experimenta con la narración en primera persona de manera magistral. No se trata sólo de que el narrador invoque a Bernhard por lo laberíntico de su mensaje, también apela a los narradores de Virginia Wolf, a la Molly Bloom de Joyce y también, extrañamente quizás, pero existiendo una fuerte relación temática, al narrador de El Otoño del patriarca, de García Márquez. No es casual entonces que la última frase de Nocturno invoque a otra novela de Márquez, El coronel no tiene quien le escriba.
Si García Márquez decía que el único personaje mitológico que ha creado América Latina ha sido el dictador, Bolaño mitifica al adlátere intelectual de las dictaduras, quien, sobre todo a través de su silencio, las respalda.
Pero no es silencio lo que Urrutia Lacroix trasmite en Nocturno de Chile, es una desaforada letanía senil en la que reinventa su cobardía, contradiciéndose al intentar engañar al lector, inventando una moralidad inexistente con soterrada ironía, casi maligna.
Pienso que ese double coding, que en cierta manera nos excluye, también nos sitúa en otra posición frente a la novela: El dolor y el sufrimiento no puede afectarnos, ya que nos resulta algo ajeno, como puede afectar a un lector chileno. Por mucha empatía que desarrollemos, estamos fuera. Pero como Julio Cortázar en El libro de Manuel, Bolaño consigue transmitir ese dolor y ese sufrimiento, pero de manera muy distinta a la del escritor argentino.
Cortázar nos satura con las atrocidades cometidas durante la dictadura militar contrastando la realidad con la trivialidad ingenua de los cronopios. Bolaño nos muestra veladamente la situación de un país a través del cinismo de un crítico literario que “mientras agoniza” parece querer redimirse... después, Bolaño nos golpea y nos deja desarmados.
Nocturno de Chile es un prodigio de estructura, como lo son todas las novelas de Bolaño, y una explosión narrativa que desborda al lector.
Tal vez nos excluya, pero:
.... así se hacía la literatura en Chile...
... pero no sólo en Chile, también en Argentina y en México, en Guatemala y en Uruguay, y en España y en Francia y en Alemania, y en la verde Inglaterra y en la alegre Italia. Así se hace la literatura. O lo que nosotros, para no caer en el vertedero, llamamos literatura.
Roberto Bolaño, Nocturno de Chile, Ed. Anagrama 2000Y después...
9 comentarios:
Desde Chile: quizás esa novela de Bolaño sea la que menos me gusta. Aunque atribuyo esto a que la leí en un mal momento. Sin embargo no sé, creo que más allá de un par de datos que no saben los lectores extranjero,s la novela sabe retratar de una forma muy prolija el mal, como tú dices, y tambiñen el horror que se esconde en ciertos intelectuales que participaron en las dictaduras latinoamericanas. Ese horro del que nadie habla, y que para variar, Bolaño tuvo que ser el que lo saco a la palestra.
Buen post.
Saludos.
Pongo esto de Wislowa Szymborska, que habla de la culpa y es muy bonito. Seguro que muchos lo conocéis.
ALABANZA DE LA MALA OPINIÓN DE SÍ MISMO
El águila ratonera no suele reprocharse nada.
Carece de escrúpulos la pantera negra.
Las pirañas no dudan de la honradez de sus actos.
Y el crótalo a la autoaprobación constante se entrega.
El chacal autocrítico está aún por nacer.
La langosta, el caimán, la triquina y el tábano
viven satisfechos de ser como son.
Cien kilos pesa el corazón de la orca,
pero es, en lo esencial,
como una pluma liviano.
En el tercer planeta del sol
la conciencia limpia y tranquila
es síntoma primordial de animalidad.
(De El Gran Número, 1976)
Diego estuve a punto de escribir algo que al final me pareció exagerado, pero que em estoy replanteando leyendo tu comentario: Si desde el extranjero no se capta en su totalidad el mensaje de Bolaño y éste no gusta en Chile, entonces ¿Nocturno de Chile es una novela sin lectores? ¿o que no quiere lectores? Desde luego es una obra compleja.
Gracias por el poema, Luis. Yo pensaba en algunos de los fragmentos de Provocación de Lem... en Polonia también saben de... literatura, también la hacen así allí.
Jo, senpai, qué exagerado te pones. Yo conozco a unos cuantos chilenos a los que les gusta, y mucho.
Yo apuntaría, Diego, más a las dictaduras en general, como ha hecho Portnoy, que a las dictaduras latinoamericanas en particular, cuyos rasgos comunes no veo en esta novela. De lo particular a lo general, como dice Fuca.
Yo creo que sí se capta el mensaje, Portnoy. Lo que no creo que se capte del todo son los guiños respecto a los personajes, a algunas situaciones (como tú también dices). Eso se perderá inevitablemente cuando perdamos la memoria, sea de la forma que sea, los que tuvimos que soportar todos los domingos, y también los días de semana, a Ibáñez Langlois en El Mercurio; sus manejos, sus censuras, sus decisiones arbitrarias sobre quién valía y quién no para escribir literatura en el Chile de la dictadura, quién se tenía que fondear y quién no. Y sus terribles versos de mal poeta, su insoportable figura. Imposible no ver a Ibáñez Langlois tras los gestos de Urrutia Lacroix. Imposible también no sonreír con la relación homoerótica entre Alone e Ibáñez Langlois (Bolaño es un irreverente). Y sobre gran parte de la historia planeando la aterradora ausencia del asesino Michael Townly.
Del horror mucha gente habla todavía. Mucha. Algo se ha hecho, mucho más queda por hacer... aunque da pánico pensar que nosotros también podríamos estar, después de treinta años, necesitando leyes para la recuperación de la memoria histórica. Pavoroso.
Además de Bolaño, el tema lo han tocado otros escritores chilenos. Recuerdo, así de pronto, a Poli Délano, Pía Barros, Diamela Eltit, Carlos Franz... Diego Muñoz y Ramón Díaz Eterovic tienen una antología de cuentos en LOM... etcétera. Bolaño no lo sacó a la palestra, aunque para algunos, entre los que me cuento, suya sea la mejor novela sobre la dictadura chilena. Joder, Diego, y la poesía. Floridor Pérez, Jorge Montealegre, Gonzalo Millán... el tío Roberto (Parra). Te estás dejando mucha gente en el bolsillo.
Saludos.
A mí Nocturno de Chile me pareció magnífica, aunque debería releerla para poder opinar mejor. Gracias, Portnoy, por el comentario y los fragmentos tan buenos, y a Vernon, por esa lista tan interesante en la que pienso adentrarme un poco, y a la que querría añadir el nombre del poeta Mauricio Redolés.
Saludos
Blanca
Gracias Blanca, creo que Nocturno se ha convertido ya en la obra a la que querré volver en el futuro... en cuanto a lo que comentas sobre Vernon... en fin, como el mismísimo Bolaño, Vernon consigue que nos avergoncemos por nuestras lagunas.
Y sí que exagero, Vernon, si no lo hiciese me sería imposible escribir estas cosillas. Buscar extremos, los flecos con los que unas novelas o películas se rozan con otras... a lo mejor sólo subjetivamente... no sé... sí, sería una burrada decir que Nocturno de Chile es una novela sin lectores... en cierta manera sería... no sé... ¿hermoso, tremendo?... pero es una burrada.
En fin, treinta ños dicutiendo la recuperación de la memoria histórica, porque, por extraños motivos en los que el miedo tiene mucho que ver, un miedo que conduce a la falta de acción, hay que respetar la memoria del usurpador.
Sinceramente, prefiero el método Bolaño.
Gracias por vuestros comentarios.
Una novela sin lectores: el sueño oculto de algunos lectores.
No lo digo en mala, Portnoy; tus exageraciones y los enlaces que provocan abren caminos originales, sorprendentes, y que da gusto transitar. Lo que digo es que deberías exagerar más, :)
Mauricio Redolés, Blanca, es verdad. Qué creativo es, y además sus recitales son magníficos. No viene mucho a cuento este comentario, pero qué tipo tan honesto es. Gran hombre.
Besos.
¿Querías decir "el sueño oculto de algunos escritores"?
:-)
A ese sueño me apunto yo.
Lo unico que lamento de la obra es que Bolanhos tuviese que ceder a las presiones y cambiarle al titulo:
Tormenta de Mierda
hubiese pasado a integrar la lista de los mejores titulos para obras chilenas, junto con "Hijo de Ladron" y "Coronacion"...
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