John Marion Wayne, no confundir con el actor de parecido nombre, fue un explorador que se hizo tristemente famoso por el trágico final de sus empresas.
Fue contratado por la Real Sociedad Naturalista para dirigir una expedición que debía conducir al escritor Diómedes Holden a las fuentes del misterioso Yokna, en parte para establecer definitivamente la ubicación de sus fuentes y para obtener, mediante Holden, un relato novelado de la empresa. El resultado fue catastrófico: A poca distancia del objetivo todos los expedicionarios, salvo Wayne, desaparecieron misteriosamente junto con el material recogido.
Dos años más tarde John M. Wayne publicó sus memorias de la expedición, un libro que enseguida se convirtió en un éxito comercial titulado En las altiplanicies de Plutón, obra que muchos críticos alabaron, sobre todo por el homenaje de Wayne forzando su escritura hasta alcanzar un parecido estilístico con el del desaparecido Holden.
Años más tarde, y no sin cierto recelo, la Real Sociedad encargó de nuevo a Wayne la dirección de una expedición similar, pero en esta ocasión el objetivo eran los helados e inhóspitos parajes del norte y el escritor que debía acompañarle era el precoz ensayista y poeta Menendez Priest. Los resultados de la expedición fueron de nuevo trágicos y el único superviviente fue Wayne.
Tras la publicación por parte de Wayne de En los llanos de la alienación, considerada su obra cumbre, con marcadas influencias de la poética de Priest, la Real Sociedad Naturalista decide:
a.- Nombrar a Wayne socio honorífico vitalicio ofreciéndole el sillón Alfred Newton, vacío desde la muerte por cirrosis de su antiguo y muy honorable ocupante.
b.- Desautorizar el opúsculo editado por un grupo de disidentes de la Real Sociedad, y expulsarlos de paso, que bajo el título "Señores, ¿somos tontos o qué?", cuestionaba la integridad de Wayne.
c.- Encargar a Wayne una nueva expedición a las zonas más conflictivas del Oriente Próximo
2 comentarios:
d.- La Real Sociedad Naturalista homenajea a Wayne con el Premio Duque de Cornualles por su trilogía de novelas “Robertson Cruise”, “El istmo del tesoro” y “Las siete columnas del conocimiento”, y subvenciona una nueva expedición que deberá llevar a Wayne desde Palestina al Congo Belga, en pos de una de las tribus perdidas de Israel. De tierras bíblicas llegan rumores sobre cierta sustracción de reliquias, pero la Real Sociedad alega que, según el último telegrama de Wayne, su fecha de partida desde el puerto de Aqqaba es anterior al suceso, y lo atribuye a una campaña de desprestigio por parte de la facción disidente recién expulsada contra el bueno de Wayne. En la espesura de la jungla africana se le pierde la pista, y la Real Sociedad suplica al rey Leopoldo que intervenga en su coto privado para el rescate del ya Caballero del Imperio del año (ex aequo con Cecil Rhodes). Pasan décadas, y cuando ya se había instaurado la beca John Marion Wayne para escritores noveles, o cada 16 de Junio se celebraba en toda la metrópoli el día de Wayne (en honor a su obra más célebre, “Odiseo”), nuestro protagonista reaparece misteriosamente remontando el Thamesis en una pinaza, rapado y con la mirada perdida, con el manuscrito de “El corazón de las penumbras” bajo el brazo y musitando una extraña letanía: “el pavor... el pavor...”.
Señor Bellver, creo que usted sacará una nota muy alta en este test.
:-)
Gracias por el comentario.
Publicar un comentario