3/12/05

Esperando a la Pandora de Pinyol

Hace cosa de un año me regalaron, y leí de un tirón, la novela de Albert Sánchez Pinyol, La piel fría (La pell freda, en su original en catalán).
Esperando que alguien me regale Pandora en el Congo, la nueva novela de Pinyol, recupero un texto escrito tras la lectura de la novela. Lo lamento por quienes ya hayáis leído la reseña:

No titubeo al decir que el género fantástico es uno de mis favoritos, tanto en cine como en literatura, y debo decir que la novela de Pinyol es un magnífico ejemplo de novela de éste género: Es entretenida, plantea temas interesantes de cariz ético y moral, respeta las normas del género, entre ellas no revelar más de lo estrictamente necesario para el desarrollo de la narración... Resumiendo, una novela agradable.
Leyendo la contraportada veo que la crítica la ha emparentado con las obras de Conrad, Stevenson y Lovecraft. Yo me atrevería a citar en el campo de las influencias a Buzzati y su desierto de los tártaros, Ken Follet y su Isla de las tormentas, y Stanislaw Lem, con sus novelas Solaris y Edén. Por mencionar a algunos.
Bueno, pues el tema es el siguiente: aunque formalmente la novela de Pinyol es impecable y narrativamente redonda, ¿no son demasiadas influencias? La hibridación de géneros no es algo que por sí deba ser despreciado, pero tengo la sensación de que YA no es posible escribir sin influencias, que nos asaltan desde todos los lados y “contaminan” la creación literaria. ¿Es posible ser original en nuestro tiempo y reconocido por el público? ¿son términos contradictorios?
Lo único reprochable a la novela de Pinyol es su falta de ambición literaria. De acuerdo, es una buena novela, está impecablemente escrita... pero es lo único que pretende. Lo cual no es censurable, no me malinterpretéis.
Umberto Eco a propósito de la intertextualidad literaria apunta a dos niveles de lectores, semánticos y semióticos (perdonad si me equivoco, pero cito de memoria) Las novelas con tantas influencias como la de Pinyol deberían buscar la complicidad del lector semiótico, es decir, crear un segundo nivel de lectura, que no influye en la primera lectura de la novela como perteneciente al género fantástico. El tema planteado en La pell freda apunta posibilidades en esa dirección. Sin embargo, las elude. Yo entiendo que es una elección del autor el hacer de su obra algo más o menos profundo, más o menos literario. Pero no acabo de entender ese conformismo que mueve, no diré a la creación literaria actual, al mundo editorial.
En fin, si queréis pasar un buen rato leyendo una buena novela de género fantástico os recomiendo La pell freda (La piel fría)


Pero eso no quita que también queráis despotricar contra el mundo editorial, contra la falta de ambición literaria, contra la hibridación, y contra la falsa idea de que todo está escrito y que es lamentable que lo parezca, o si conocéis la fórmula para librarse de las influencias... para todo ello,tenéis el hombro de este conformista que a pesar de la crítica negativa espera con curiosidad la segunda entrega de la trilogía, Pandora en el Congo.

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