21/5/05

Tiranía privada (II): ¿De qué sirven los insectos?

Insectos

Extraído de Los pusilánimes, de Aaron Mishkin, Ed. Yellowhouse, 2001. Trad A. Portnoy

David Addison (Fragmentos)


A través de un único agujero en una de las paredes podía visionar en ocasiones un televisor que insistentemente, durante los diez meses que duró su encierro, repetía el mismo documental sobre insectos. Bien es sabido que los documentales intentan plasmar la realidad, incluso algunos, y ese era el caso del que día a día veía Addison, forzadamente reales. La burda manipulación se entendía como necesidad de la misma filmación. Se obligaba a los insectos a enfrentarse a situaciones que, naturalmente, ocurrían durante su existencia o en la de sus congéneres, pero no se rodaba aquello que ocurría espontáneamente en la naturaleza. De todas formas, siendo falso o impuesto, era completamente real, ya que siendo los insectos animales altamente prolíficos debido a la elevada mortalidad de sus miembros, probabilísticamente era posible que todas las situaciones que presentaba el documental hubiesen ocurrido realmente, aunque era imposible saber si hubiese sido así o no. Que un hombre encerrado en una caja se plantease cuestiones como ésta que recordaban al gato de Schrodinger, pero planteado casi desde el punto de vista del gato, no dejaba de ser paradójico, aunque Addison no recoge en sus posteriores escritos esta paradoja.
(...)

Harto de su estricta dieta a base de atas de atún y agua, David comenzó a comer los insectos que atraídos sin duda por el hedor que despedía la caja, promesa de un festín orgánico, empezaron a acompañarle en su solitaria travesía. Poco a poco, como un delirio, una idea empezó a abrirse paso en su cabeza. (...) Dejaría de ser cazador para convertirse en agricultor. (...) Empezó con sus extremidades inferiores: “Les di mi pie” escribiría más tarde, cuando éste era una informe necrosis de la que se resistía a desprenderse, “les di mi carne a las avispas para que ovasen y sentí la eclosión de vida, la fulgurante llamarada del alumbramiento, el orgullo de la paternidad ante la avidez de sus crías”
(...)

Comer y ser comido. Es posible que de esta manera alcanzase la esencia de la respuesta a la pregunta que le obsesionaba respecto a los insectos. Pero no existe confirmación en sus escritos centrados exclusivamente en el aislamiento, no como respuesta a los conflictos, sino como medio para eludir la incapacidad de enfrentarse a ellos.

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