14/4/05

Patricia Cornwell, investigadora.

He terminado la novela-investigación y debo reconocer que no es nada concluyente. En primer lugar tiene un grave defecto narrativo impropio de una novelista solvente como P. Cornwell: Desvela en primer lugar el nombre del asesino y espués muestra las pruebas, en la mayoría de los casos circunstanciales.
El nombre de Walter Sickert saltó por primera vez a la lista de posibles sospechosos de ser el mítico asesino cuando presentó un cuadro titulado precisamente La habitación de Jack el destripador. He buscado el cuadro por la red y no lo he encontrado. A esta sospecha "artística" se le suma la serie de grabados titulados El crimen de Camden Town, en cuyo escenario estuvo Sickert supuestamente tras el crimen, aunque Cornwell postula que antes y durante el crimen.





En fin, supongo que la mente de un asesino provoca cierta fascinación a aquellos que pretendemos adentrarnos en la naturaleza humana. No hay nada de Dostoievski en la novela de Cornwell, sólo el afán de ejecutar el castigo. Mucho me temo que en la actualidad a nadie le importa quien fue realmente Jack el destripador y que el personaje, y sus circustancias, se han convertido en territorio narrativo.

Un artículo donde se analiza a fondo el caso y la novela de Cornwell.

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