Cuando planteé escribir sobre cualquier tema por muy absurdo que fuese tenía la pretensión de que todo es materia relática. Debo confesar que la propuesta de Fuca me está creando muchos problemas. Y no es porque lo indicado sea demasiado genérico, es decir que “Internacionalismo, destrucción de fronteras, tendencia a lo comunitario” no pueda ser buen material para un relato o comentario, lo que ocurre es que la coletilla “y la proliferación de blogs” no me permite avanzar demasiado, en primer lugar y fundamentalmente, porque me niego hablar en este medio sobre este medio.
Aún mantengo el lema de El lamento de Portnoy, “Los blogs son para onanistas”, porque en estos meses no he encontrado motivos para variarlo. Es cierto que hay comunicación y que en cierta manera es posible un diálogo restringido entre bitácoras, pero fundamentalmente son de naturaleza solitaria. Y, además, creo que los blogs, o las bitácoras, o lo que sea esto, arrastran los mismos defectos que los foros de los que algunos salimos huyendo (y a los cuales deseamos volver): corporativismo, amiguismo, complacencia, etc... En ocasiones tengo la sensación de pertenecer al grupo de chiflados (o no) que desde su improvisado estrado lanzan sus peroratas a los paseantes de cierto jardín inglés. Cuando me siento a escribir llevo siempre conmigo una caja de madera y un embudo... pongo la caja en el suelo, y sobre ella, con el embudo en la cabeza, hablo sobre cualquier fruslería que se me ocurra.
El fenómeno de las bitácoras (o blogs, o lo que sea) se alimenta de sí mismo, es un fenómeno que sufre de un problema de retroalimentación: Un individuo solo habla interiorizando las posibles respuestas manteniendo conversaciones consigo mismo (lo he copiado de por ahí) Salvo contadas excepciones, la bitácora ( o blog o lo que sea) no tiene más valor que el del testimonio personal (airado, desesperado, pedante o soberbio)
La verdad es que no era de esto de lo que quería hablar. Había empezado a escribir una especie de relato futurista en el que toda la información se repartía y controlaba a través de la blogosfera (o bitacorasfera o lo que sea) a través de una Internacional Bloguística que depuraba convenientemente a sus miembros. La Verdad era en el relato propiedad de la Internacional... no era demasiado original. Afortunadamente un fallo en mi equipo mandó el texto al limbo de lo jamás escrito.
Sirva todo esto para justificar mi fracaso y para disculparme con Fuca.
P.S. Presiento, y puede que me equivoque (*) que este es el tipo de mensaje que genera numerosos comentarios en el que cada cual intenta exponer su visión personal sobre el tema. Es el riesgo de escribir sobre blogs para personas que, a su vez, mantienen blogs. Como no quiero ser grosero no citaré al gran Clint Eastwood en El sargento de hierro, pero quiero dejar claro que no es mi intención abrir un debate ( en un lugar en el que el diálogo está prácticamente excluido) que solamente conduciría a una serie de reflexiones onanistas umbilicales que no solucionarían nada... si acaso, me darían la razón.
(*) y espero que comprendáis la paradoja... después de lo dicho, nunca sabré si me equivoco... ergo, tengo razón.
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