Llevo un año y varios meses sin escribir. A finales de 2019 terminé la escritura de una novela que a día de hoy no ha tenido ningún éxito en su periplo editorial. Debe ser mala. Es densa, poco complaciente con el lector, enmarañada y extraña. Estoy muy orgulloso de haber podido acabar con un proyecto que me llevó todo el año 2019 con el que me divertí mucho. Lamento que no podáis leer el engendro... quizás, de no ser así, lamentaría haber publicado tamaña aberración. Lamento muchas cosas. Haber perdido la ilusión en comentar mis lecturas. Lo que de verdad lamento es no encontrar lecturas estimulantes. Durante toda esta pandemia lo único que ha conseguido despertar mi entusiasmo por la lectura han sido Guerra y paz y El Quijote. También Olga Tokarczuk me ha resultado interesante. Pero por lo general todo ha sido desoladoramente decepcionante. Lamento volver a caer en las patrañas publicitarias que ensalzan la excelencia de la narrativa española contemporánea para topar de nuevo con fútiles novelas que carecen de cualquier tipo de innovación y riesgo. Esas deben ser las novelas preferidas de los editores. En general hay demasiado conformismo. Me he llevado duras desilusiones que en cierta manera me han paralizado y han logrado que dejase de escribir sobre ellas. También me ha dejado perplejo la infame traducción que se ha publicado de una novela de un famoso guionista de cómics. Tenía preparado una comparativa entre lo que se ha publicado traducido, el original y el paso de éste por el traductor de Google, para demostrar que nuestro mundo editorial no respeta al lector. Lo del traductor es otra historia que debería ser investigada.
Así que me despido (o no) pasando por esa misma página de traducción la letra de una canción de Eugene McDaniels, Headless Heroes. Del disco titulado Headless Heroes Of The Apocalypse y deciros que de haber conocido antes este magnífico título hubiese incluido en mi novela héroes descabezados.
“Somos carne de cañón. Nadie sabe quien es el enemigo porque nunca se esconde. Nos está degollando justo en frente de nuestros ojos. Mientras tiramos del ataúd, él está montado en él. Mejor consigámoslo juntos. Mejor consigámoslo juntos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario