¿Qué estrella cae sin que nadie la
mire, William Faulkner?
De alguna manera Estrella distante
es la novela más simbólica de Roberto Bolaño. Quizás, a través
de símbolos, es la única manera de acercarse narrativamente al
infame periodo de la dictadura de Pinochet. Quizás me estoy metiendo
en un territorio que no acabo de entender o que no me incumbe. Sólo
escucho a Bolaño y la historia que cuenta y cómo la cuenta, como
“espejo y explosión en sí misma”.
Ni una sola vez aparece la palabra
violencia en la novela Estrella distante. Poesía sí, cientos
de veces.
Carlos Wieder / Alberto Ruiz-Tagle / y
varios heterónimos más fue Poeta.
William Faulkner fue poeta.
Escribió en A green bough:
I am star, and sun, and moon, and
laughter.”
“What star is there that falls,
with none to watch it?
What sun is there more permanent
than darkness?
What moon is there that cracks not?
ay, what laughter,
what purse is there that empties not
with spending?”
Y creo, por lo que puedo entender del
poema, que no solo la frase que escogió Bolaño(*) para
encabezar el texto tiene relación directa con el título, sino que
el fragmento en conjunto es determinante para la construcción de la
novela. ¿Qué Luna no se quiebra, qué Sol es más permanente que la
oscuridad, qué risa no se vacía sin coste, qué estrella cae sin
que nadie la mire?
Así tenemos un ejercicio de acrobacia
aérea y un texto escrito con humo bajo una tormenta que nadie puede
ver. Tenemos a personas que son otras, que queremos que sean otras,
vinculadas a movimientos guerrilleros en latinoamérica, viviendo anodinamente en Europa. A personas
que realizan un postrer acto heroico ajeno a su condición. Vidas de
chilenos exiliados de una nación quebrada para quienes incluso la
risa tiene un alto coste.
Pero sobre todo tenemos oscuridad. Una
oscuridad persistente que ninguna estrella puede iluminar
permanentemente.
La oscuridad pilota un avión.
La oscuridad consiste en revestir el
crimen de un halo poético.
Ni los mismos criminales pueden
soportar esa aberración.
Carlos Weider es un criminal. No
sabemos nada de su poesía. Sabemos de sus crímenes.
Arturo Belano, el narrador de Estrella
distante, es un poeta. No sabemos nada de su poesía. Sabremos de su
crimen.
Belano sueña:
Una noche incluso tuve un sueño al
respecto. Soñé que iba en un gran barco de madera, un galeón tal
vez, y que atravesábamos el Gran Océano. Yo estaba en una fiesta en
la cubierta de popa y escribía un poema o tal vez la página de un
diario mientras miraba el mar. Entonces alguien, un viejo, se ponía
a gritar ¡tornado!, ¡tornado!, pero no a bordo del galeón sino a
bordo de un yate o de pie en una escollera. (...) En ese instante el
galeón comenzaba a hundirse y todos los sobrevivientes nos
convertíamos en náufragos. En el mar, flotando agarrado a un tonel
de aguardiente, veía a Carlos Wieder. Yo flotaba agarrado a un palo
de madera podrida. Comprendía en ese momento, mientras las olas nos
alejaban, que Wieder y yo habíamos viajado en el mismo barco, sólo
que él había contribuido a hundirlo y yo había hecho poco o nada
por evitarlo.
Javier Fernández, el guionista del
libro que nos ocupa, inteligentemente sitúa este sueño al inicio de
la narración de la novela gráfica basada en la de Bolaño. Es una
de las pocas libertades que se toma en la adaptación. La cual no
solo es fiel y respetuosa, sino que derrocha admiración por Bolaño
y su obra.
De la oscuridad se encarga Fanny Marín.
Sus dibujos fluctúan entre la luz y las sombras más oscuras. Pero
no unas sombras que oculten el Mal. Como se dice en la novela, cuando
los asesinos entra en la casa de las Garmendia “observan con
miradas obscenas el interior en penumbras, las alfombras, las
cortinas, como si desde el primer momento buscaran y evaluaran los
sitios más idóneos para esconderse. Pero no son ellos los que se
van a esconder. Ellos son los que buscan a quienes se esconden”
Somos nosotros, lectores, quienes
debemos escondernos en las sombras de esta magnífica adaptación del
texto de Bolaño.
Porque estamos equivocados, Porque la oscuridad no oculta el Mal. El Mal se muestra con total y luminosa impunidad. Como un Sol o una estrella que cae.
Porque estamos equivocados, Porque la oscuridad no oculta el Mal. El Mal se muestra con total y luminosa impunidad. Como un Sol o una estrella que cae.
(*) Véase ¿Qué Faulkner cae sin que nadie lo mire?, de Enrique Vila-Matas
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