6/2/17

La carrera por el segundo lugar, de William Gaddis

Discurso de William Gaddis al recibir el National Book Award por su novela J.R.:
Si hiciera una lista de toda la gente con la que tengo una deuda eterna en relación con el motivo de este premio, tendría que retroceder muchos años y estaríamos aquí toda la noche. Tengo que confiar en que sean conscientes de mi gratitud. Pero por lo menos debo, como es lógico, agradecer al Jurado que le ha dado esta distinción a Jota Erre.
Debo decir que formo parte de esa estirpe en vías de extinción que piensa que los escritores deben leerse y no escucharse, y mucho menos verse. Creo que esto es porque en la actualidad parece haber una tendencia a colocar a la persona en el lugar de su obra, a convertir al artista creativo en un artista escénico, a considerar que lo que un escritor dice sobre la escritura es, en cierto modo, más válido, o más real, que su rupia escritura.
En este sentido, me llamó la atención algo que leí hace poco en un prólogo a una novela de Gorki, «Antes de 1880» señalaba el editor, F. D. Reeve, «antes de 1880, más o menos, el principal problema que tenia un escritor era como seguir escribiendo bien. A finales de siglo, el problema paso a ser cómo escribir lo bastante bien para establecerse como escritor o para conservar la posición de escritor».
Si eso permite atisbar un problema actual, me parece a mí que la única manera de que los escritores sigamos escribiendo bien, o tratando de escribir bien, es que se lea lo que escribimos.
Y si esto parece una perogrullada, estamos otra vez en el punto de partida, lo cual puede significar que es un buen lugar para detenerse.
(De La carrera por el segundo lugar, el libro de ensayos póstumo The Rush for the Second Place, traducido por Mariano Peyrou para editorial Sexto Piso)

Así de breve, conciso y contundente se manifestaba el escritor que deseaba permanecer invisible en 1975. En 1995, menos incómodo por aparecer en público, su discurso al recibir el mismo galardón por Su pasatiempo favorito fue más extenso, citando a Tutuola, Barnes, Gass, McLuhan y a sí mismo. Aunque parecía tener menor disposición a la desaparición no por se mostró menos crítico e irónico.

La cuestión es que esta colección de ensayos y discursos nos lleva a querer leer más Gaddis. Querríamos estar leyendo siempre a Gaddis, tener cada poco a nuestra disposición una nueva obra maestra del gran escritor estadounidense. Pero no es así. Las anotaciones sobre la pianola que fue archivando a lo largo de los años, y que aparecen en este volumen, nos hace ver que no habrá más novelas de Gaddis, que la gran obra sobre la pianola, que recorre las páginas de todas sus novelas, una novela de más de mil páginas, quiero creer, no existe. Debemos conformamos con ese brillante ejercicio que es Ágape se paga en el que se describe la imposibilidad de una novela de ese calibre.

Siempre querremos más Gaddis.
Siempre tendremos que volver a Gaddis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto lo que dice Gaddis acerca de que el escritor debe ser leído solamente y no ser escuchados o visto. El principal problema del escritor debería ser efectivamente tratar de escribir bien y dejar de lado cuestiones mundanas. Pero también habría que evaluar el hecho de que el acto de escribir (escribir literatura de verdad) no solo requiere un esfuerzo intelectual grande y agotador, sino también conlleva una parte (llamémosle) social en la cual el escritor debe aislarse, debe pasar largas temporadas prácticamente a solas, su vida social tiende a desaparecer o es nula directamente, etc. Ejemplo de escritores que han vivido en estas condiciones hay varios. Por supuesto cualquiera puede contra argumentar diciendo que la vida sociable de un escritor (sea esta muy sociable o muy poco sociable) nada tiene que ver con su escritura, y que esto no justifica el hecho de que un escritor ande por la vida cual celebridad hablando y hablando y cada dia escribiendo menos (o mas, pero peor). Solamente señalo que para un escritor cuyo entorno social no es el mas activo, el hecho de asistir a un debate literario, entrevistas, etc puede ser tentador y puede aliviar algún síntoma de aislamiento social. Salir al mundo, podría llamarse eso.
Si después de todo la literatura es comunicación y se escribe para que se lea no se si esta verdaderamente mal que un escritor se escuche y se vea.

Ahora bien... la pregunta seria la siguiente: Si William Gaddis hubiese tenido una personalidad frívola y lo hubiésemos visto en cuanta entrevista y evento social/literario haya, y hubiese subido sus fotos a instagram y twiteado contra todo político que no es de su agrado, ¿hubiese su obra seguido siendo tan buena?, ¿hasta que punto la obra de un artista se retroalimenta con su imagen y actitud publica?, ¿es Franzen un Gaddis televisado? (salvando las enormes distancias que hay entre uno y otro, claro). Creo que en estos tiempos de exposición muchos artistas escapan a esa soledad típica del escritor. Si esto influye o no en la calidad literaria del mismo es otro debate. Y en caso de que si influya entonces la buena literatura tiene mas que ver con una forma de pararse frente a la obra, lo cual teniendo en cuenta la calidad literaria de hoy, da la sensación de que nadie esta dispuesto a aceptar o sacrificar su propia bien estar para hacer una obra (algo que va completamente en contra de lo que el arte es).

Y otros divagues sin sentido...

Saludos Portnoy.