17/7/07

Hostel, la banalización del mal y Tintín en el congo

De vez en cuando se deben revisar conceptos que creemos asumidos y replantearnos de que manera ciertas opiniones que teníamos han evolucionado (involucionado) hacia posturas conservadoras o, al menos, demasiado serias. Por eso debo agradecer a Absence su brillante alegato a favor de la cultura bordeline o pOp de derribo o la cultura pOp a secas, escrito a propósito de la (delirante) prohibición en el Reino Unido de Tintín en el Congo:

El Holocausto Pop

La Serie B cinematográfica, como parte de la cultura pOp, supone en definitiva una transgresión a las normas socialmente aceptadas. Ese sería su rasgo predominante por encima de consideraciones técnicas o presupuestarias. Tenía intención de hablar sobre la banalización del mal en el cine pero el artículo de Absence me ha devuelto la cordura y me ha puesto, de nuevo, en el lugar que quiero estar. Para ser definitivamente coherente no debería estar escribiendo sobre la Serie B. Teorizar intelectualmente sobre la Cultura pOp demuestra que no se ha comprendido nada. Los artículos de El blog Ausente nos demuestran que la única manera de abordar la cultura pOp es hacerlo de la misma manera en que la Serie B se nos presenta: como una diversión.

Una diversión transgresora y, en cierta manera, incómoda para quienes, como yo, nos hacemos viejos y conservadores. Una diversión también confusa, ya que en la actualidad la Serie B adopta disfraces de prestigiosas producciones cuyo aspecto técnico parece alejarse del aspecto tópico que solemos atribuir a esas películas. (Tal vez sea que la mayoría del cine comercial es Serie B disfrazada, pero esa es otra historia)
Ocurre eso con las películas de Tarantino, las que dirige y las que produce. Ocurre también con Takashi Miike y su incesante y caótica, por la delirante variedad de sus temas, producción cinematográfica.
Ambos genios estaban destinados a encontrarse. Ya lo hicieron en Hostel y lo harán en Sukiyaki Western Django



(Takashi Miike en Hostel, de Eli Roth)

Hablamos en cierta ocasión sobre La imagen pornográfica según la concibe Cherchi Usai y como a través de su uso, Pasolini y Haneke consiguen conmocionar al espectador. El impacto de esas imágenes en las que se nos muestran las vejaciones que un “ser humano” puede idear para someter (o eliminar) a través del dolor a sus semejantes puede afectar emocionalmente al espectador cuanto éstas más tiendan a plasmar la “realidad”. La serie B puede mantener su espíritu transgresor y divertido gracias a la barrera que interpone entre el espectador y la “realidad”. Tal vez sea la desmesura de lo que se exhibe o, posiblemente, que lo que se muestra se hace con carácter de artificio: El espectador de Serie B sabe siempre que está viendo una película. Parte del placer de ser espectador de Serie B es imaginar la perturbación moral que deben sentir quienes se toman demasiado en serio todo en general.

(Nota: Creo que Hostel fracasa porque se deja llevar por los convencionalismos imperantes del cine comercial. Misterio, situación terrible, superación de la adversidad, liberación y venganza, sería más o menos el esquema típico de cualquier película comercial estadounidense. Esperaba de una producción de Tarantino un resultado más ambicioso)

Lo que distingue a Tarantino y Miike es la ambigüedad que mantienen en su películas: Por un lado el aspecto transgresor-lúdico y por otro la ruptura de la barrera que aísla y protege al espectador.
Cuando en Pulp Fiction el arma de Vincent se dispara mientras Jules conduce y el disparo destroza literalmente la cabeza de quien les acompaña, el espectador se enfrenta a una paradoja. Por una parte el tratamiento de comedia de todas las escenas de Vincent y Jules, Travolta y Jackson, se opone a la naturaleza de sus actos criminales, pero en este caso la acción queda sublimada al tratarse de un accidente que provoca el estremecimiento del espectador ante la facilidad con que una vida humana puede desaparecer. Como un personaje descartado.
Podría decirse que esa escena de la película de Tarantino supone el ascenso de la Serie B al Olimpo cinematográfico y la constatación (aunque algunos hacía tiempo que ya lo sabían a través de Fulci) de que la etiqueta Serie B es un asunto circunstancial que nada tiene que ver con la calidad cinematográfica y narrativa de sus obras.




Cuando después del tedioso metraje de Audition con el que Miike martiriza al espectador (expectante gracias a la tensión generada por un McGuffin en forma de saco) se produce la explosión de violencia, ésta contrasta brutalmente con el tono intimista y desesperanzado de la primera (y larga) parte



Cuando la protagonista de Audition deja que fluya torrencialmente su arrebato desmembrador (furioso y al mismo tiempo comedido y preciso, de una crueldad extrema) el espectador se siente desconcertado: Ha sido desubicado por un tiempo fílmico pausado para ser lanzado bruscamente a través de la puerta que comunica con el horror.



Lo que Miike realiza es sin ninguna duda un ejercicio de dominio del tiempo narrativo y una muestra de su grandeza cinematográfica. Sin embargo, y es una opinión personal, el frenético ritmo de rodaje de Takashi Miike, más de tres películas por año, hacen poco probable que realice una obra maestra, o bien, es extraño conociéndolo, que no todas sus películas sean obras maestras. Miike es un maestro de la Serie B. Películas de Yakuzas, Chambara, de super héroes, familiares (y riámonos de las familias disfuncionales que nos presentan los estadounidenses... quien haya visto Visitor Q o La felicidad de los Katakuri sabrá de que hablo) y al mismo tiempo el director de cine más importante e influyente (y no sólo de Japón) El que un director de Serie B haya podido convertirse en referente cinematográfico mundial es un hecho que no voy a evaluar.
Pero Miike es un maestro en el arte de impactar al espectador. Su capítulo de la serie Masters of horror, Imprint, incide en el tópico de la crueldad oriental cuyo prototipo, creado en occidente, sería Fu Man-Chu. El director japonés sabiendo que su público será mayoritariamente occidental y que se trata de un proyecto televisivo incide deliberadamente en el tópico, alargando narrativamente situaciones de tortura, que apenas son insinuadas en el cine occidental y que, acaso, se notan falseadas, prolongando innecesariamente una tensión que roza por ambos extremos lo sofisticado y lo retorcido. Al parecer el capítulo no fue exhibido en algunas cadenas de televisión.



Pero en cine es más importante la sugerencia de un horror que acecha que mostrar los detalles de ese horror. Sobre todo porque técnicamente mostrar el horror resulta visualmente falso (es falso) mientras que sugerir deja libre la mente del espectador (es verdadero)
Pero Miike es capaz de mostrarnos el Horror y que este parezca verdadero.
Dice Miike en el cameo de Hostel: “Ahí dentro podrás gastar todo el dinero que tengas” El error de Eli Roth es mostrarnos planos sugerentes del horror para acto seguido mostrarnos la impostura cinematográfica de los detalles de la tortura. Es cine. Sin embargo la presencia de Miike es más inquietante que el propio horror. Es Serie B pero disfrazada.
No me reí con Hostel... ¿estoy enfermo?

"Estoy enfermo, cómo envejezco..."

12 comentarios:

El canibalibro dijo...

Interesantísimo artículo, tanto como el anterior texto de Vila-Matas (Vila-Matas es grande entre los grandes). Enhorabuena por el blog recién descubierto. Es muy, pero que muy interesante. Quedas invitado al nuestro.

Rain en ZQ. dijo...

Hola Portnoy. Proceso que Audition tiene de poética extrema como en Cantos de Maldoror, (analogía de circunstancias)la violencia es cruel hasta el paroxismo con un lenguaje descarnado que raspa hasta el fondo la sensibilidad del lector.
Portnoy, llego a creer que si bien hay películas serie b, hay realizadores que las pasan a lo que se llama films A.
Dime, por ejemplo ¿cómo ves Old boy de Park Chan-wook? Estamos tocando al cine de sello oriental.
O ¿cómo ves a Old boy en particular dentro de la tónica de tu post o como quieras verla?

Cuando vi Hostal no me reí tampoco, sólo que ver a la chica que andaba sin ojo por la estación del tren sin expresar dolor alguno sino algo que no llegaba ni a ser
estoicismo me pareció demasiado impostado.

Bien, no podría cerrar este comentario sin decirte que este post me resulta fundamental para ciertos puntos inquietantes.

¡Salute!

Javier Moreno dijo...

Corrección técnica:

"Esperaba de una producción de Tarantino un resultado más ambicioso."

Ese es un error de apreciación frecuente. Tarantino aparece mencionado en los créditos de Hostel como Executive Producer, lo que no es exactamente lo mismo que ser el productor de la película sino más bien algo así como el padrino: A Tarantino le gustó la premisa que le describieron y aceptó ligar su nombre a la película, después de cómo la hacían, para aumentar la posibilidad de venta y distribución. Recuerdo que recién salió, la gente incluso pensaba que era una película de Tarantino, porque su nombre se veía más que el de Eli Roth en los posters.

Tarantino está haciendo eso con mucha frecuencia. Otros ejemplos son Iron Monkey y Hero. El objetivo, en realidad, es facilitar la distribución de películas extranjeras (con pecaminosos subtítulos) dentro del mercado americano. El hecho de que usen la misma estrategia en España es, digamos, un subproducto inesperado.

Ámbar y spunk dijo...

Javier:
Dices: "El hecho de que usen la misma estrategia en España es, digamos, un subproducto inesperado." Tú también lo sabes, no es un "subproducto inesperado", sólo es la extensión del mismo negocio.
Un saludo

Portnoy dijo...

Hombre, J. que el caso de Tarantino con Hostel no es igual al de Next, que se publicita como "Del autor de Minority Report"
Tarantino estuvo con Roth en Sitges en el 2005 promocionando la película, que me pearece que es algo que excede a las obligaciones de un productor ejecutivo. Sí es cierto que algunas películas orientales, como Hero, se han conseguido editar ( no sé si estrenar) en EEUU racias a que llevaban el sello de "recomendada por Q.T." (o algo así)
Al menos me pareció que se implicaba más de lo habitual en la producción y promoción de la película... (o eso o es un juerguista al que le gusta venir a Sitges de cachondeo... pero eso habrá que preguntárselo a Absence)

No sé, Rain, me parece que Park Chan-wook cuida mucho sus producciones. Si incluí a Miike en la serie B es más que nada por su abundante producción, por lo dispar de sus películas, por la temática... no sé, me parece el típico director B.

Ahhh, sí... aquí siempre han usado subproductos de ese tipo, como dice Brujo. Siempre he pensado que los distribuidores creen que el espectador español es algo imbécil.
Gracias por la invitación a El Canibalibro.
En fin, gracias por vuestros comentarios.

Nacho Asenjo dijo...

He de admitir, Portnoy, que nunca me ha convencido demasiado la elegía cerebral de la serie B. La serie B me parece interesante, en efecto, porque tiene un componente subversivo y también porque las condiciones de producción relajan mucho los mecanismos de control y permiten a directores con mentes perversas colar cosas quenunca entrarían en una película comercial de gran público.

Pero el hecho es que muy muy pocas películas de Serie B tienen un mínimo de interés. Tiene interés Tarantino porque lo que hace no es Serie B sino una reflexión sobre lo que significa la Serie B, es decir un tratamiento intelectualizado de sus cánones, sus reglas...

Creo que ese dictamen de puede aplicar a otros autores interesantes como Miike y Kiyoshi Kurosawa. Pero son autores, es decir están en el dominio de la narración marcada por un sello personal, por unas preocupaciones propias más que por unos cánones y unos esquemas narrativos que son los que definen los géneros, serie B incluida. Hostel, en cambio, sí que sería serie B.

Me doy cuenta, por supuesto, de que esta distinción puede sonar puramente lingüística, pero me parece importante subrayar que la única serie B que realmente tiene interés es en realidad cine de autor.

Gracias por tus siempre interesantes posts.

Doctor dijo...

Woouuwww, interesante post, interesante lectura…

Doctor,
Crítico de Blogs

Javier Moreno dijo...

No estoy de acuerdo con Nacho. La serie B está repleta de cosas interesantes por fuera del "cine de autor" (¿cuál es la definición de "cine de autor", por cierto?). Yo creo que es posible hacer una reivindicación de la serie B desde adentro, sin necesidad de pescar a unos cuantos y montarlos en una categoría distinta. Lo que hace Argento, por ejemplo, es serie B pura y dura. Lo que hace Romero igualmente. Lo mismo Fulbi. Lo mismo toda la producción de artes marciales hongkonesas. Manejan parámetros distintos y pueden descompensar, pero eso no les quita valor.

El blog ausente, que aparece mencionado en esta entrada, contiene una excelente selección de cine "serie B" interesante, divertido y novedoso.

El Miope Muñoz dijo...

Los orígenes de Hostel debe buscarlos en El destripador de Nueva York de Fulci. Y los de Hostel 2 en otros lugares. En todo caso, lo mejor de Eli Roth es Hostel. No hay que negarlo. No podemos.

Anónimo dijo...

Qué bueno, qué bueno.
Es interesante la línea “cultura pop-cine B-imagen pornográfica-Miike” que trazas. Este aspecto del cine de Miike yo lo había relacionado menos con la cultura pop (y la imagen pornográfica) y más con la “tradición de la crueldad” japonesa (lenta, natural y sin ascos). Creo que es un estilo muy oriental y a mí me cuesta reconocerlo en películas o autores occidentales (o hacer paralelismos incluso).

No sé, Portnoy, depende de lo que entiendas por “obra maestra”. Para mí ya la ha hecho, dentro de lo que él “dice entender por cine”. Por otro lado, es frecuente que este tipo de directores sean conocidos en Occidente. Y los de cine independiente también (que en muchos casos vienen del cine B). En Japón no sé cómo va la lista de autores más reconocidos (Japón consume un 80% de cine nacional), pero cabe recordar que Miike ha tenido, hasta hace poco tiempo, serios problemas de rodaje por no tener presupuesto y que si ha hecho ediciones para V-cinema es (también) porque no había productores ni distribuidores para sus películas; Kore-eda recorre casi a pie, hasta el día de hoy, todo Japón para vender sus películas (sorprendente) y Kurosawa, Ishii, etc., otro tanto. Entonces, ¿qué es ese 80% que consumen los japoneses? Buena pregunta. Posiblemente sea real cine B (con colegialas perversas asesinas a saco), pinku eiga, romances y claro, Kitano, me imagino (que aparece todos los días en TV).

Coincido con la lectura de Nacho Asenjo: Miike no es serie B, aunque incluya en sus películas la serie B como uno de los elementos de su narración (y los géneros que no pertenecen a la serie B y la tradición narrativa japonesa y occidental, etc.). Pero detrás está indudablemente su marca y su estilo artístico muy definidos.
Genios del reciclaje y de las relecturas son y, para colmo, creativos.

En algo no estoy de acuerdo con Nacho Asenjo y sí con Javier Moreno: jo, las pelis hongkonesas y el viejo Gojira, ay. Qué buenas.

Gracias, Portnoy, cada día eres mejor (y se puede decir de pocos, ¿eh?). Tu comentario sobre las posturas conservadoras me ha recordado a Donald Richie.

¡¡¡Quiero ver Django ya!!! (o “sobre cómo Miike le ganó la mano a Tarantino”).
Besos

Portnoy dijo...

Perdonad el retraso.
No acabo de estar completamente de acuerdo con el planteamiento que hace Nacho, de hecho la serie B de los años 60, 70 y 80, ha aportado mucho al cine actual y reducir esa aportación a unos cuantos autores (con lo que entraríamos en una confrontación serie B- cine de autor) sería desprestigiar al resto.
En fin, creo que en algún lugar del mensaje digo que hablar (intelectualizar) la serie B es un error... ese tipo de cine se disfruta (o no)
Alvy, analizando la obra de Roth (no de ROTH, sino de su "sobrino" cineasta) llego a la conclusión de que el elemento principal con el que intenta impactar al espectador es con el vómito antes que con la violencia... sería interesante un estudio sobre el tema comparando la intensidad, la textura visual y la cantidad de "ellos" en Cabin Fever y en Hostel demostrando la evolución del director.
Gracias Vernon por tu comentario. Siempre es un placer verte por aquí. No se que diría Donald Richie sobre las posturas conservadoras, pero en ocasiones debo abofetearme antes de transformarme en el monstruo "liberal" que me acecha al otro lado del espejo... cosas de la edad.
Situar al Miike en la serie B obedecía más bien a aspectos formales, como la prolijidad, la variedad de géneros. Dices que en algunas ocasiones tiene problemas para distribuir sus obras y debe recurrir al mercado del vídeo, pero en otras ocasiones le encargan superproducciones como Yokai daisenso... paradójico, ¿no?
Lo de Kore-eda si que me ha dejado pasmado.
Yo también quiero ver Django
:-)
Un saludo y muchas gracias por vuestros comentarios

Anónimo dijo...

según lo que leí, o más bien escuché, en otro lado, se empezó a hablar de cine B en norteamerica, en hollywood. los grandes estudios usaban un gran presupuesto para sus grandes producciones (por ejemplo Ben Hur). digamos que un actor era contratado por día,pero trabajaba sólo 4 horas en la mañana entonces se lo aprovechaba en la tarde para un par de escenas de una película B, donde además se reutilizaba el decorado usado en la mañana.
luego esas películas se comercializaban junto con la gran producción para mantener al público cautivo dentro del teatro-cine. y consumiendo "pop corn" y gaseosas.
todo eso en un contexto hollwood-sueño americano, donde los buenos son blancos y republicanos y los malos son los marcianos (rojos).
entonces ahí se podría estar de acuerdo con lo de que el cine B es entretención y evasión.

ahora el que en otras latitudes se hicieran películas distintas a lo que se hacía en hollywood podía hasta caer en la categoría de cine B o cine de autor.

el cine de autor no es necesariamente entretenido y ameno. a veces incluso evita serlo. y a veces también evita la secuencia "exposición-drama-desarrollo-solución-conclusión-moraleja"

disculpen la redacción. un pescado gigante me espera en el horno.