27/6/22

Sagrado y desagrado, de Rubén Martín Giráldez.

Sagrado y desagrado es una tragedia shakesperiana, chespiriana con coro griego, sobre la decadencia y caída de un tirano. Falso. Sagrado y desagrado muestra las desavenencias matrimoniales de una pareja escatológica. Falso. Sagrado y desagrado es la traslación de Rey Ubú a las colinas de Collserola. Falso. Sagrado y desagrado no quiere ser denominado “artefacto”. Verdadero. Sagrado y desagrado es todo aquello que no cabe en un texto narrativo “decente”. Especulación. Sagrado y desagrado es la reducción al absurdo de las presunciones de los programas de texto predictivo. Otra especulación. Aliterátiva, además.


Martín Giráldez es reconocido por su impecable trabajo de traductor. Se ha metido en la piel, narrativa, de Angela Carter, Jack Green, Bruce Bégout, Blake Butler, Leonard Gardner, Ernest Haycox, Laird Barron, Christiaan Huygens, Tom Robbins, y muchos otros. Se encargó también de la Autobiografía de Morrisey, lo que debió ser una odisea al interior del ego más grande del pop británico, quizás uno de los mayores del planeta. El ego. De Morrisey.

Creo, apelando de nuevo al ego, aunque sea uno titubeante como el mío, y de nuevo especulando, que las “novelas” de Martín Giráldez nacen de todo aquello que no puede hacer en sus traducciones. Toda la rigidez y el estricto trabajo de adaptación al español de obras escritas en otros idiomas, respetando las formas y el sentido de la obra original, provocan una especie de contención, en alguien que además de traductor es escritor, y que finalmente se desparrama en paranoicas construcciones narrativas llenas de ruido y ruido.

Así las obras de Martín Giráldez están conformadas por todo aquello que no se debe hacer en literatura y acaban siendo, precisamente, todo aquello que la narrativa contemporánea necesita. Están escritas en contra de las formas, ¿clásicas, habituales, normativas?, apoyándose en todo aquello que los libros de estilo, los cánones, los cursos narrativos, y todas esas zarandajas, incluso las académicas, desaconsejan. Es decir, por toda la morralla, que es, según el autor, el tercer presente de los Reyes Magos, que se desaconseja emplear si uno quiere escribir una novela convencional.

Los descartes de la narrativa formando una nueva disciplina literaria. Eso sería. Pero ni falso ni verdadero.

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