3/5/19

El compromís, de Sergei Dovlatov

Una de las cosas que siempre me ha fascinado de Dovlatov es la desidia con la escribe, la indiferencia con que aborda sus textos. Teniendo en cuenta que todas sus obras son relatos autobiográficos en las que él no queda demasiado bien parado a causa de su comportamiento, esa indiferencia se puede considerar algo vital, un sentimiento, o una falta de sentimiento entusiástico, con el que aborda tanto su vida como sus textos.

Dice en El compromís: “Ya sabes que, en nuestras condiciones, perder puede tener más mérito que ganar”.

Y se trata de eso de “en nuestras condiciones”, de la vida bajo la mediocridad del régimen socialista. ¿Y por qué resulta tan fascinante? Porque, salvando las distancias y las condiciones socio-políticas, la mediocridad es una plaga generalizada que asola países y perdura a lo largo del tiempo.


 Passers by, 1970, Jury Rupin



Dovlatov no se tiene en gran estima. Intenta sobrevivir bajo unas condiciones alienantes entregándose a la bebida y controlando la ironía. Es, como afirman muchos de sus conocidos para su asombro, una buena persona en la que se adivinan ciertos principios morales, al tiempo que lucha para ahuyentar esa imagen que los demás tienen de él. Quiere ser un cínico a quien no le afectan los demás, como si rodeándose de miseria e indiferencia pudiese crear una coraza impenetrable que le inmunice contra la mediocridad y contra las absurdas normas políticas. En sus textos quiere desvelar el disparate organizativo y normativo del régimen soviético, ante el que es imposible luchar, ni tan solo discrepar y mucho menos oponerse. Quiere mostrar que la aceptación de sus “condiciones” han determinado su vida y la de millones de compatriotas, adalides en perder resignadamente.

La vida de Dovlatov fue una continua y meritoria derrota.



Todas esas condiciones vitales se reflejan también en su forma de escribir, en la composición de sus textos: sabe de antemano la futilidad de la narrativa.

Y, aun así, escribió; lo cual debemos agradecer.



El compromís está compuesto por doce relatos que explican o tratan sobre diversos artículos que escribió durante su época de periodista en Estonia, fragmentos de los cuales encabezan cada uno de los capítulos o “compromisos”. En esos recortes de sus colaboraciones podemos ver la forma en que se desenvolvía Dovlatov en su trabajo. Podía dominar la pomposa prosa oficial al servicio de la “grandeza soviética”, dejarse llevar por cierta poética o mostrar a las personas con objetividad.

In the market, 1972, Aleksandras Macijauskas.


Sus jefes alaban que sea capaz de escribir con fuerza sobre cualquier tontería, pero también le recriminan que algunos de los personajes que muestra en sus artículos sean verdaderos canallas: “Si el protagonista es un canalla, siguiendo la lógica del relato has de conducirlo al crac moral. O a un castigo. Pero tus canallas son una cosa natural, como la lluvia o la nieve...”. La reflexión de Dovlatov me parece fantástica y una muestra de su actitud vital:



Hace tiempo que no divido a los hombres entre positivos y negativos. Y a los personajes literarios todavía menos. Además, no estoy seguro que, después de un crimen, le siga en la vida irremediablemente una contrición, ni, después de una gesta, la felicidad. Somos aquello que sentimos que somos. Nuestras peculiaridades, nuestras cualidades y nuestros defectos surgen a la luz con el tacto delicado de la vida”.


Y con el tacto delicado de la literatura surgen estos maravillosos textos de Dovlatov.



(Los fragmentos seleccionados son una traslación propia a partir de la traducción al catalán de Miquel Cabal Guarro de El compromís, de Sergei Dovlatov, editado por La Breu Edicions. Pido disculpas por ello)

2 comentarios:

Rosa Berros Canuria dijo...

Acabo de leer "La maleta" y me ha parecido sensacional. No soy muy de relatos, pero lo que cuentas de este libro me atrae mucho. veré de hacerme con él.
Un saludo.

Portnoy dijo...

La maleta es genial. Creo que había una reseña por aquí.
Un saludo y gracias por tu comentario.